39.

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Me quedé impávida frente a la casa de la estúpida de Sylwia. 

Salí como una zombi, en busca de cigarrillos. No los consumo a menudo. ¿Pero que va? Los necesitaba. Encendí el primero de la cajetilla, y seguí caminando embobada, hasta que un auto casi me arrolla. 

Me di un golpe de realidad, y decidí que debía solucionar todo esto. 

°°°

Intenté llamar muchas veces a Dominik, pero al pasarme esas muchas veces al buzón de voz, no me quedó más que seguir mis instintos e ir hasta su casa. Me consumiría esta mierda por toda la noche si no iba a aclarar todo esto. Y de paso, si aclarar y arreglar las cosas significaban arrancar a Dominik de mi vida, pues lo sería.

Llegué hasta su casa, me abrió como de costumbre su criada, pero esta vez a diferencia de muchas sus padres si estaban en casa. Era de noche.

— Hola querida, ¿Cuál dijiste que era tu nombre?—me preguntó la madre de Dominik

—No se lo dije, pero me llamo Katine. Katine Walczak—sonreí un poco

—Katine Walczak...Walczak —repitió, como pensando—Mh...

Alzó las cejas, como diciéndome que no sabía. O que no le sonaba mi apellido, quizás.

Claro que no le sonaría ni en pelea de perros. Yo no era importante, mi familia no era importante. No eramos nada comparados con ellos.

—Y bien, Katine ¿Eres compañera de clase con Dominik, o me equivoco?—preguntó ella

Pero antes que respondiera, el padre al parecer, se acercó a mi

—Deja de llenar de preguntas a la chica, Beata—la reprochó—Katine, ¿Qué necesitas?

—Hmm, bueno, venía ver a Dominik—dije tímida

—Seguro. ¡Nadiaaa!—gritó 

— ¿Si señor? —respondió la criada

— Ve a buscar a Dominik a su cuarto y dile que baje. Una amiga de él la busca —respondió el señor—  Yo me voy, solo vine por algunos documentos. El consejo necesita mi presencia en el tribunal de mañana, y tenemos unos puntos que acordar. Adiós —dijo en general, y se marchó sin más

Fruncí el cejo. Que...fríos. 

—Así es el trabajo —suspiró la señora—No te deja tiempo ni para vivir en verdad

Pareció buscar unas cosas, y se perdió por la habitación consiguiente.

Después de unos minutos, bajó la criada.

—Dice que no quiere bajar, que no quiere ver a nadie —frunció el cejo, entristecida —Discúlpeme. 

—No...no se preocupe—asentí 

Me despedí, y me fui de allí. Todo fue un error. 

Todo fue un maldito error.

°°°

A los días siguientes, Dominik parecía desaparecido del mundo entero. Las llamadas pasaban a buzón de voz, cuando lo buscaba en el instituto, sus compañeras o compañeros que encontraba me decían que no asistía a clases. No me atrevía a seguir molestándolo en su casa, y ya no encontraba alternativas. 

¿Suicide room?

¿Entrará aún a esa cosa, o aún no tenía internet desde la vez que me pidió mi notebook?

Por curiosidad, entré. Me creé una cuenta. Busqué esa sala.

Pero nada. No estaba. No estaba ni la sala, ni el usuario de Dominik.

Toma mi mano || DOMINIK SANTORSKI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora