Epílogo alargado

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Cuando llegamos a México Sebastián y yo me entro la señora depresión, esas de que te duelen demasiado, obviamente mis padres y Andrés me habían preguntado que era lo que había ocurrido a lo que yo simplemente contesté que era una sorpresa llegar antes.

Pero, ese teatro me duró 2 días ya que mi madre se dio cuenta que algo pasaba entre Daniel y yo a lo que la verdad yo solamente le dije que estábamos peleados y que no quería conversar de eso.

Luego, llego a Daniel como era esperado y vino a buscarme para aclarar las cosas y aunque fueron muchas las ocasiones que él me quizo explicar yo no quería, era más o menos así:
-No insistas más Daniel, no quiero escucharte —nunca lograba verle a la cara al pronunciar esas palabras—
-Pero amor, yo la extraño —me insistía una y mil veces—
-Pero si me estás viendo, no te estás perdiendo de nada, somos amigos —le contestaba siempre esquivando su mirada—
-Pero si usted ni me quiere mirar, siento que usted me odia —y cuando comenzaba a ustear me daba cuenta que estaba perdiendo la paciencia así que lo abrazaba— no pensés eso, yo te quiero mucho y siempre lo haré así que deberías estar feliz, te prometí estar siempre que me necesites y nunca rompo una promesa —acto seguido trataba de contentarlo con un beso en el cachete—

Como los amigos de Daniel también habían llegado a México por trabajo y Daniel siendo el chico casi perfecto que es siempre me invitaba a estar con ellos, lo cual había llegado a concebir de que sus amigos se convirtieran mis amigos y aunque no estábamos juntos juntos, Daniel siempre se las arreglaba para si estarlo conmigo. Es más, todos los días iba a mi casa a visitarme.
La verdad, creo que mi madre piensa que ya nos amistamos.

Cambiando de tema, mientras que Mario estaba aquí, me dio tiempo de hablar mucho con Mónica y esta me había podido convencer de volver a Medellín para estudiar cómo era mi plan hace algún tiempo atrás, ya tenía todo mi papeleo para poder estudiar allí.

Me encontraba en mi cuarto empacando y tachando todo de mí lista que ya tenía y precaviendo que no me falte absolutamente nada.
Cuando todo acabó y ya me había puesto mi pijama por fin pude acostarme a dormir, pero la emoción de saber que me podría volver a encontrar con Daniel me ponía nerviosa, ya no hablábamos hace semanas, tal vez él esté pensando que lo odio, pero, yo solo quiero que me hable él, cosa que él no lo hará porque como ya dije piensa que lo odio, pobre imbécil me debería de hablar el. Así que, como no hablamos, no le había contando que me estaba yendo a Medellín, aunque creo que así es mejor las cosas, nadie se hace ilusiones de nada.

Mónica había encontrado un apartamento para las dos, ya que seriamos roomies, me fascinaba tener a mi nueva mejor amiga conmigo.

Cuando por fin estaba pudiendo conciliar el sueño, me acorde de cuando Daniel se fue a despedir de mí al aeropuerto, el día que salía de su vida como novia, ya que en sí salir de su vida me es imposible y también me es inimaginable ya que me causaría mucho dolor.

No podría olvidar a Daniel con lágrimas en sus ojos diciendo:
-En serio, por favor no te vayas —decía agarrándome las manos—
-Tengo que Dani, será mejor para los dos... un tiempo, creo que es lo que necesitamos, por lo menos yo. Estoy aún dolida, que este ahorita con vos hablándote de lo más normal no significa que me haya olvidado de lo que pasó hace ya unas buenas horas —traté de sonreírle para que no lo tomara mal o en el caso de ofenderlo, me iba ya y no quería irme en una situación peor—
-Esta bien, te entiendo demasiado —y me abrazo fuerte a lo que correspondí muy rápido— te amo, nos vemos pronto
-También te amo —solté sin querer, pero que más daba ya me iba, estaba de más hacerme la dura, todos sabíamos que lo iba a extrañar demasiado—
-Cuídate mucho, estaremos escribiendo, trataré de llegar antes —y sin siquiera consultarme me dio un beso en mis labios, a lo cual yo le respondí—
-No quiero interrumpir, pero nos toca abordar —dijo Sebastián Villalobos atrás mío a lo que yo solo me di la vuelta súper rápido, le di un último abrazo rápido a Daniel a lo cual sentí que me puso algo en el bolsillo de mi pantalón—
-Es para que me recuerdes —sentí la necesidad de devolvérselo, pero no, quería recordarlo de una u otra forma, así que, lo deje en el bolsillo y le di un beso en el cachete y me fui con Sebastián—

Claramente ahora ya sabía que era, ya que se encontraba colgado en mi cuello. Un collar de infinito con nuestros nombres, definitivamente me encantaba.

Y si lo tenía en mi cuello, aunque me lo había puesto tras que había llegado y Daniel sabía que lo traía puesto aún no lo había perdonado del todo así que no podíamos estar juntos de nuevo

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Y si lo tenía en mi cuello, aunque me lo había puesto tras que había llegado y Daniel sabía que lo traía puesto aún no lo había perdonado del todo así que no podíamos estar juntos de nuevo.

Entre pensamiento y pensamiento me quede dormida, sabiendo que mañana comenzaría una nueva etapa de mi vida, pensando en todas las cosas que habían cambiando en mi vida y las personas que ahora estaban de ella, gracias a un tweet, aunque aún no entendía como solo fue un tweet significaba ahora tanto en mi vida.




Espero que este final si les guste chicas, trate de hacerlo más largo y detallar un poco más.
Nos vemos en la otra novela y para las que no me conocen y tal vez recién están leyendo esta novela pueden pasar por mi usuario @lachicadelosuenios para buscar la segunda temporada que titula "Simplemente tú" y tal vez pudieran pasarse por mis otras novelas, las amo mucho😘❤️
-T

Solo fue un Tweet - Daniel Patiño y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora