Tras despedirme de Fabio y su familia, vuelvo hacia palacio en carruaje con mi hermana y América. Un criado lleva a mi caballo a fuera.
Llegamos a Ventisca de los Vientos y veo que está todo lleno de militares.
-Vaya...- susurro sorprendida.
Nos bajamos las tres y Gerard viene a nuestro encuentro, América le hace una reverencia nada más llegar.
-Hola hermanitas- nos abraza- América- ella le sonríe- cuantos militares, jamás pensé que fueran tantos.
-Yo tampoco- le confieso- pensé que solo vigilarían nuestros cuartos, pero al parecer no.
-Yo también lo he pensado, por cierto, el general McCardigan te espera en la sala del trono.
-Bien, ahora iré.
Me despido de todos y voy a la sala del trono, está situado en el corazón de palacio, es una sala grande, con la paredes de color vainilla, suelo de madera, dos sofás mirando al trono y éste último es de oro con una tapicería cómoda, el respaldo y el asiento son cojínes rojos.
Entro en la sala y el general se arrodilla ante mí mientras me besa la mano.
-Princesa, a vuestros pies.
-Buenos días, general. Tengo entendido que me buscábais.
-Así es, princesa. Tengo que hablar con vos sobre el estado del ejército y la guerra contra Amanecer.
-¿Cómo está la cosa?- pregunto aunque temo mucho por la respuesta.
-No pinta bien, princesa. Hay numerosas bajas y los guerrilleros se acercan más.
-¿Alguna idea?
-Eso es lo que venía a consultar con vos.
Miro durante un rato el mapa que hay extendido en una mesa que trajeron unoa criados para que lo desenrollaramos.
Es el mapa del Reino de los Vientos, así que tenemos que preparar una estrategia buena.
Tras estar un rato calculando rutas, se me viene una idea fugazmente a mi cabeza.
-Se me ha ocurrido algo.
-Decidme.
-¿Y si hicieramos un ataque sorpresa?
-Princesa, ya lo hemos pensado y hecho, pero siempre nos pillan.
-Tal vez porque somos predecibles y hay mucha distancia ya que el reino es muy extenso, pero se me acaba de ocurrir un plan.
-¿Un plan dices? Estoy muy interesado, contad.
-Bueno, he pensado en utilizar nuestras rutas marítimas.
-¿Estáis segura?
Asiento segura de mí misma y le explico el plan.
-Los amanecereños no se esperaran que bordearemos la costa del Mar Niveo, así que entraremos por el río Champagne, una vez allí, nuestros barcos embarcarán en la orilla y nuestros militares bajarán. Les diremos que tengan cuidado de no ser vistos o que disimulen con algo, por ejemplo con otra ropa u otra cosa similar.
-Estoy impresionado, princesa. Vuestro plan es perfecto y si puedo, lo llevaré a cabo con mis tropas.
-De acuerdo, por cierto, quiero comentaros que quiero que haya guardias en los pasillos de palacio y en las puertas de los dormitorios, sala del trono, cocina y sala de invitados.
-Como usted ordene.
-El militar Rosendo Garge se encargará de la habitación de mi hermana María.
-¿Puedo preguntaros el motivo a ser posible?
-Mi gemela y él ya se conocen, creo que es mejor que un militar que la conoce sea el que la protega ya que en caso de no estar alguno de la corte o yo misma para tranquilizarla, lo haga él.
Todos saben como es María, se altera con facilidad y le dan ataques de ansiedad fuertes en muchas ocasiones, ya que es muy sensible. Solo muy pocos sabemos tranquilizarla, toda la corte sabe como, pero mi gemela siempre me busca porque se siente segura cuando le hablo y la consuelo yo.
Aunque ha tenido episodios muy graves, por ejemplo, María tiene muchísima fobia con las ratas, y una vez estaban Horace, tía Margaret y ella sentados en el jardìn hablando mientras admiraban el estanque y los setos de alrededor.
María estaba tan absorta en sus pensamientos que se dió un buen susto cuando algo se cayó al suelo, miró que era y vió dos ratas, una viva correteaba a gran velocidad pasando al lado de sus piernas, mientras que la otra estaba muerta.
Ella empezó a chillar como nunca antes, mi tía llamó a dos criados para que se llevaran a los animales, cuando lo hizo, inmediatamente fue a consolar a su sobrina, pero ella estaba viviendo un fuerte ataque de nervios, sus gritos sonaban en todo palacio.
La llevaron a su habitación y el médico de la corte le mandó reposo y a nosotros nos dijo, cuando no estaba María presente, que le intentaramos hacer olvidar ese episodio haciéndole de entretener.
-Bien, se hará así según su voluntad.
-De acuerdo, gracias general McCardigan. Mantenme informada en todo momento.
-Sí princesa, vuestros deseos son órdenes para nosotros.

ESTÁS LEYENDO
Decisión Y Destino
Teen FictionEl reino de los Vientos necesita una reina, y es cuando la joven Miriam tiene que decidir entre su pueblo y el amor de su vida