Capítulo 3

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¿Libertad? No sabía el significado de esa palabra, no la conocía, llevaba dieciocho años de mi vida encerrada, sin conocer la vida, con una sola amiga, sin saber del amor, hasta que llegó él y rompió todas las reglas.

Natalie Snow

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El césped fresco y húmedo se pegaba en mis pequeños zapatos. Corría en todas las direcciones. Me acerqué a la fuente del parque y me alce de puntas sobre mis pies para alcanzar a ver la profundidad de esta. Mi madre llega a mi lado y me toma por la cintura alzandome para poder ver hacia adentro. Al fondo hay monedas de distintos valores en ella. Mi madre me dijo que si tiraba una moneda de espalda y pedía un deseo se cumpliría.

-¡Quiero pedir un deseo!- gritó emocionada, mi madre me coloca nuevamente sobre el suelo y comienza a buscar en su bolso sacando una moneda de cincuenta centavos. Tomo la moneda, me coloco de espalda, cierro los ojos con demasiada fuerza pidiendo mi deseo, y posteriormente la aviento al agua.

-Tu deseo se cumpliría- dice mi madre mientras acaricia mi cabello. Asiento con la cabeza, la tomó de la mano, damos unos pasos y siento como su cuerpo cae al suelo.

-¡mami!- grito con una lágrima cayendo por mi rostro, arrodillandome a un lado de ella. -¡Mami!- gritó nuevamente pero es en vano.

Me despierto de golpe incorporándome rápidamente en mi cama, quedando sentada sobre ella. Mi respiración esta agitada y unas lágrimas recorren mis mejillas.

Tenía mucho tiempo sin soñar con mi madre y mucho menos con ese día, ese día que cambio mi vida para siempre.

Era un recordatorio. El recordatorio de como la vida puede cambiar en un segundo, destruyendo todo a su alrededor.

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-No, no y no- Diana niega por décima vez, -No puedo ayudarte Nick, que más quisiera pero esto va más de ti, de mi y de ella-

Tratar de convencer a Diana para acercarme más a su amiga, no más no funciona. Llevo más de treinta minutos suplicándole que me pase el número de teléfono, su perfil personal (cosa que me dejó muy en claro de que no tiene) o alguna forma de poder verla en su casa sin que salga el chofer prohibiéndome la entrada (porque ya lo intente y no dio resultado).

Suspiro derrotado -Aunque sea una pequeña ayuda, alguna forma de comunicarme con ella sin necesidad de ti- separa sus labios y por su expresión se que se negara nuevamente -Termine la canción- la interrumpo antes de que hable -gracias a ella, me ha dado la inspiración que necesitaba, no se que tiene, pero lo que se, es que necesito verla, una vez más, sólo una vez-

Diana se queda pensativa por un instante, después de unos segundos suspira frustrada y derrotada. Una sonrisa se forma en mi rostro esperanzado.

-Sólo lo diré una sola vez, así que presta atención- asiento con la cabeza -Lena entra todos los miércoles y sábados a las tres de la tarde, ni un minuto más ni un minuto menos, es la única manipulable- un recuerdo se viene a su mente y comienza a reír, -sólo tienes que convencerla de que te ayude a comunicarte con ella, pero no te dejará entrar a la casa, al menos, no a la primera, será más fácil que le de tu recado, pero recuerda, mantente lo más sigiloso posible, si alguien te ve o se enteran de que Lena te ayudo, meterás a muchos en problemas-

-¿Cómo sabré quién es Lena?-

-Ese es tu trabajo- dice con una mirada y sonrisa burlona.

-Una cosa más, ¿Como se llama?-

Los colores de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora