Capitulo 2: Why so lonely

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JunHong admiraba la mansión edificada delante de él, sus paredes eran blancas, los ventanales azules, caminaron por un bello jardín donde los botones de flores de cerezo comenzaban a surgir, de igual manera se encontró con cientos de mugunghwas adornando algunas macetas, tulipanes, parecía ser la casa perfecta de un cuento de hadas, las puertas se abrieron mostrando dos escaleras de cada extremo provenientes del segundo piso, vitrales acompañaban al fondo dejando filtrar la luz de distintas tonalidades, una mujer apareció para invitar a los forasteros a ir al despacho, Jun no dejaba de admirar las pinturas colgadas en ese sitio, pocos muebles le daban un aire minimalista, cuando cruzaron una puerta de madera se encontró a un sujeto de cabello corto negro, usaba un suéter negro abierto con una playera blanca estaba sentado detrás de un enorme escritorio, Jae lo invito a sentarse en uno de los sillones a su lado, el hombre de cabello plateado se acomodo en una silla, Jun trago en seco, la mirada, el aura de tan macabro personaje lo dejaba sin respiración, sus dedos se movieron nerviosamente minutos antes se encontraba desesperado paso a la fase de sorprendido para terminar temeroso.

—No entiendo que quiere de mi.—Fue lo único capaz de pronunciar.— Me dijeron que tenían un mensaje de mi hermana pero lo dudo, ella falleció a causa de un accidente no tuvo tiempo ni siquiera de hacer una petición.—Sus labios temblaban, bajo la mirada odiaba evocar el pasado porque detestaba abrir heridas.—Ella esta muerta no tiene caso despertar muertos, no quiero hablar de ella, no sé que diablos hago aquí.—Se levantó sobando sus muslos, indeciso de sus acciones.—No quiero saber nada de ella, quiero olvidarla.

—¿Crees que si borras el nombre de tus labios ella desaparecerá? ¿Piensas que si olvidas su voz, su risa ella se irá? Te equivocas Jun, jamás podrás dejarla ir porque vive en tus recuerdos, en tus memorias más dulces, seguirás viéndola en los lugares que pasaron juntos, escucharas los susurros de sus labios en tu oído.—El hombre hablo en tono de voz frío, desolador.—Lo que una vez disfrutamos nunca lo perdemos, todo lo que amamos profundamente se convierte en parte de nosotros, tienes que aprender a decirle adiós.—Jun levantó el rostro enfrentando a ese hombre, no, él quería quitarse esa parte donde extrañaba a su hermana, dolía, lastimaba pensar en ella.—Sé que duele, te entiendo porque siento lo mismo.

El pelirrosa rasco su cabeza confundido ¿Porque ese extraño le hablaba en tono tan familiar? ¿Porqué encontraba consuelo en esa muerta voz? dio un par de pasos, no, no quería recordar, deseaba salir corriendo de esa casa, fue un error querer pensar que esos intrusos le darían algo de paz, sus pulmones se quedaban sin aire, sus párpados temblaban ante el mar de lagrimas amenazando con aparecer nadie comprendería el ángel perfecto que fue su hermana, su mejor amiga, la madre sustituta que lo guió por el buen camino, la única persona que lo amo sin pedirle nada a cambio, lo cuido solo porque poseía un dulce corazón, la extrañaba, cuando eran niño en las noches de pesadillas corría hacia su cuarto para dormir en la misma cama, para sentirse protegido, darse cuenta que no estaba solo ahora todo era distinto, no había casa, ni hogar al que volver.

—La conocí un par de meses antes del accidente, yo volvía de una revisión medica cuando entre a la cafetería donde trabajaba me atendió con esa sonrisa que la caracterizaba para mi no es sencillo tratar a las personas.—El hombre salió de su escondite mostrando que se encontraba sentado en una silla de ruedas.— Odio como se me queda viendo la gente, sus ojos de lástima, sus miradas inquisidoras, detesto que me observen como tu lo haces.—Jun abrió sus ojos completamente, su boca formo una perfecta O al descubrir la condición del sujeto, desvío su mirada a otro punto.—Durante las dos horas que estuve en ese lugar ella nunca me pregunto sobre mi condición, parecía no notarla, no me habló en tono fingido como las enfermas se dirigen a los condenados a muerte, ella era directa, amable, dulce.—Bang llevó su vista hacia los ventanales para admirar las flores de cerezo apunto de florecer.—La ame desde la primera vez que me cruce con ella, cuando mi piel entro en contacto con la de ella, cuando me regalo una sonrisa, la forma de sus ojos, sus mejillas, jamás pensé que la perfección existiera hasta cuando la mire sonreír.—Bang apretaba el borde de su suéter, lo estrujaba entre sus dedos, no era mentira esa confesión fue amor a primera vista lo que sintió por su esposa.—Cierro los ojos y juró que la escucho reñirme pero ella esta muerta, todo lo que representó se ha ido y nunca volverá de eso estoy seguro.—Recobró la cordura y devolvió sus ojos a ese chico que llevaba las manos a su rostro.—Ella me hablo de ti, los sueños que tenía puestos en tu futuro saber que fuiste a dar a la cárcel me hizo recapacitar siempre quise hacer algo por ella, regresar un poco de la tanta luz que me dio, por ella quiero ayudarte.

Me before youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora