Escrito sin nombre

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En la multitud sin compañía,
recipiente de sonido ahogado,
príncipe de la planicie desolada,
rey de ningún lado.

Tengo un bolso dónde guardo sonrisas, resguardo palabras, cuido recuerdos, allí está mi tesoro. Los niños quejosos corren en la pradera de árboles sin fruto, mueren de hambre, carente de sentido, los veo desaparecer. Los niños son memorias sin fin, son emociones que no se pueden ver, son velos oscuros. Ellos mueren.

En la multitud sin compañía,
recipiente de sonido ahogado,
príncipe de la planicie desolada,
rey de ningún lado.

Cuya memoria, aquélla que me pertenece, únicamente son fantasmas, ya no existen. Hoy es el ayer de mañana y tú eres el lamento de todos los hoy. Estoy tejiendo las hojas blancas, estoy cociendo letras negras. Me hago un bonito suéter de musa olvidada el cual me pondré para ir en la maldita búsqueda de nosotros.

En la multitud sin compañía,
recipiente de sonido ahogado,
príncipe de la planicie desolada,
rey de ningún lado.

Con ojos de conversación y caricias tentativas, consumes mi voluntad hasta volverla tuya, desintegras la autonomía corporal, complaces a la carne y nada más. Sacias aquélla hambre carente de alimento aunque no de ganas. Entre la multitud te admiré con presa distinta, pobre criatura, aún no ha de conocerte eso es seguro.

En la multitud sin compañía,
recipiente de sonido ahogado,
príncipe de la planicie desolada,
rey de ningún lado.

Bajo La Piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora