Puede que sea buena idea... Sí, puede ser buena idea dejarte llevar de tu verdadero yo, hacer lo que en realidad deseas en la vida, sin importar lo que digan los demás, sin que te importen los estereotipos de la sociedad... Ser tú... Es un grave error para mí...
Sí, mis deseos internos me dicen que haga lo que hago... Vengarme, matar con un ejército de muertos a mis espaldas... Ser egoísta...
Todos esos deseos... Mis Deseos, son los que me mantienen viva, son los que nunca quiero dejar, son los que me hacen sentir cálida... Pero no viva...
Deseos, sentimientos como esos quizás son los que me gustan pero... En realidad no quiero ser así... Es como una adicción a las drogas, sabes que está mal, pero te gusta, y te llenan un vacío momentáneamente... Cuando pasa su efecto, deseas tenerlo más, y adquieres la adicción... Así estoy yo ahora mismo...
Han pasado dos años ya desde que reconocí mi verdadero ser... Dos años bombardeando cada rincón del mundo, llenándolos de sangre y muerte como venganza al mundo por lo que me dió a perder... Algo increíblemente excitante, pero...
Ahora me siento con más vacío... Como tener hambre y comer pan para calmarla, te llena y te hace sentir bien, más sin embargo, sigues teniendo hambre.
Mi deseo es tener a Ken conmigo... Pero es imposible, por lo tanto mientras más coma de esta adicción terrible, más hambre de él tendré...
Me pregunto si de esta Elena fué de la que se enamoró... No lo sé, ya no importa, está muerto, expiado de cada pecado de este mundo, salvo yo, soy el mismo mal, el mal que da vueltas en este mundo, el mal que por más bien que haya nunca se irá, soy la balanza de esta nueva era... Y es dolorosa.
Mi forma física ya se fué, soy solo una entidad, un alma voladora con cuerpo de humano... Translúcida, invisible para los vivos...
Extraño mi corazón, extraño mis sentimientos de sueño y hambre... Extraño ser frágil ante la muerte...
La sangre no corre más, no bombea en mi corazón, y ahora, la quiero de vuelta... Pero es imposible...
Este mundo... Dejó de ser claro... Sí, hay sol, hay luna, más sin embargo siempre está oscuro, lleno de tinieblas que cubren los ojos de vivos, muertos y yo... Pero aún así... Aún con toda esta oscuridad, puedo sentir algo, puedo sentir a alguien y puedo verlo...
Siento que es alguien aterrador, algún monstruo, alguna bestia, pero... Eso que me aterra tanto, tiene vida, y un corazón puro y amable... Me da miedo.
No sé que es, no me importa que sea, ya estoy muerta, no debería darme miedo, no me puede matar...
El viento... Incluso en este mundo, en esas circunstancias el viento sigue soplando, sopla el mismo aire de vida y salud de siempre... El mismo aire que acariciaba mi antigua piel y la excitaba... Ahora ese viento de vida, ese aire de salud, me quema.
Sentir el viento, incluso cuando no existo, es como estar dentro de una olla con agua caliente, te carcome la piel, te da dolor... Eso me hacía sentir triste...
Mi deber siempre fué caminar y llevar a los zombies a objetivos vivos... Ya ahora no hay nadie más vivo, así que solo están ocupando los lugares que les robamos a dichos seres...
Caminaba y caminaba por todos los sitios, viendo la misma desgracia de siempre; Edificaciones en ruinas, sangre, fuego, muerte por doquier... Ya era un paisaje conocido...
Pero lo que más me preocupaba, lo que más me dolía, era ir caminando, y ver flores muertas a mi alrededor...
Camino, y las veo caer detrás de mí, caer para morir... No lo entendía, y no me gustaba...
Se sentían como vidas, las personas que una vez poblaban este mundo... Nacían de un árbol para luego lanzarse a la vida, ser llevadas por el viento para luego morir lejos de sus raíces, sin ser rescatadas por nadie... Era aterrador...
Cada vez que una hoja caía, escuchaba mi nombre en mi interior... Mi verdadero nombre... Elena... Elena, Elena, ellas me llamaban, pero no quería escucharlas...
Miraba el cielo, azul y hermoso como siempre, pero muerto igual que todo lo de esta tierra... Las aves ya no cantan por estos lares... Ahora gritan de dolor, y cada grito, me genera el mismo dolor a mí...
El fruto prohibido... El fruto prohibido ahora siempre está maduro, dulce ante cualquier paladar, pero, incluso la causa del pecado está tan viva que nos aterra a nosotros los muertos... Ya no genera tentación alguna...
No lo entendía... ¿Por qué las flores seguían creciendo? Osea, saben que van a morir, saben que no hay salida alguna de su triste futuro... ¿Por qué seguían creciendo? eso me perturbaba y me asustaba, no lo entendía, no le veía motivo alguno... Nacen, bellas como siempre, pero siquiera duran un día de vida y ya son marrones...
-¡Ya basta!- Gritaba en un camino boscoso.
No dejo de ver flores muertas.
No hay salida alguna de esta tortura...
No hay principio alguno, no hay fin alguno, todos muertos de nuevo ¿Por qué siguen creciendo?
La sangre no está presente, no corre cada vez que canto mi cuento de cuna para un muerto... No quiere estar cerca de mí, no quiere ser una conmigo, toda vitalidad ahora me odia... Si es que existe alguna otra..
-¡Dejad de llamarme! ¡DEJAD DE DECIR MI NOMBRE! ¡¿POR QUÉ VIVEN?!- Le gritaba a la vegetación en la oscuridad del día.
El viento sopla, ellas crecen, se ponen hermosas para luego caer a mi alrededor y morir ante mis pies mientras decían mi nombre...
¿Había alguien que me enseñe la belleza del aire? Quería volver a comprender por qué era tan hermoso sentir que respiras, ahora me hace daño...
Aún conservando mi mentalidad, mi perverso deseo... Jadeante, busco bocadas de aire y dejar así sin vida a dichas flores, pero no puedo, no deja de venir.
Intento recoger las flores muertas, tomarlas en algún recipiente y llevarlas lejos, pero recorren millas de distancia y hacen remolinos con el viento, siéndome imposible hacer algo al respecto...
En esta vida, las flores nievan, nievan y cubren todo a su alrededor, dando frío a los muertos.
No había final, ahora estaba cultivando flores, flores muertas, las cuales decían mi nombre, era una tortura, no dejo de dar vueltas, intentando neutralizar la vida que arropa este planeta, pero es imposible, las flores muertas siguen viniendo y cayendo.
Intento esconderlas, pero siguen cayendo, con el viento ardiente, cayendo y muriendo a mis pies, llamándome por mi nombre.
Las escondo, pero no dejan de caer, el viento sigue afectándome, nacen para morir a mi alrededor, me llaman.
Las alejo, pero no paran... El viento es infinito, el dolor de este me mata con su vida, no dejan de crecer, no dejan de vivir para morir ¡Estúpidas!, Elena, me dicen Elena...
No podía más... No sabía que hacer, mi ser, mi sentimiento estaba corrompido, roto, no podía repararlo, no podía seguir con mi adicción ya que no puedo conseguir más muerte...
Lloraba... Lloraba aunque no sacase lágrimas, arrodillada al lado de un árbol en la repugnante puesta de sol, era frustrante:
-¿Por qué lloras?- Dijo alguien al lado mío.
Cuando levanté la vista, asustada por escuchar alguien hablar... Miré dicha persona, viendo una niña, de no más de 9 años, de pelo corto y de tazón, un poco despeinado pero blanco, y ojos amarillos, como los que tenía cuando era humana, ella no se parecía a mí, pero a la vez sí:
-¿Puedes verme?- Dije asustada y preocupada, sentía mi corazón latir, pero, no había nada en mi pecho.
-Sí... Deja de llorar, me duele que lo hagas... Me llamo Helen...-
Continuará...
Bill Jacqwell Moreta

ESTÁS LEYENDO
Not Ready To Die
TerrorVivir... Morir... ¿Qué más da? ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué es algo que aterra a todos? El morir... El vivir... ¿Acaso no es lo mismo?... Vivimos para morir... Morimos para vivir... ¿Esto es así? Bien... Me importa una mierda lo que sea el s...