1. Marca

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Chara se encontraba sumido en sus pensamientos dentro de su habitación. Era de noche y Frisk aún no llegaba, pero no había razones para alarmarse, ya que seguía siendo temprano.

¿Por qué no había ido a buscarla si tanto odiaba la sensación que le carcomía el pecho? Porque no tenía derecho, sólo por eso. Bueno, quizás un poco, después de todo era su "hermano mayor responsable y protector", además de que el cuerpo de Frisk también fue su cuerpo en cierto momento, ¿No es así? Entonces al menos el 50% de ese cuerpo le pertenecía.

Se golpeó la cara con la almohada, pensando en cómo podía dar excusas tan baratas. La verdad es que tenía miedo de que Frisk desapareciera de su vida y no poder controlar aquellas sensaciones que parecían haber vuelto del pasado para atormentarlo nuevamente.

Miró una vez más el cuchillo que se encontraba en el velador. No había sido capaz de regresarlo a la cocina y aunque no era muy peligroso al ser un simple cuchillo para comer, igualmente su presencia lo incitaba a cometer actos impuros como hace 15 años.

—¡Mamá! ¡Ya llegué! —anunció Frisk mientras entraba por la puerta principal de su hogar.

Al sentir la voz de Frisk, Chara se incorporó de su cama e inconscientemente fue a ver que sucedía.

La joven fue recibida por una amable Toriel que estaba terminando de preparar un pie de limón para los chicos. Le preguntó sobre la comida y la chica con una gran sonrisa comentó lo bien que lo había pasado con Sans y Papyrus.

Desde la escalera, el joven ex genocida se encontraba espiando la conversación. Sintió un suave alivio en su pecho al oír que la chica no había estado a solas con él comediante, pero sabía que necesitaba aclarar aún que se traía el monstruo entre manos con Frisk para sentirse tranquilo por completo.

—Y dime, mi niña, ¿Acaso hay algo que me estoy perdiendo? —la voz de Toriel denotaba algo de picardía y una pequeña risa por lo bajo bastó para que la joven se sonrojada levemente.

—Mamá, ¿Qué insinúas? —Frisk se sentía algo nerviosa, empezando a jugar con su ropa levemente.

—Sabes que una madre siempre sabe lo que le ocurre a sus hijos y noto perfectamente que has decidido arreglarte un poco —la mujer siguió cocinando mientras charlaban.

—Bueno —Se oía un poco dudosa, pero terminó decidiéndose—, podría ser que quizás... ¿Sans me guste un poco? —lo último lo murmuró por lo bajo, sin embargo su madre alcanzó a oírla perfectamente, al igual que el joven en las escaleras.

—Oh, mi niña, ¡Al fin estás creciendo! —Toriel se limpió sus manos antes de abrazar a la muchacha—, ¿Pero estás segura de que Sans es lo que buscas? Sabes que es algo... holgazán.

—Aún no lo sé, solo siento que me atrae y ya... aunque no sé si yo le gusto o no, me agradaría que me notara —la muchacha se oía algo avergonzada—. Mamá, ¿Podrías no decirle a los chicos? Sabes cómo son de protectores y no quiero problemas.

—Tranquila, mi niña, no tienes nada que temer conmigo. Ahora ve a descansar, pronto estará la comida —le dio un pequeño beso en la frente y la dejó marcharse para seguir con sus quehaceres.

Frisk ya algo más relajada del tema, subió las escaleras y se dirigió a su habitación. Nunca creyó que contarle sus dudas sentimentales a Toriel la harían sentirse algo más aliviada. Con una pequeña sonrisa abrió la puerta de su habitación e ingresó, buscando el interruptor de la luz. Repentinamente una mano apareció en medio de la oscuridad y le tapó la boca mientras se cerraba la puerta.

La chica se asustó e intentó pelear para soltarse, pero su contrincante era más fuerte y fácilmente la acorraló contra una pared. En medio de la oscuridad y con ayuda de la poca luz que entraba por la ventana, su mirada se topó con una carmesí brillante. El chico le hizo un gesto de que guardará silencio y soltó su boca, sin dejar de tenerla acorralada.

—¿Chara? ¿Qué haces? —susurró por lo bajo la joven.

—¿Desde cuando te gusta? —soltó sin más, sin dejar de mirarla de forma penetrante.

—¡¿No-nos escuchaste?! —Frisk se sonrojó al darse cuenta de que se refería a su reciente conversación con Toriel.

Chara frunció levemente el ceño y volvió a colocar su mano en su boca para mantenerla callada. Sus ojos brillaban peligrosamente y Frisk pudo ver aquellos sentimientos vacíos de emociones dentro de ellos. Todo esto la llevó de regreso al Underground y temió que significara que había regresado a ser el chico de ese entonces.

—No quiero que salgas con él —le murmuró sin dejar de mirarla. La joven no comprendía por qué le pedía algo así—, ¿Prometes que no lo harás?

La joven negó lentamente. Sea lo que sea que le pasara, no podía aceptar algo como lo que le pedía. Independientemente de sus sentimientos confundidos, Sans seguía siendo su amigo y no pensaba romper su amistad sólo porque a Chara se le ocurriera actuar raro de la nada.

El joven pareció molesto por su decisión y sin soltar su boca, extrajo de su cinturón el cuchillo de antes. Se estaba dejando dominar por ese viejo Yo que le exigía hacerse entender por las malas.

—Frisk, no quiero hacerte daño ni hacerle algo a los demás —habló con un tono melancólico mientras pasaba la punta de su cuchillo por su mejilla, poniendo nerviosa a la joven—, pero no puedo no hacerlo si tú no eres buena niña y me obedeces.

Tras estas palabras, Chara provocó un corte en la mejilla de Frisk, quien gritó un poco por el dolor, pero todo fue silenciado por la mano del chico. Luego de esto, el joven le dio una última advertencia antes de irse de su habitación.

La humana se dejó caer en el suelo, con el corazón acelerado del miedo y tocándose la mejilla donde estaba el corte. No entendía nada de lo que pasaba. En todos estos años, Chara nunca se comportó de esa forma, siempre había sido un bromista, algo molestoso, pero jamás le exigió nada ni tampoco le lastimó de alguna forma. Tembló levemente al pensar que el joven quizás estaba volviendo a ser el asesino que era, pero no se podía dejar intimidar o esa parte oscura de Chara ganaría.

Decidió levantarse e ir a darse una ducha para calmarse un poco. Ya inventaría una excusa para el corte de la mejilla, no deseaba meterlo en problemas con Toriel por el momento. Sobre lo que le pidió, decidió que no podía dejarse doblegar por él y con su DETERMINACIÓN optó por hacer como si nada hubiera pasado. Seguiría saliendo con Sans y los demás aunque el chico no quisiera.

Por otra parte, Chara se encontraba en su habitación con sus manos sobre su cara. El cuchillo lo había arrojado lejos en su habitación y no tenía ganas de verlo. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué hizo aquello? Nunca se le hubiera pasado por la mente lastimar a la persona que lo trajo de regreso al mundo de los vivos ni tampoco amenazarla de alguna forma. Es sólo que cuando escuchó sobre los sentimientos de la joven, todo se tiñó de rojo en su cabeza.

Se dejó caer en la cama y lanzó un gran suspiro. Su mente estaba hecha un lío al igual que su corazón, pero eso no justificaba su actuar. Aunque, si lo pensaba de otra forma, Frisk había sido la responsable de lo que pasó. ¿Cómo se le pasó por la mente tener algo con la persona que más odiaba? A pesar de que no había hecho nada malo en todos esos años, ese comediante seguía desconfiando de él.

Sonrió levemente y estuvo de acuerdo con su pensamiento. Sí, todo fue culpa de Frisk y mucho más fue culpa de ese esqueleto por su trato hacia él todos estos años. Se levantó de la cama y regresó por el cuchillo que yacía en el suelo. Lo observó detenidamente y notó unas pequeñas gotas de sangre del corte que le provocó a Frisk.

Una sensación agradable pasó por su corazón al pensar que la había marcado con aquel cuchillo. Sí, era su marca y ahora cuando el comediante volviera a ver a Frisk, sabría que estaba alguien cerca de la joven.

Quizás no sería tan malo dejar mucho más claro que la joven le pertenecía.

[Undertale] Deseo de Control (Charisk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora