Llego a palacio, con una sonrisa imborrable en mi cara.
Voy a los establos y allí dejo a Esmeralda.
-Hola hola hermanita- saluda alguien detrás.
Mi hermana. Es lo mejor que tengo en este mundo, siempre nos lo contamos todo, es una unión tan fuerte que hasta sentimos cuando la otra está en peligro.
-Hola Cami- es el apodo de Maria, la llamamos asi por Camelia.
-¿A dónde has ido?
-Oh, pues he estado en Llanura Verde...
-¿Y? ¿Ha pasado algo interesante?
Miro para todos los lados, mi tía se entera de lo de Fabio y me mata.
Ella está buscando un marido para mí, que sea príncipe, no acepta a ningún aldeano ni nada.
Mi tía quiere que me case, lo antes posible, y que al fin sea reina.
Pero yo no quiero casarme, es algo que es muy temprano para mí, tengo 16 años, no 24, para pensar en una relación para toda la vida.
-He conocido a un chico.
María me mira alegre, ella está enamorada de un chico, se llama Rosendo y es militar.
-¿Quién es?
-Se llama Fabio, y es de Ciudad Cristal. Mañana hemos quedado en volver a vernos.
-¿Vas a ir hasta allí mañana? ¿Le has dicho que eres una princesa? ¿Es guapo?
-Sí, he quedado a las seis en la plaza de los Vientos. No, me he tapado con un pañuelo. Bastante guapo- respondí pacientemente a todas las preguntas que mi hermana curiosa me hizo- esto entre tú y yo.
-¿Y Gerard?
-Ya se lo contaré.
-Está bien.
Fuimos hacia el comedor, mientras hablabamos sobre mañana y yo le conté todo sobre esta mañana.
Al llegar ya estan mi hermano mayor, Celia y mi tía.
Mi hermano es guapísimo, tengo ojos en la cara, y todas las chicas del Reino de los Vientos, e incluso princesas de otros reinos, se lo rifan.
Celia está enamorada de mi hermano, me lo contó hará tres años, pero jamás se lo atreverá a decir, ella piensa de que tiene a princesas dispuestas a casarse con él, y que no se va a fijar en alguien como ella, que es de origen humilde.
Y bueno, mi tía es la condesa. Es la hermana de mi difunto padre.
Hacemos una reverencia y nos sentamos junto a ellos.
-¿Y tu padre Celia?- pregunta mi tía mientras comemos.
-Está visitando al sabio Omar, se fue por la mañana y no volverá hasta la noche, condesa.
Después de comer, voy a mi habitación. Ordeno un poco el cuarto, aunque tenga criadas también me gusta hacer cosas por mi misma.
Doblo una camisa y miro hacia el escritorio, la dejo encima de la cama y voy hacia allí.
Segundo cajón, abierto con una llave que tengo bien escondida. Debajo hay un doble fondo en donde guardo todo relacionado con la desaparición de mis padres.
Quiero averiguar quien fue y mandarlo a la prisión Delta, la de los reclusos que pasan allí la eternidad. A modo de venganza.
Miro todo, no se me ocurre nada nuevo, seguiré investigando más adelante.
Al día siguiente
Hoy es el día, hoy le volveré a ver, tengo muchísimas ganas.
Y eso se nota, ya que mucha gente me pregunta por mi felicidad, y yo les respondo siempre lo mismo.
-¿Acaso una no puede estar alegre?
A las 5 salgo de palacio a galope de Esmeralda.
Llego a las 6, está algo alejada la ciudad.
Y allí le veo, sentado en la fuente. Tengo que tener siempre puesto el pañuelo, no quiero que él se entere.
-¡Catleya! Creía que no ibas a venir.
-Claro que si, Fabio, no te iba a dejar tirado, no soy esa clase de chicas.
Él sonríe y me lleva a la calle comercial de la ciudad, agarrados de la mano.
-Mira, esta es la tienda de mis padres.
Delicassen Quartararo
Es una pastelería, entramos dentro, es espaciosa, las paredes de color azul turquesa con el techo blanco. Tiene mesas y sillas, con algunos clientes dentro.
Detrás del mostrador una mujer rubia muy parecida a Fabio está con una sonrisa en la cara.
-¡Hola cielo! ¿Quién es la chica?
-Una amiga, se llama Catleya- me mira a mí- ella es mi madre, Martine.
-Encantada- respondo con un reverencia.
Ellos se quedan extrañados ante mi gesto.
Fabio y yo nos vamos a una mesa y allí charlamos toda la tarde, hasta que me voy.
-Quiero volver a verte.
-Está bien.
Volvemos a quedar otra vez y me vuelvo a palacio.
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Decisión Y Destino
Novela JuvenilEl reino de los Vientos necesita una reina, y es cuando la joven Miriam tiene que decidir entre su pueblo y el amor de su vida