Apoyo

90 10 2
                                    

Durmiendo bajo el árbol, de fruta fresca en el amplio campo.
Caminando en la perderá, de grandes hectáreas y amplia belleza.
Allí, en ese lugar, admiré cómo me observaste, y sí, vi que en mis ojos te reflejaste, me acompañaste en el manantial de soledad.

Recuerdo, hablamos durante horas, horas silenciosas, y pregunté; «¿cómo te sientes?» Y respondiste, «Bien», la pregunta me devolviste, sin pensarlo, sollozando repliqué, «Te extrañé», «lo sé, ya no me iré» respondiste otra vez.

Y tus palabras nadie escuchó, nuestras voces estaban anuladas, porque con nuestros ojos era que teníamos la conversacion.
El mundo sonrió, cuando el perfume de tu cuello en mis mejillas quedó adherido, quedé dormido, por breves instantes, soñé contigo.

Bajo La Piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora