A la mañana siguiente, no me despierta un precioso sol, sino mis criados.
-Buenos días, princesa. Debéis arreglaros rápido.
-¿Qué pasa?
Miro por la ventana y me quedo boquiabierta. Todo un espectáculo de truenos y lluvia puede apreciarse a través de ella.
Me visto con un vestido azul oscuro, es sencillo y de manga larga, en los zapatos llevo unas botas del mismo color, no tienen nada tacón y son cómodas.
Bajo a la sala del trono, donde están todos, incluido Tomlson.
Oh no, ¿significa ésto que no se va?
Hago una reverencia al entrar y todos hacen lo mismo.
-Buenos días a todos, menuda tormenta hace.
-Así es, y me temo que la tormenta perdurará días- responde mi tía.
-Pues vaya, y yo que quería que llegara la primavera por el buen tiempo para ir a los Prados Celestiales y no se puede, pues tocará esperar- se queja mi hermana mientras hace una mueca con la cara.
-Princesa Camila, los prados después de la lluvia quedan muy bien, dan una imagen perfecta, el césped fresco, el sol brillando las gotas de agua y las flores asomando sus pétalos.
Mi gemela se sonroja y hace una tímida sonrisa. Incluso a ella se ha ganado.
¿Es que nadie se da cuenta? No me puedo creer que confíen todos de él.
Da malas sensaciones, oculta algo terrible y creo que tiene que ver con el reino y sobre todo conmigo y la corona.
La mañana pasó tranquila en palacio, la tía estaba en la biblioteca, Gerard en su habitación y Celia, María y yo en mi habitación.
-Arg, no se va a Aguas Turbias, es como si todo lo hubuiera planeado él.
-Por favor, Vainilla no seas ridícula. ¿Cómo Tomlson va a controlar el tiempo y va a hacer que caiga un diluvio?
-Lo sé Camila, no hace falta que me lo digas, ¿es que vosotras le veis encantador?
-Sí- responden a la vez.
Me caigo de espaldas a la cama, vaya lo que me ha ido a tocar.
-No me lo puedo creer- musito.
-¿Y a ninguno de la corte le cae tan mal como a ti?
-No. A todos se los ha ganado diciéndoles cosas bonitas.
-Por mi parte me alegro que no te haya ganado, así solamente serás mía y no te perderé por ese barón.
Le miro sorprendida, con los ojos como platos.
-¿Qué? Ese tío tiene más fama y fortuna que toda Ciudad Cristal y Ciudad Platino junta.
-Ni pienses que voy a ir detrás de él.
Fabio se levanta de la silla al ver que hay clientes fuera. Su familia se ha ido a ver a unos parientes en Ciudad Acrópolis, muy lejos de aquí.
Como siempre hago, me tapo la cabeza con un pañuelo para que no me reconozcan.
Cuando se marchan, él se vuelve a sentar conmigo y yo me lo quito de la cabeza.
-Pareces una ladrona escondiendote así.
-¿Quieres que venga gente que no va a comprar, si no a machacarme a preguntas sobre Salam y los suyos?
-Claro que no. Además, no te pienso utilizar- dice mientras entrelaza su mano con la mía encima de la mesa.
Sonrío, la tranquilidad que se respiraba fue interrumpida por un gran griterío proveniente de la calle.
-Tenemos que salir afuera- digo decidida.
Él asiente y salimos al exterior. La gente está asustada y no entiendo el porqué.
Me subo a un puesto del mercado que hay para intentar llamar la atención.
-¡Eh! ¡Basta ya!
Nadie parece escuchar mis gritos así que dejo caer una espada al suelo fuertemente para que me escuchen.
-¡Ya está bien! ¿Por qué tanto alboroto?
Silencio absoluto, no se escuchaba nada, descarto el fragor de una batalla, la lucha se escucharía incluso estando a kilómetros de distancia.
-Princesa- un chico joven entre la multitud se me acerca- Salam está en la muralla.
La muralla que bordea la ciudad, define como de grande es.
Se construyó hace dos siglos, para proteger a la ciudad de unos invasores que vinieron por el río Raner.
-¿Qué hace aquí? ¿Ha venido solo?
-Unos hombres vienen con él, princesa.
-Bien, todos a sus casas o negocios de forma ordenada, no sabemos con que fin viene esta vez, tú- le digo al chico que me lo había contado- ven conmigo.
Él asiente, pero un hombre habla en voz alta.
-Princesa, ¿vos que hareis? Es peligroso ir a donde Salam.
Respiro hondo y echo el aire lentamente. Sé lo que conlleva enfrentarse a ese peligro.
-No pienso dejar que a alguien de mi pueblo le pase algo, así que iré a dialogar con él.
Me bajo del puesto y todo el mundo se marcha, excepto Fabio y el chico.
-Miriam deja de hacer locuras, por favor.
-Quiero terminar esta guerra cuanto antes.
-Admiro esa tranquilidad que tienes, pero no quiero ver tu nombre en los periódicos diciendo que has sido secuestrada por ellos o algo mucho peor.
Le doy un pico en los labios y acaricio su cara con mis manos.
-Cariño, no me va a pasar nada, te lo prometo. Cuando termine de hablar con él, vendré y te lo contaré, ¿vale?
Él asiente no muy convencido, yo me marcho con el chico hacia la muralla.
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Decisión Y Destino
Teen FictionEl reino de los Vientos necesita una reina, y es cuando la joven Miriam tiene que decidir entre su pueblo y el amor de su vida