Tres

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- ¿Y este experimento fallido es...?


Harry rueda los ojos por las palabras de Adair, quien se encontró con Louis al abrir la puerta del acompañante, el castaño bebiendo con una pajita la leche de fresa y con un paquete de galletas de chocolate sobre sus piernas que el rizado le había comprado en un supermercado minutos antes, la mochila tejida reposa sobre sus pies.


- Solo siéntate en la parte de atrás.

- ¿Por? Niño, ve atrás.


Louis se encoge en su lugar por la voz autoritaria del desconocido.


- No le hables así, Adair, solo vete en la parte de atrás.

- Este es mi lugar, Harry.

- No seas caprichoso, eres un adulto, ¿Vas a subir o no?


A regañadientes Adair cierra la puerta del acompañante para subir en la parte de atrás del auto.


- ¿Quién es ese mocoso, Hazza?

- Primero que todo, se llama Louis, y no vuelvas a referirte a él con apodos denigrantes.

- ¿Desde cuándo eres tan sobreprotector? ¿Ahora recoges cosas de la calle?

- Adair- Advierte de manera seria- No es una cosa, se llama Louis, ¿Bien?

- Lewis, sí, como sea, ¿De dónde salió?

- Eso no es importante, ahora vive conmigo.

- ¿Perdona?

- Es como una adopción temporal.

- ¿Estás haciendo tu acto caritativo del mes?

- No tiene un hogar, le buscaré uno.

- ¿Y por qué no le contratas un cuidador mientras tanto? ¿Lo llevarás a todas partes?

- No he tenido tiempo para pensar en eso, buscaré soluciones luego, por ahora, ¿A qué mierda hueles?

- Es mi nuevo perfume, ¿No te gusta?


Adair hace un puchero y se acerca a Harry para dejar un beso en su mejilla, pero el rizado arruga su nariz y se aleja del contacto.


- Huele horrible.

- Dices eso de todos mis perfumes, Hazz, me rindo, ¿Qué quieres que use?

- No lo sé, pero ninguno de los que tienes huele bien.


Adair suelta un bufido y voltea su rostro observando a Louis, quien se acerca más a la puerta buscando poner distancia entre el desconocido y él.


- ¿Puedo tocar...?


Adair levanta su mano acercándola a la cabeza de Louis buscando tocar sus peludas orejitas, pero el castaño no duda en levantar su mano y en un ágil movimiento el rubio tiene cuatro líneas rojas en la piel de su brazo bajo la tela- ahora rota- de su bléiser.


- ¡Maldito mocoso!


Adair regresa a su asiento mientras levanta la manga de su bléiser observando las líneas sangrantes en su piel.


- Harry, tu maldito recogido acaba de aruñarme.

- Quisiste tocarlo sin su consentimiento.

- No iba a hacerle nada malo, solo quería tocar sus malditas orejas, nunca había estado cerca de uno de estos experimentos.

Gatito // Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora