wrong way|min yoongi

flashback

15 de enero del 2010

—Yoongi, el pez no se mueve—dijo la pelinegra atrayendo su atención.

El joven dirigió su mirada hacia el pez blanco que habían comprado en la tienda de animales de la esquina.

—Esta durmiendo.

Haeri comenzó a pestañear rápidamente como signo de nerviosismo. Aquello era una manía o tic nervioso que ayudaba a Yoongi adivinar cuando la situación se ponía tensa para ella.

—¡Yoongi el pez!

Lo señaló una vez más con cara de cachorro abandonado.

—Dime que no está muerto, dime que no está muerto—repitió varias veces dando vueltas por la habitación.

Min Yoongi recordó entonces cuando compraron al pez, lo feliz que se puso Haeri cuando se lo llevaron de la tienda de animales, lo mucho que sonreía cuando le pusieron el nombre.

Volvió a la realidad tras ver unas cuantas lágrimas caer por las coloradas mejillas de la chica. Se le partió el corazón. Haeri era una chica muy dulce, alguien que no merecía llorar.

—Es sólo una mascota, Haeri.

—¡No!—la chica lo miró llorando aún más—¿Cómo puedes decir eso de Suga?

Yoongi pasó su mano por su pelo, despeinándolo. Sin duda, no entendía a las mujeres, para él, aún que le había tomado cariño, era sólo un pez.

—¿No le diste de comer, verdad?

—Lo que importa es que ahora está en un lugar mejor—dijo intentando cambiar de tema.

Recordó entonces que hacia una semana que su madre no entraba en su habitación, ya que se lo tenía prohibido. Su madre era la única que se encargaba de Suga y eso que no era su obligación.

—¡Yoongi!

El chico le abrazó por la espalda. Algo debía hacer y es que la chica estaba desesperándose. Quería tener una mascota para los dos. Su mascota como pareja. Quería compartirlo, una semana él, otra semana ella.

Pero Yoongi era un despistado.

—Lo siento—el joven Min Yoongi se sentía culpable.

Lo había estropeado todo. Su primera novia lloraba y su primera mascota...su primera mascota ya no vivía.

Tras varios segundos de llanto, Haeri logró calmarse. Yoongi la giró quedando frente a frente. Sus ojos aún estaban llorosos. Le parecía muy dulce de su parte, ya que para él era sólo un bicho que ocupaba lugar en su habitación.

— No te preocupes, te compraré todos los peces que quieras, abriré una pescadería, si es necesarios los iré a buscar al mar, pero por favor, no llores. Se me parte el alma.

Tras decir aquello, una tímida sonrisa volvió a aparecer en los rojos labios de la chica.

Golpeó levemente a su novio en el pecho. Era un tonto, un despistado y no la entendía, Min Yoongi no entendía a ninguna mujer, pero sabía como hacerlas reír.

Él se inclinó y con mucha ternura, besó los labios de su novia.

Rayos, como la quería...