9. Arrepentimiento

336 24 1
                                    

Ahí estaban ambos mirándose mutuamente. El primero con un rostro en estado de shock, el segundo con una mirada atenta ante cualquier movimiento suyo. Pasaron varios segundos sin que nadie dijera algo o hiciera alguna acción, mientras a su alrededor algunos niños pasaron corriendo al jugar, ignorándolos como el resto de la gente del parque.

Chara terminó bajando su mirada, dejando que su flequillo y su capucha la ocultaran. Su cuerpo completo estaba llevando una batalla interna por la decisión a tomar, pero finalmente un lado ganó.

—Mándale saludos —murmuró y tras esconder sus manos en sus bolsillos, se dio media vuelta para irse.

Definitivamente esa no era la reacción que el esqueleto se esperaba. Relajó su estado de alerta y lo miró confundido.

—¿No me intentarás sacar la respuesta a golpes, como es tu costumbre? —preguntó Sans, casi con un deje de burla.

El chico se detuvo, aún dándole la espalda, pero sus manos y dientes los apretaba con fuerza. El monstruo lo intentaba provocar a propósito y le fastidiaba de gran manera que jugara de esa forma con él. Siempre detestó a ese estúpido comediante y en el último tiempo sólo había sido testigo de más razones para odiarlo.

—No quiero saber nada que venga de tu asquerosa boca esquelética —gruñó entre dientes, mirándolo de reojo—. Ni una mierda.

Tras lo dicho, Chara sólo se marcha dejando a Sans allí. Al estar algo alejado, comenzó a acelerar el paso, sintiendo que debía huir lo más pronto de ese lugar. Su mano palpitaba y su cuerpo completo estaba envuelto en unas ansias enormes de asesinar al comediante. Jadeando llegó a un callejón y dejó su espalda chocar contra la pared, sujetando su mano con el brazo contrario. Se mordió fuertemente el labio, haciéndolo sangrar, en un impulso por lograr controlarse por completo y no dejar que el odio tomara nuevamente su cuerpo.

¿Por qué rayos tenía que hacer todo esto? ¿Por qué debía controlarse? Las dudas lo estaban invadiendo una vez más y empezaban a ganar terreno. Sin embargo, en su mente apareció alguien y toda duda desapareció. El rostro de Frisk, lastimada, humillada, llorando y pidiendo que se detenga fue suficiente para comprender que ahora tenía un motivo para cambiar. Si no tuviera esa personalidad y actitud, de seguro no se hubiera contaminado con tantos sentimientos negativos y no hubiera lastimado a la chica a tal punto.

Se dejó caer al suelo, arrastrando su espalda en la pared en el trayecto. Quería verla, oír su voz una vez más, ver su sonrisa y burlarse de ella por ser tan ingenua al creer que había bondad en el alma de todos. Se rió de forma melancólica por lo bajo al pensar en esto último. Era una suerte que hasta ahora la chica no había conocido totalmente la crueldad de la naturaleza humana y pudiera seguir igual de determinada en muchas cosas. El problema era que Chara sabía que la suerte es efímera y lo que él le hizo sólo era una pequeña cucharada de lo que en verdad es la maldad en el mundo. Es por ello que siempre se burló de ella, en un intento por prevenirla de aquella oscuridad. Sí, sabía que no era el mejor método, pero así era él; retorcido. No iba a actuar como el príncipe encantador sólo porque la muchacha le gustaba.

Lanzó un suspiro al aire. Realmente quería poder hablar con ella y arreglar las cosas. Sabía que el abuso no tenía perdón, pero ya se encargaría de compensarlo, aunque le tomara casi toda la vida.

—Debo hacer algo para verla —murmuró a la nada, pero su mirada estaba determinada, digno de alguien que posee un alma de color rojizo.

Era momento de idear un plan.

★★★

Un mes más ha pasado y Frisk se encuentra con el doctor Gaster, esperando que Asriel les indique cuando la anestesia esté funcionando sobre Chara. La muchacha estaba mirando algunos planos que poseía el científico, aunque realmente su mirada se hallaba perdida, como si su mente se encontrara lejos de allí.

[Undertale] Deseo de Control (Charisk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora