Capítulo 2

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Ataque Inesperado 


                Habían pasado dos días desde la tragedia. Alanna había caminado sin parar desde que salió de aquella estación de policía.

A donde quiera que fuera todo estaba vacío, quemado. En el camino cada vez habían más cuerpos calcinados o con miembros desprendidos. El olor a muerte ya empezaba a inundar el ambiente.

Ahora Alanna se encaminaba al lugar en donde había estado un momento antes de que todo sucediera. La casa de su amiga Mayra.

Se imaginaba lo que iba a encontrar; la hermosa estructura reducida a escombros. Tal vez vería a Mayra muerta. Se estaba preparando mentalmente para lo que encontraría, cuando se percató de algo raro.

Al acercarse al lugar donde su amiga vivía, vio que la mayoría de las casas estaban casi intactas, algunas, incluso, sólo tenían las ventanas y las puertas hechas añicos. Frunció el ceño y trotó hacia la casa de Mayra.

La puerta principal estaba partida a la mitad de forma vertical, parte del techo fue desprendido. En su pecho se encendió una chispa de esperanza; tal vez alguien había sobrevivido. Alanna entró, con el arma en mano.

--- ¿Mayra?--- Llamó, con voz temblorosa, pero fuerte. No hubo respuesta. Pasó a la sala principal; los muebles estaban rotos, como si unos gatos se hubieran subido en él y rasgado la tela. La pantalla de la tv estaba quebrada. Se dirigió a las escaleras. En los peldaños había sangre. Como si una serpiente grande se hubiese arrastrado por ella con la parte inferior de su cuerpo sangrando. Alanna preparó el arma y la linterna, subiendo cuidadosamente cada peldaño en silencio.

Arriba olía a carne muerta. Podía oír claramente el zumbido de los mosquitos cerca. Cubrió su nariz con el antebrazo. Su corazón latía fuerte, como si quisiera salir de su pecho. El rastro de sangre acababa al frente de una puerta que estaba a mano izquierda, -La habitación de los padres de Mayra- por la que se colaba débilmente la luz del exterior. Se acercó, la puerta estaba rota en la parte inferior. Se puso de cuclillas y entrecerró los ojos para ver mejor, alumbrando con la linterna el interior de la habitación.

Algo se movía, parecía ser una persona sin camiseta, arrodillada en el suelo, sus manos se movían desesperadas sobre... Alanna no logró distinguir a tiempo. Lo que estaba al otro lado levantó el rostro y miró en su dirección. Tenía... largos colmillos. Ella se levantó de prisa y corrió, bajando las escaleras de dos en dos. Sobre ella, en el piso de arriba se oían pisadas fuertes. Pasó la sala y salió a la calle, temblando de pies a cabeza. La luz del exterior la cegó por un instante, y algo la empujó haciéndola caer de espaldas. Sintió un arañazo en el brazo y gritó de dolor. Su "atacante" gruñía e intentaba rasguñar su rostro, pero Alanna levantó las manos y forcejeaba tanto como podía. Cuando sus ojos se adaptaron por completo a la luz, gritó de terror al ver lo que estaba sobre ella. Tenía una cabeza similar a un ser humano, pero sin orejas, sólo orificios a los costados y un hocico pequeño. Parecía ser sólo cuero, pero al mirar bien tenía un fino pelaje pardo. Sus ojos eran rojos. La criatura alargó una mano y le dio una bofetada a Alanna. Ella sintió las garras rasgar su mejilla. -¿Por qué no despierto?- se decía, sintiendo de pronto mareos. A lo lejos, el conocido sonido de un disparó llegó hasta ella. De pronto dejó de sentir el peso sobre ella. Una nueva figura borrosa aparecía en su campo de visión, lo último que vio fue un puño levantado en dirección a su rostro, y el fuerte golpe propinado en la mejilla.

***

---Deberíamos matarla antes que despierte---Dijo una voz distorsionada. ---No sabemos si estas criaturas portan virus, quizá se transforme en una de ellas.

The Last SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora