-: ¡Chicas! Hola - nos dice Carla, la mamá de Nerina al abrirnos la puerta - Neri salió hace un rato, pero ya debe estar por llegar. Pasen - nos sonríe y nosotras accedemos. Ella cierra la puerta y nos invita a pasar al comedor - ¿Quieren tomar algo? -.
-: No gracias Carla. Preferimos esperarla en su cuarto - le dice Tamara, luego me mira y yo asiento.
-: Bueno, está bien. Le diré que están ahí -.
Ambas nos dirigimos hacia el cuarto de Nerina pasando por la habitación de su hermano Fernando. La puerta está entre abierta y Tamara se frena en frente de ésta, me hace una seña llevando su dedo a sus labios y se acerca lentamente para espiarlo.
-: ¿Qué pensás hacer? - le pregunto en un susurro. Ella se voltea y sonríe.
-: Algo - responde y abre la puerta cuidadosamente. Yo por acto reflejo miro para ambos lados del pasillo, por si Carla se aparece y nos descubre allí.
-: No me parece una buena idea que entremos sin su permiso - vuelvo a susurrar pero ésta vez más cerca de ella.
-: Tranquila - dice sin mirarme - está dormido -.
Al oír eso levanto la vista y lo veo acostado en su cama.
-: Tamara, sigo pensando que no es una buena idea entrar a su habitación - ella me mira y luego esquiva la mirada sobre mi hombro.
-: Pero si ya entramos - me señala algo detrás de mí. Yo me giro en dirección en donde me acaba de señalar y noto que estamos a unos cuantos pasos de la puerta. ¡Oh, no! Olvidé cerrarla. Si alguien pasa y nos ve se enojaría mucho. En especial Fernando, que no le gusta que entren sin su permiso. Vuelvo a girarme y veo a Tamara parada junto a él, mirándolo.
-: ¿Qué le vas a hacer? - digo con el ceño fruncido.
-: A él, nada - me responde, comienza a abrir algunos cajones y a buscar algo dentro de ellos - ayudame a buscar. Mi pulsera debe estar guardada por acá - me dice sin dejar de hurgar entre sus cosas.
Ya recordé de cual pulsera habla. Es ancha, negra con tachas. A Fernando le gustaba esa pulsera, así que le pidió a Tamara que se la regale pero ella le dijo que no. Un día ella se quedó a dormir en casa de Neri y estuvieron jugando a Verdad o Reto, Fernando también estaba jugando con ellas. Cuando le tocó su turno, eligió a Tamara y ella prefirió Reto. Entonces el reto era pasar toda la noche y todo el día sin usar su celular, pero si no lo cumplía le tenía que dar su pulsera y él se la devolvería cuando quisiera.
Pero acá estamos, buscando la pulsera de Tamara porque aún no se la quiere dar.-: No la encuentro Ro. Tal vez esté guardada en el ropero - me dice, se acerca al mueble ya mencionado y comienza a hurgar entre su ropa.
Yo prefiero quedarme parada allí y pensar:
Si fuera Fernando ¿Dónde tendría la pulsera?. En los cajones no, porque ya buscamos y no está. Tal vez se la quitó para bañarse y ahora está en el baño. No, imposible. Si Nerina la ve ahí, la agarraría y se la daría a Tamara. ¿Dónde?... ¿Dónde? Tal vez la tenga puesta. Puede ser, solo hay que averiguar.
ESTÁS LEYENDO
¡Déjenme Amarlo!
RomansaElla (Rocío): 18 años, rubia, ojos verdes. Sus padres son dueños de una fábrica de telas, única hija, es extrovertida, simpática, mimada (algo que a ella no le gusta mucho, pero de vez en cuando lo aprovecha), rebelde, dispuesta a hacer lo imposible...