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Han pasado varios días desde la última vez que oí tu voz, siento mi cuerpo decaer con cada hora que avanza, me resulta vergonzoso aceptar que te has vuelto indispensable. Minseok me ha pedido (Mas bien rogado) que te deje ir y lo intenté, en serio lo hice, pero cada vez que nuestras miradas se conectaban el pequeño muro que había creado contra ti se desvanecía. Todos esos días había intentado silenciar la parte de mí que imploraba por buscar tu presencia, pero si continuaba prescindiendo seguiría agonizando aún más.
Tomé el último aliento y lo encaré "¿Qué ocurre contigo?" sus ojos adoptaron un brillo peculiar que jamás aprecié hasta hoy,odio, puro odio. Me tomo desde la cintura con demasiada fuerza y nos encerró en un pequeño cuarto junto al salón. Agarro mi rostro, alzándolo, con ambas manos y lo acerco al suyo "No pudiste dejarme en paz ¿Eh?" Susurró y comenzó a besarme, miles de sensaciones volvieron a mi ente, su luz volvía a iluminar mi vida pero aquella utopía se destrozó en un instante, al igual que un cristal y mi corazón dolió, más que eso, sangró. El beso se tornó brusco y en poco violento, intente librarme como pude, trate de empujarlo pero lo único que conseguí fue un fuerte golpe a mis costillas y pecho, parecía una pesadilla, mi amor, mi arte, él estaba destruyéndome. Cuando me soltó caí al piso como un muñeco de trapo, Sehun soltó una frase antes de retirarse, el silencio ganó y mis manos temblaron, las lágrimas no demoraron demasiado en llegar, mi corazón dolía más que las heridas superficiales, Sehun, mi Sehun no me pertenecía.