Coming Home

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-Elena... ¿Eres tú?- Me decía Ken acariciándo mi pelo.

Sin pensarlo dos veces, como si no fuese yo, me paré, sin pensar en mi suciedad o mis problemas de identidad y lo abracé, lo abracé tan fuerte que parecía que le sacaba el aire:

-Pero... ¿Por qué estás viva?-  Decía este consintiendo el abrazo a la vez que un poco extrañado.

-Te necesito... Nunca más te alejes de mí...- Decía tras llanto y llanto.

Me alejé para mirar detenidamente su cara bajo la incómoda y fría lluvia, y como si de un trofeo se tratase, o de algo que nunca quisiera dejar de tocar, le acaricié las mejillas con un poco de rudeza, para luego volverlo a abrazar, era él definitivamente.

-Elena, venga, salgamos de aquí, no estamos en buenas condiciones... Busquemos refugio...- Me decía tratando de alejarse de mí para ponernos a salvo.

Pero algo dentro de mí no lo quería dejar ir, era como un candado sin llave, lo tenía atrapado, no me importaba quedarme toda una eternidad bajo la lluvia y en el incómodo suelo si era con él en mis brazos, pero... Me alejé de esos extraños deseos y le hice caso.

Duramos tan solo 5 minutos para encontrar una casa de dos pisos en condiciones buenas para resistir una oleada de zombies si es que se nos presentaba. Este me dejó dentro el cual trataba de cerrar todas las puertas y ventanas con tal de que nada entre.

Se hacía de noche y dentro de la casa no había nada más que una pequeña lampara en mal estado la cual al parecer intentaba Ken de encender. El frío se apoderaba del sitio y la oscuridad también, siéndole de compañía la muerte de las gotas en el suelo.

-Al fin...- Expresó Ken lográndo encender la lámpara.

Me senté en un sofá en mal estado que estaba en la sala donde este había encendido la lámpara, y con tranquilidad, dejando su fusil en una orilla, se sentó en otro sofá frente a mí, mirándome detenidamente, sorprendido, enamorado y quizás asustado.

Quizás estaba feliz de haberlo encontrado, pero el miedo me invadió... Soy algo extraño, soy una especie de ente, de ser viviente sin final alguno, muy complicado de entender, pensaba que no iba a recibir su aceptación.

-Tus ojos... Son muy extraños...- Dijo mirándome con sorpresa y curiosidad.

Yo bajé mi cabeza y evité el contacto visual, tenía miedo de que me mirase y sintiese terror.

-Hey, no hay qué temer... Cuéntame qué sucedió...- Me preguntaba.

-No... Han pasado demasiadas cosas, tantas cosas que ya no sé si esto es real o solo un mal sueño el cual acabará contigo muerto y yo con vida otra vez...- Decía de pesimista, quizás lo que acababa de decir era demasiado fuerte para decírselo a Ken, pero... Con lo que había pasado, no sabía en qué lado del nuevo mundo estaba.

-Me sorprendes que digas algo así... Sé que eres fría y todo, pero no conocía esa faceta tuya... Se nota que fue complicado todo lo que te pasó... No te culparé si no me dices... Lo Siento...- Decía él un poco apenado, como si tuviese la culpa de todo esto.

Ahora que lo pienso, con lo que dijo aquel Ruso el día No. 1 y casi todas las personas por la que les preguntaba por los laboratorios de la ciudad que respondían lo mismo, pensé en que Ken podría contestarme todas las preguntas:

-¿Qué es todo esto?- Pregunté haciendo que me mirase con confusión. -¿Qué son esas cosas? ¿Qué son esas alucinaciones? ¿Qué soy yo?- Decía para que me mirase, mirase mis ojos y mirase mi forma, que tal y como decía él, había cambiado.

-Creo que te debo toda una explicación de esto... Pues... Vaya...- Decía suspirando. -Por donde empezar...-

Me dijo que todo lo que había ocurrido había sido proyecto del gobierno desde un principio, crear una mutación en los cerebros de las personas muertas para ver en qué sitio estaban, como tenerlos atados a la realidad estando ya muertos, para así determinar qué sucedía con la conciencia de las personas una vez muertas, si existía algún cielo o algún infierno, y sobre todo, si podían beneficiarse de dicha capacidad que realizaban dichos no muertos. Me dijo también que todo eso fué secreto hasta que todos los científicos estuviesen en el caso, en pocas palabras una trampa de la cual no podían salir.

Not Ready To DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora