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16 años después

Los rayos de sol me despiertan, me levanto, voy al cuarto de baño y alli me relajo en la bañera repleta de agua aromatizada de jazmines.

Cuando salgo de la bañera, me enrollo una toalla alrededor del cuerpo y me seco mi largo pelo rubio y lo quedo liso. Al terminar, vuelvo a mi habitación y me pongo un vestido rojo oscuro.

Bajo a la cocina para ver que hay de comer hoy.

-Buenos días princesa- hacen una reverencia, las cocineras, al verme.

-Buenos días, ¿que estáis haciendo?

-Pastel de fresas, para el postre, princesa.

Me acerco y como un poco.

-¡Princesa! A la condesa Margaret no le gusta que haga eso, las normas de etiqueta- me regaña una cocinera.

-Pero como no se lo vais a decir, no se va a enterar.

Las cocineras se quedan sin habla.

-Sois incorregible, princesa.

Sonrío victoriosa y como una manzana, como desayuno.

-¿Vais a ir a montar hoy en caballo?

-Sí, iré por la Llanura Verde.

-¿Pasareis por Ciudad Platino?

Ciudad Platino es la capital del Reino, está situada a unos cuantos kilómetros del palacio, pero a caballo no se tarda mucho.

-Si, iré a ver un poco a ver que tal todo por allí.

-De acuerdo, pero no vengáis muy tarde.

-Vaale, si no vuelvo a la comida, reservame un trozo de pastel- digo guiñandole un ojo y saliendo.

Me dirijo a los establos, mi yegua Esmeralda estaba comiendo tranquilamente.

Es una yegua blanca, de crin rubia.

-Hola preciosa- la acaricio el morro y la yegua relincha.

Me monto sobre ella y salgo de palacio. Cabalgo hacia la capital, y antes de llegar me pongo un pañuelo alrededor de la cabeza para que no me reconozcan.

Es un poco agobiante, ello no significa que deteste a mi pueblo, al contrario lo adoro, pero todos se ponen a mi alrededor y no soy capaz nunca de salir tranquila.

Paseo por el mercado y después salgo de la ciudad.

Voy por el bosque y lo atravieso. Hace un día espectacular, la típica ráfaga de viento, hoy hace una brisa perfecta, y un sol buenísimo.

Llego al lago que ahí por la llanura, me fijo en que hay una familia, el padre, la madre y dos hijos, uno de ellos parece tener mi edad y el otro es mucho mayor que yo.

Ato a mi yegua con una cuerda alrededor de una palmera y me acerco al agua.

Me meto y nado un poco, el agua está perfecta, ni muy fría ni muy caliente.

Salgo y me siento en unas rocas a que se me seque la ropa y el cabello, no me he quitado el pañuelo de la cabeza.

Vuelvo con Esmeralda y noto la presencia de alguien detrás de mí.

Un chico rubio, de ojos marrones y piel bronceada por el sol está detrás.

-Se te ha caido esto- me tiende una pulsera azul.

¡Mi pulsera! Menos mal que lo ha cogido, lo llego a perder y mi hermana me mata.

Me lo hizo por nuestro décimocuarto cumpleaños, yo le hice otra pulsera pero en lila, su color favorito, y prometimos no quitarnoslas, en señal de nuestra fuerte unión.

-Muchísimas gracias- sonrío y él igual.

-¿Cómo te llamas?

Mierda, no le puedo decir mi verdadero nombre, me delataría a mi misma.

-Catleya, ¿y tú?- improviso.

-Fabio, ¿vienes a dar una vuelta?

-Tengo una yegua, ¿vendría con nosotros?

-Mis padres tienen los caballos atados en una zona, puedes dejarlo allí.

-Vale.

Él me guía y dejo allí a Esmeralda, espero que no le pase nada.

Caminamos y empezamos a hablar de nosotros.

-¿Cuántos años tienes?- me pregunta.

-16, ¿y tú?

-17, los he cumplido en abril.

-Eres mayor que yo por lo que veo.

-Pues sí, ¿de dónde eres?

-De Pueblo Veteris- la primera localidad que se me pasa por la mente, además es la más cercana a palacio- ¿Y tú?

-De Ciudad Cristal.

Seguimos charlando, Fabio es encantador y guapisimo, pero se me hace tarde.

-Fabio, tengo que volver mis hermanos y mi tia me esperan.

-¿Podré volver a verte?

-¿Qué te parece si quedamos en Ciudad Cristal, en la plaza de los Vientos?

-¿A las seis te parece bien?

-Claro.

-Genial, pues a esa hora. Hasta mañana.

-Adiós.

Vuelvo a palacio, ese chico ha calado en mí, la verdad.

Decisión Y DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora