Decisión Y Destino

3.

Otro día en el que Fabio y yo hemos vuelto a quedar.

-¿Qué te ha parecido la tienda?

-Muy buena, adoro los pasteles que hace tu madre.

-¿Favorito?

-Fresa y nata.

-¡El mío igual!

Ambos reímos y yo me despido de Martine, prometiendo volver otro día.

Él me acompaña hasta la salida de Ciudad Cristal y volvemos a quedar para mañana.

Vuelvo a palacio, y me voy a la habitación, allí están María y Celia.

Mi gemela se va a quedar a dormir en mi habitación, ya que ella duerme en otra.

Nos separaron de cuarto ya que no sabíamos sobrellevar compartir espacio.

-Cuenta la cita de hoy- dice mi hermana con un cojín entre las manos.

Las tres estamos sentadas en mi cama, ambas esperando a que se lo cuente.

-Pues... Hemos estado paseando, y hemos dejado a Esmeralda en la tienda para ir más tranquilos.

-¿Y qué más?- pregunta impaciente.

-Y... Nos gusta las mismas cosas...

-¿Así?

-Sí, las excursiones por la noche, la playa, los pasteles de fresa y nata...

-Ohh, estaís hechos el uno para el otro.

-Sí, pero princesa María, ¿cómo va a reaccionar Fabio cuando se entere de su condición de princesa?

-Eso es verdad, tienes que decirselo.

-Si ya... ¿Qué hago?

-Cuando sepas que no es un cualquiera y que no va a estar contigo por ser quien eres.

Seguimos charlando, bajamos a cenar y cuando terminamos, Celia se va a dormir.

-Hasta mañana- decimos mi gemela y yo a la vez.

-Hasta mañana, princesas- hace una reverencia y justo pasa mi hermano- hasta mañana príncipe Gerard.

-Hasta mañana- responde él sin mirarla y se acerca a nosotras- ¿noche de chicas?

-Sí- responde Cami y a mí me sienta mal ver a mi amiga así.

-Que os lo paseís bien y no formeís escándalo.

-No, tú tranquilo- respondemos a la vez.

Ambas nos vamos a mi habitación, donde nos ponemos nuestros respectivos pijamas y nos metemos en la cama.

Cabemos las dos ya que es una cama matrimonial.

Saco mis apuntes del caso desaparición. Ambas le pusimos ese nombre cuando iniciamos la investigación.

-Haber, repasemos el caso. Es un hombre, más alto que nuestros padres, con un curioso tatuaje de una media luna en el brazo, tiene aspecto de haber sido militar.

-Vamos a tardar siglos, Mir- mi apodo- hay muchos así.

-Encontraremos más pistas, tranquila.

-Si ya claro... Después de 16 años, ¿no?

-Solo tenemos que fijarnos bien cuando salgamos de palacio.

-Puede no estar en el reino.

-Puede... Pero por intentarlo...

-¿Nos vamos a dormir ya?

-Sí, ¿cuándo has vuelto a quedar con él?

-Dentro de dos días.

-Vale, hasta mañana hermanita.

Me levanto y guardo todo.

-Hasta mañana, te quiero.

-Y yo a ti.

Dormimos con las manos entrelazadas, a veces pienso que hasta nos leemos la mente, ya que las dos no estabamos buscando nuestras manos.

Al día siguiente

Nos levantamos y ella se va a su cuarto. Yo voy al baño, y cuando me pongo delante del armario, llaman a la puerta.

-Adelante.

-Princesa Vainilla, vuestra tía os dice de que os vistais elegante, tenemos visita.

-De acuerdo- le respondo y la criada se va.

Finalmente, me pongo un vestido turquesa de manga corta, mi preferido.

Bajo a la sala del trono y allí está casi toda la corte, excepto América, que le dí unos dias para ver a su familia.

-Oh, aquí está la princesa, Tomlson.

Un chico de cabello castaño, con ojos marrones claro, de porte elegante y piel blanca se acerca a mí y se arrodilla cogiéndome de la mano.

-Es un placer conoceros, princesa Miriam, sois tan hermosa como dicen.

Me sonrojo un poco, pero este chico de unos 23 años, calculo, no me atrae.

-Gracias, ¿cómo os llamaís?

-Me llamo Tomlson Rolds, provengo del Reino de Aguas Turbias.

Conozco ese reino, está muy lejos de aquí.

-Habeís hecho un largo viaje, la verdad.

-Sí, me gusta mucho este reino, y como mi padre es el marqués Rolds, me mandó a pasar una temporada en este reino, donde vuestra estimada tía me ha acogido.

Este tío me da muy mala espina, siendo sincera, es mejor no bajar la guardia, quien sabe como es y lo que puede llegar a tramar.