¡Déjenme Amarlo!

~Capítulo 6~ Suerte Novata

A pesar de que aún es de día, el local está oscuro y con algunos reflectores apuntando al escenario. Gustavo me trajo a un karaoke de Capital que también es un bar.

Nos sentamos en una de las mesas del fondo y pedimos unas bebidas. En el escenario está un chico cantando "Te Ví Venir" de Sin Bandera. A su lado hay dos pantallas grandes donde pasan la letra de la canción, pero él no parece leerla. Al terminar, todos aplaudimos y el hombre que sostiene un micrófono presenta a una chica y ésta comienza a cantar "Ecos De Amor" de Jesse y Joy.

-: ¿Vas a subir? - me pregunta Gustavo de repente. Lo miro, pero él está observando a la chica del micrófono.

-: Sólo si vos subís conmigo - me mira, entre cierra los ojos y frunce los labios hacia adentro.

-: No me digas que te da vergüenza - yo niego con la cabeza rápidamente - Bueno, pero no te quejes si la gente grita mi nombre y no el tuyo - me extiende la mano y yo se la estrecho.

-: No lo voy a hacer. Porque una vez que bajes, nadie te va a recordar -Abre la boca con asombro y levanta las cejas.

-: Mala - sonreímos al mismo tiempo - ahora por eso vas a elegír la canción vos - yo asiento y volvemos a mirar a la chica que está en el escenario.

Al voltearme noto que el lugar está un poco más lleno y más oscuro. Ahora los reflectores no la iluminan a la chica sino que apuntan en todas las direcciones, formando figuras en las paredes en el momento en que ella canta el estribillo.
Al terminar la canción todas las luces se apagan y algunas personas silban. Unas pequeñas luces, que están en la parte de abajo del escenario, nos permite ver mejor el lugar. La chica de recién ya no está. Estoy a punto de preguntarle a mi amigo qué pasa pero un hombre sale por detrás del telón del escenario con otro micrófono y comienza a hablar.

-: Buenas tardes, gente ¿Cómo la están pasando? - todos responden "Bien" al unísono - por supuesto que sí. Y esto no termina aún. Esto es el comienzo de lo mejor de la tarde/noche. Como todos los lunes a las siete de la tarde empezamos con la competencia por cinco mil pesos. Todas las semanas hay un ganador diferente y todos los días el premio aumenta por cinco mil pesos más. La vez pasada una de las ganadoras fué Micaela Nuñez. Resistió a los competidores tres días seguidos y se ganó quince mil pesos. Hoy también nos acompaña Mica, así que le voy a pedir que suba por favor - al decir esto una chica se acerca al escenario y al subir la gente aplaude y algunos gritan su nombre. El presentador saluda a la chica y le entrega un micrófono - el escenario es tuyo - y se baja.

-: Buenas tardes. Bueno, creo que Pablo ya lo dijo todo así que vamos a empezar de ésta manera - se gira y le hace una seña con la mano al Dj para que ponga la pista de la canción. Comienza a cantar "Perdón" de Ha-Ash, en mí opinión está un poco nerviosa.

Al terminar sube otra chica y continúan con "Te Dejo En Libertad". Mi amigo me toca el brazo, lo miro, está tomando su bebida. Cuando termina, dice

-: Vamos - se para de su silla y yo hago lo mismo - hay que mostrarles cómo se canta - nos acercamos al escenario y Gustavo le habla al presentador. Pero el sonido está tan fuerte que no pude escuchar lo que el hombre le dijo.

La primer chica se baja y me hacen subir a mí. Cuando me doy cuenta de que estoy con una chica y los reflectores nos apuntan a nosotras, Gustavo no está conmigo. Lo empiezo a buscar con la mirada pero no lo encuentro.

-: Acá tenemos a la primer participante del día de hoy - se escucha una voz que retumba en el lugar - ¿Cómo te llamas? - ahora la voz se escucha más cerca. Me giro y veo al presentador a mi derecha mirándome. Obviamente la pregunta es para mí.

-: Rocío - le respondo y él sonríe.

-: Hoy se enfrentan Rocío y Camila - nos señala a las dos. Al oír ese nombre, volteo y me encuentro con Camila, mi compañera de canto, mirándome seriamente. Cuando mis ojos recaen en los suyos, éstos se desvían hacia el público y yo hago lo mismo. Nunca en mi vida tuve pánico escénico, pero ahora tengo unas inmensas ganas de salir corriendo, o aún mejor, que me trague la tierra en segundos, para que el nudo que tengo en el pecho se desate y me deje respirar.