Capitulo 5: What more I can say

252 26 39
                                    

Un grupo de chicos corrían detrás de un niño de regordetes cachetes quien buscaba abatido esconderse en alguna aula pero todas estaban cerradas, golpeaban desesperadamente esos pedazos de madera para llamar la atención de alguien, cualquiera que pudiera ayudarle pero todos son ciegos, sordos, mudos, los niños con miedo en su pecho son incapaces de enfrentarse a sus monstruos de carne, temen ser también una víctima más, el niño gordo siempre será el objetivo favorito de los matones por esa razón la pobre víctima fue alcanzada, sujetada por el cuello para ser arrastrada por el piso, trataba de zafarse pero los cinco agresores eran mayores, más fuertes, menos amables y carecían de cordura, a veces los niños son los peores enemigos de ellos mismos, llegaron a los baños donde el juguete favorito fue usado como balón, lo pateaban, tomaban su mochila para romper sus libretas, sus objetor personales, HimChan se hacia bolita tratando de evitar golpes en la cara si su padre los veía recibiría una tanda de insultos "¿No eres hombres?", "Pareces una estúpida niña que no puede defenderse, bien merecido te lo tienes por ser un cobarde maricón", tenía solo 8 años ni siquiera sabía el significado de esos apodos pero sabía que serían marcas que llevaría toda la vida.

—Eres una maldita ballena ¿No te da asco ser tu? —Uno de los atacantes vocifero, era el líder quien se sentó en el pecho de la víctima para sujetarlo del cuello.—Eres una bolsa de grasa asquerosa, no deberías asistir a este colegio donde solo hay personas delgadas y bellas, eres un maldito fenómeno.—Le grito pellizcando sus mejillas de manera dolorosa.—Tu cara de niña me da asco, ¿También eres una mariposa?

El resto de los presentes soltaron un coro de carcajadas cargadas con insultos del mismo calibre que los ejecutados por el jefe de esa banda de delincuentes, gritaban, lo llamaban con etiquetas denigrantes que se adentraban en su cuerpo creando llagas, fue entonces que el aire le faltaba al pelinegro quería morir, se escondió, se minimizo deseando que el tiempo pasará pronto, el tormento terminará para correr a un agujero donde nadie presenciara su asqueroso aspecto donde llorar como el cobarde que era, de pronto la puerta de uno de los sanitarios se abrió de golpe y salió un chico mal encarado, rascaba su cabello despeinado, sus facciones simulaban las de un matón aunque también era un niño sin duda su semblante era distinto a los normales, el extraño enfocó su vista en el niño atacado y sus matones, movió la cabeza sin expresar palabra alguna, un pequeño hilo de sangre corría por la comisura de los labios de ese chico de piel blanca y mejillas abultadas sin previo aviso el extraño lanzo el bote de la basura contra el líder para después tomarlo por el cuello y lanzarlo a sus amigos quienes estaban en trance por tan inesperado ataque, el salvador sujeto la mano de niño en el piso para arrastrarlo fuera del baño no sin antes cerrar la puerta y atorarla con una escoba, al verse un poco a salvo corrieron hacia las escaleras hasta llegar al techo donde extrañamente el héroe tenia las llaves.

—Gracias.—Logró articular el mal herido niño estirando su brazo ambos estaban tirados en el suelo tratando de recobrar el aliento perdido por la intensa carrera.—Mi nombre es Kim HimChan ¿Pensé que enfrentarías a todos como un héroe?

—El mío es Bang YongGuk.—Contesto estrechando la mano.—No soy estúpido.— Recalco emergiendo una sonrisa en sus facciones varoniles.—Debemos ir a la enfermería. —Estiró su dedos para tocar el rostro lastimado.—Tu cara es muy bonita.

Algo explotó en el interior del rescatado, fuegos articulase aparecieron a medio día fue en ese momento que comprendío que era diferente a los demás, qué quizá si era un fenómeno.

El sonido de un mensaje arribando a un teléfono despertó del trance a un rubio que sacudió la cabeza y se giro sobre la cama para escaparse de las cobijas y alcanzar el aparato vibrando, sus ojos entrecerrados apenas lograban leer las letras enviadas se ergio un poco al percatarse que su conversación ya tenía cinco nuevos mensajes del emisor, dejo escapar un suspiro, no estaba muy seguro en que momento se volvió tan cercano a ese extraño chico, en un inicio se evito la pena de contestar a sus "singulares" mensajes pero su propia naturaleza le impidió dejar algo incompleto por lo cual terminó contestando desde ese momento sus intercambios por mensaje fueron comunes.

Me before youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora