Capítulo 1

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Mi historia es sencilla; después de perder a mi madre en un accidente de tráfico mi padre, quien ya por sí solo tenía bastantes problemas económicos, me ha mandado a vivir con mi abuela a la capital. No voy a hacer un drama, ya he tenido suficientes y no creo que sea para tanto, solo estamos separados por un viaje en coche de tres-cuatro horas, y tampoco tengo intención de quejarme, es lo mejor para los dos e incluso será un buen cambio. Sí, voy a tomármelo bien, pero aun así no puedo evitar estar algo nerviosa. Hoy era mi primer día de clases.

Caminaba nerviosa por la calle y al llegar a la escuela intenté pasar desapercibida entre las demás estudiantes, aunque fue bastante inútil. Pude oír a varios grupos de amigas murmurar sobre una chica desconocida que acaba de pasar por su lado y a varios chicos preguntar que quién era esa nueva que iba por ahí. Caminé hasta la entrada cabizbaja, intentando no mirar a nadie a los ojos, aunque eso también impidiera que viera por dónde iba. Terminé chocando con algo duro que me sacó de mis pensamientos y, al levantar la mirada alarmada, me encontré con dos pares de ojos que me miraban sorprendidos.

-Lo siento, no miraba por donde iba -Murmuré, intentando pasar por su lado y seguir con mi camino.

-¡No te preocupes! ¿Estás bien? -Respondió el chico amablemente, obligándome a parar para responder.

-Sí, gracias. -Le sonreí un poco e hice ademán de moverme, pero de nuevo abrió la boca y me lo impidió.

-¿Eres nueva? No te he visto nunca. -La respuesta era obvia, pero aun así parecía ansioso por saberla.

-Aha, acabo de transferirme. -Agarré con fuerza la tira de la mochila. Tenía prisa, no quería llegar tarde a la oficina de la directora, pero al parecer el chico no se daba cuenta de eso.

-¡Oh, pues bienvenida! Soy MyungJoon. -Se presentó con una amplia sonrisa y luego se giró, cogiendo a su amigo por el hombro y obligándole a dar un paso hacia delante- Y este Jinwoo, aunque todos le llaman Jinjin~ Si necesitas ayuda en algo no dudes en buscarnos, ¡conocemos esta escuela como la palma de nuestra mano!

-Pero si tu llegaste el curso pasado... -Murmuró el rubio, dejándole bastante mal.

-Un placer, yo soy ______. -Hablé antes de que pudieran empezar a discutir y me tuvieran ahí por más tiempo- Si me disculpáis, tengo que ir a hablar con la directora.

Esta vez sí, retomé mi camino y ni siquiera me giré al oír como se intentaban despedir. Fui hablar con la directora justo antes de que empezaran las clases y me entregó el horario y explico las normas básicas del centro; teléfonos móviles, conducta en el laboratorio, asistencia, etc. Lo típico vamos.

Por suerte llegué a clase justo al mismo tiempo que la profesora. Me presentasté y ella hizo lo mismo, diciendo que había estado esperando a mi llegada. Entramos al aula juntas y todos los ojos se clavaron en mí, haciéndome sentir bastante incómoda. Además, era la primera vez que había visto a unos alumnos de instituto callar tan rápido cuando entraba el profesor.

En cuanto la maestra llegó a su sitio y yo a su lado los alumnos se levantaron e hicieron el saludo diario.

-Buenos días chicos. -Les saludó. Parecía amable pero a la vez le rodeaba un aire estricto y controlador- Me gustaría presentaros a vuestra nueva compañera.

Me hizo un gesto con la mano y no me quedó otra opción que hacer una reverencia y decir mi nombre y lugar de origen. Al volver a levantar los ojos pude ver como un par de personas se murmuraban cosas entre sí. Se trataba de los dos chicos con los que había chocado en la entrada y que por lo visto compartían clase conmigo. Al darse cuenta de que los miraba me sonrieron y saludaron más escandalosamente de lo que hacía falta. La maestra les hizo callar enseguida y me indicó que me sentara en el único asiento vacío del aula. Le hice caso y me dirigí al fondo de la clase, aunque mientras caminaba entre las mesas pude oír más murmullos de los que hubiera esperado. Era normal que tuvieran curiosidad por la nueva alumna y tal pero... ¿Por qué hablaban de la mesa y no de mi? No quiero sonar egocéntrica ni nada, pero era bastante extraño. Por suerte la profesora los volvió a hacer callar a todos y la clase prosiguió como debía, al igual que las dos siguientes.

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