44.

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—Te dije que no te acercaras a mí —la miró amenazante

—No, pero yo no te busqué. Tú llegaste hasta aquí —se limpió las lágrimas de sus ojos —Por favor, escúchame un segundo

—Bien —se quedó callado —Listo, fue más de un segundo, de hecho ya van tres, unos cinco...adiós, nos tenemos que ir

Dio un paso adelante, pero Sylwia lo tomó de la manga de su sudadera.

—¡Por favor! Necesito confesarte algo —exclamó desesperada.

Estaba comenzando a armar un escándalo. La gente que pasaba se nos quedaba mirando.

—¡Basta! —gritó Dominik dándose la vuelta —Estoy harto. Si quieres conversar de lo que pasó, bien, conversemos.

Sylwia me miró como queriendo echarme. Se quedó así hasta que Dominik entendió.

Iba a irme, pero...

—¿Qué? ¿Quieres que se vaya? —soltó una risotada —No, jódete. Vas a hablar frente a ella, o no hablas nada —me abrazó por la cintura —Ella es parte de mi vida, así que si quieres decir algo, dilo ahora.

Sylwia miró al suelo, notoriamente cabreada.

—Bien —soltó fría, apretando la mandíbula —De todos modos, lo que quiero decirte es sobre ella.

—Sobre Katine —sonrió sarcástico —Tiene nombre.

—Bien —repitió Sylwia

—¿Bien qué? Ya habla. No tenemos todo el día

—Estuve involucrada en... —se quedó callada y miró al piso

—¿En qué? —la apuró Dominik

—En... —hizo una mueca, y algunas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos —Yo apuñalé a Katine

Comenzó a llorar estruendosamente, pero de un momento a otro, dejé de escuchar todo.

Todo a mí alrededor.

Me quedé estática, y no supe que pensar, como actuar.

Pero volví a reaccionar cuando vi a Dominik sobre Sylwia, gritándole desaforado. No podía oír lo que le decía. Estaba en una especie de shock.

Dominik estaba sobre ella, oprimiendo su cuello. El rostro de Sylwia comenzó a tornarse rojo...

—¡Suéltala! —grité de pronto —¡Dominik! —volví a gritar, y me acerqué a él

En vez de intentar quitar sus manos del cuello de Sylwia, me acerqué a su rostro, y lo tomé delicadamente

—Dominik, por favor, suéltala —murmuré a punto de llorar

Él solo dejó de oprimir el cuello, pero se quedó allí, sin moverse.

Sylwia estaba palideciendo

—¡Yaaa! —grité —¡Suéltala! —me desesperé e intenté quitarle las manos de encima

Lo logré por fortuna. Sylwia comenzó a toser y a acariciar su cuello, que ahora estaba totalmente enrojecido.

Dominik parecía en shock ahora. Estaba rojo, jadeando, y mirando al suelo, con las manos temblando.

De pronto, se tomó del cabello, con una expresión de ira que aún quiere ser revelada.

—¡Eres una maldita asquerosa! ¡Perra! ¡Mereces morir! —le escupió totalmente fuera de sí, mientras ella aún tosía en el suelo —¡Mataste a mi hijo! ¡¿Entiendes?! ¡Eres una maldita asesina!

Sylwia miró hacia arriba totalmente sorprendida

—¿Hijo?

—Si —le respondí yo —Estaba embarazada. Mataste a mi hijo. Y casi me matas a mí.

No entiendo porque no me desaté en contra de ella, ni empecé a vociferarle groserías en contra, así como lo estaba haciendo Dominik. No estaba furiosa, al contrario, estaba calmada. Es como si la victima de toda esta historia no fuese yo. O es como si no me importara absolutamente nada.

Sylwia se levantó de un segundo a otro y comenzó a correr, desesperada.

—Maldita perra —masculló Dominik —¡Maldita...!

—Ya —lo calmé.

Le tomé ambas manos, e intenté calmarlo.

—Dominik, tranquilízate

—¿Pero es que te das cuenta que nos ha jodido todo este tiempo? Y yo soy un maldito hijo de puta por no creerte. Todo ese tiempo estuvo alejándonos, y yo lo permití —se libró de mis manos, y se tomó de la cabeza —Soy un imbécil

—Basta. No lo eres —lo miré a los ojos —No pasa nada. Ya pasó todo

—No —se pasó la manga de la sudadera por la nariz —Esto es una mierda

Comenzó a caminar solo y apresurado.


Toma mi mano || DOMINIK SANTORSKI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora