1: Anna

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Solo falta un año, para cumplir mis quince años de edad. Yo, la verdad, no estoy muy interesada en hacer una fiesta con tan grande magnitud, si ya se, toda chica desea tener una fiesta de quince anos, bailar el vals con el chico de sus sueños y todo eso. En mi caso, nada de eso me llama la atención, ya he tenido varias peleas con mi mama sobre la fiesta de la cual no tengo opción a decir no.

-Pero mamaa...Te lo suplico, si quieres planea un viaje a los parques de Disney y nos vamos toda la familia, pero no me hagas este tipo de fiesta por favor...

-Anna ya hemos hablado del tema mas de una vez. Tendrás una fiesta de quince años. Recuerda que eso en nuestra familia es una tradición.

-Papaaaaa.... Ayúdame.

-Querida, quizá podríamos hacer lo que la niña dice. No tengo problemas por lo del viaje. Es mas, podría hablar con Henry para organi-...

-Se hará la fiesta y punto.-Dijo mi madre finalmente, interrumpiendo bruscamente a mi padre.

Aun no entiendo cual es la obsesión de mi mama con quererme hacer esa fiesta. En primer lugar: ira gente que ni yo conozco, en segundo lugar: mis amigos no podrán asistir por que no son parte de la realeza, en tercer lugar: odio ser una princesa. Si es raro que una chica como yo diga eso, pero es la verdad, ser princesa da mucho trabajo. La verdad no me gustar estar siendo educada con las personas todo el tiempo a veces me gustaría que las personas me vieran como una chica normal y no como la futura reina de América. Imagínense nada mas el gran peso de responsabilidad que tengo encima.

Estoy muy molesta. Salí de el despacho de mis padres. Corrí por todo el pasillo hasta llegar a mi habitación. Cerré la puerta de un portazo y le ordene a mis criadas que se largaran. Quería estar sola, tome mi celular y empecé a escuchar música para relajarme un poco. Mi habitación es el único lugar en el cual puedo ser yo misma. Mi madre casi no viene de visita, solo cuando estoy enferma, pero del resto se olvida de que existo, bueno literalmente por que siempre. Mi trabajo como princesa algunas veces suele ser agotador, tengo que aprender un nuevo idioma, leyes, entre otras cosas que mis padres me obligan a hacer. Aunque para mi no tiene sentido ya que el futuro rey de este país es mi hermano mayor Rances, yo para llegar a ser reina tengo que llegar a la mayoría de edad, y en mi país, según mis padres, es a los veinte. Y apenas tengo catorce, y encima mi madre me presiona con una ridícula fiesta de quince anos que me tiene sin cuidado. Estaba en mi pequeña burbuja, solo era yo mi cama, mis pensamientos y la música .Mi felicidad duro mucho ya que tocaron la puerta.

-Lárgate, quien quiera que seas-Grite, estaba relajada y no quería que nadie me molestara.

-Oh...Ya veo que no quieres hablar con tu hermano, esta bien me largo- Alce la mirada y hay estaba mi hermano Rances, con su traje azul favorito, sus cabellos rubios recién cortados, sus labios rojizos con esa perfecta sonrisa de siempre, y sus ojos cada día mas azules, salte de la cama y corrí hacia el.

-Pensé que nunca ibas regresar a casa-Lo abrace

-Ahaha pero si solo fue un viaje de negocios con el príncipe Amir.

-Si lo se, lo se, pero sabes que Siria aun esta en guerra.

-Pero aquí estoy sano y salvo-Me dio un beso en la frente- ¿Se puede saber por que tienes esa cara de tragedia?-Dijo mirándome con atención.

-Pues...Mama esta muy intensa.

-¿No quieres la fiesta cierto?

-Que bien me conoces hermanito- Se cruzo de brazos e hizo una expresión de estar decepcionado-No, no quiero esa estúpida fiesta, ya mama me tiene harta con el tema.

ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora