ᴛʀᴏᴜʙʟᴇ ɪ'ᴍ ɪɴ

Elecciones.

El olor a café que rodea el cuarto me ayuda a pensar y procesar las cosas, aunque no lo quiera del todo.
Tengo la taza entre mis manos a pesar de que permanece caliente y quema un poco mis dedos. Esta es la tercera vez que me sirvo, son exactamente las 7:00 de la mañana de un sábado cualquiera donde debería estar durmiendo y disfrutando mi descanso, pero no puedo. Más bien estoy llenando mi sistema de cafeína mientras mi mente juega sucio haciéndome recordar...

¿Cual es la razón?, en realidad es quién. Y es ese hombre que no deja de aparecerse en mi cabeza, Sherlock Holmes.

Lo peor, es que la culpa no se hace menos en esta ocasión. Estoy sentada en el sillón de la casa de mi novio, con el cual llevo casi ocho meses, pensando en alguien que no es él.
Se supone que vine a España a empezar de nuevo y olvidar el pasado, pero todo lo logrado se acaba de caer.

De tan solo pensar que en menos de dos meses estaré viéndolo cara a cara, después de todo lo que sucedió. Tanto sus errores como los míos se juntarán para por fin enfrentarse y terminar en nada bueno, es algo a lo que le temo de cierta forma.
Mucho más al recordar el penoso incidente que paso con Sebastian en el departamento, que para él pudo ser algo curioso, sin embargo, para Sherlock y para mí fue algo más que eso, con esa acción rompí todo los lazos que nos unían aún; dejando un completo vacío en lo que un día fuimos...

|Flashback|

«—Hannah, ¿Estás despierta?. —decía una voz femenina detrás de la puerta, haciéndome abrir los ojos.

—¿Si?. —conteste con la voz aún adormilada.

—El desayuno está listo, por si gustas bajar.

—Gracias. Estaré lista en un momento. —pero hice lo contrario, me tapé hasta la cabeza con las cobijas y me acomode lo mejor que pude.

Solo a estas horas podía conciliar el sueño, durante la noche era un total suplicio siquiera intentarlo. Era como si mis ojos tuvieran temor de cerrarlos, provocando que las noches fueran bastante complicadas.

Han pasado tres semanas desde la última vez que vi a Holmes, y llevo su recuerdo tan fresco cada día que pasa, su delgado cuerpo mirando el caer de la lluvia a través de la ventana; sin importarle que yo me fuera de su lado.

Aún me es complicado despertar en una cama que no es la mía, en tan poco tiempo ese departamento se había convertido en mi hogar, donde me sentía tan cómoda y tranquila; no puedo quejarme por lo acogedor que ha sido quedarme en la casa de John y Mary, pero sé no puedo permanecer aquí por más tiempo. Necesito encontrar por mi misma un futuro prometedor que ayude a superar cada cosa que sucedió, a parte, algún día se cansarán de mi.

Termino aventando las cobijas con mis pies hacia abajo, el sueño se ha ido como siempre. Decido levantarme y tomar una ducha para ayudar a Mary con la limpieza, desde que empezó a trabajar de nuevo en el consultorio no le da tiempo de hacer muchas cosas, siendo yo la encargada de cuidar a la pequeña Sherlly como favor de dejarme quedar aquí en lo que encuentro un departamento nuevo.

Tomo una ducha rápida y me cambio lo más rápido que puedo, ató mi cabello en una típica coleta y estoy lista. Arreglo la habitación para después bajar al comedor, donde una Sherlly sonriente me recibe mientras está en su silla para comer, con su madre a lado desayunando.

—Buenos días —salude.

—Hola querida, ¿Cómo amaneciste?
—dice mientras le da una cucharada a la bebé.