Dulce tentación

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La suerte me hizo hallar aquél tesoro, más gastarlo,
era lo difícil.

Doblones, arrastraban lo bueno que hay en , las ansias difuminando la templanza del guerrero.

Brillaban en mis manos, hermoso era el sonido del chocar entre ellas. Bello sentimiento de complacencia.

Sólo me tocaba disfrutar de su inquebrantable vulnerabilidad. Montaña gigante de crêpe húmedo.

Mi vanidad doblegaré, cuerpo intentaré retener, y a ella, es decir, mis monedas, jamás gastaré.

Bajo La Piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora