016. Steve Hydra Rogers II

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Este vez el golpe de la verdad fue mucho más duro. Aún estaban sorprendidos porque sus datos no fuesen esparcidos en el mundo cuando Natasha esparció todo Hydra y Shield, mandándolos al carajo. Todo parecía carecer de sentido hasta ese momento; Rogers no había dicho nada al respecto, y eso no era favorable. Se negaba a admitir cualquier cosa, porque sabía que sería usada en su contra. Definitivamente no estaba siendo el año de los Vengadores, y dudaban que las cosas pudieran mejorar.

—Será más difícil si continúas callado. Intento ayudarte, Steve.

Sharon Carter insistió, mientras sus pies se movían ligeramente de un lado al otro, demostrando sus nervios y el estrés que sentía por dentro. Steve continuó haciendo lo mismo de siempre: nada. Hace mes y medio que su mayor secreto había sido descubierto, y todo su mundo se fue por el retrete. Perdió al amor de su vida en el proceso, y dudaba mucho poder recuperarla. Pero la verdad es que te encontrabas peor de lo que te gustaría admitir. Desde ese momento, Natasha convenció a Tony de quedarse con Barnes y ayudarlo en lo más que pudieran. Claramente al comienzo se sintió ofendido y duró una semana en negación, pero terminó cediendo. Durante ese mes y medio, habían avanzado bastante.

—Steve —el susodicho alzó finalmente su azulada mirada hacia la agente; pensó entonces que tal vez Peggy no habría tenido esa piedad con él como Sharon, y sintió un terrible vacío en su pecho; lo había perdido todo—. Sé que todo esto está siendo más que arduo para ti, el problemón en el que estás metido parece un pozo sin fondo. Pero puede tener solución, ¿de acuerdo? Solo tienes que ayudarnos.

Steve no dejó de observarla en todo momento que estuvo hablando. Él no se fiaba de ella, no lo hacía de nadie. Era solo él, y nadie más. Se encontraba solo en esa batalla personal que parecía querer destruirlo un poco más cada vez que la mínima prueba de afecto fuese demostrada hacia él, recordando la horrorosa persona que había sido. Y aunque supiera que el hablar y el no hablar no cambiaría absolutamente nada, porque terminaría en una celda hasta su maldito último respiro, solo se dirigió a Sharon con una mirada fría y distante.

—Deja de insistir.

Cualquiera diría que este no es el Capitán América, ni siquiera Steve Rogers. No ese hombre que estaría dispuesto a pelear por su nación, aun padeciendo miles de enfermedades  y tener rechazos incontables. No aquel hombre que juró lealtad a la bandera y protegerla en toda ocasión. No ese muchacho que lastimaría a su mejor amigo sin algún propósito lógico para luego mantenerse en las sombras por tanto tiempo. Sharon no concebía que Steve estuviese así. No quiso soltar a pulmón lleno todo lo que tenía para decirle, porque sabía que no funcionaría en lo más mínimo. Ella tenía la esperanza de que dejara ayudarse, y pensaba que solo una persona lo conseguiría.

—Muy bien —Sharon se irguió en su lugar, endureciendo la mirada. Steve proclamó al cielo Aleluya, pensando que al fin se había rendido—. No me dejaste otra opción.

No pensaste que sería realmente necesario. Tal vez Steve ablandaría su alma y terminaría con todo ese martirio de una vez por todas. Él les diría a todos por qué lo había hecho y con Sharon lo ayudarías a mejorar, como lo estaba haciendo Bucky. Pero no había sido así, y habías deseado que el plan B no llegara a desarrollarse. Elocuentemente, no fue así. Y mientras Natasha te acompañaba a la puerta diciéndote millones de cosas que probablemente deberías hacer si todo se salía de control, no dejabas de pensar en que volverías a estar cerca de él luego de tanto tiempo. Lastimosamente no de una buena manera, pero era decisiva.

—¿Entendiste?

—¿Qué?

Romanoff suspiró rendida. Se dio cuenta que no le estabas prestando atención nueve segundos después de que empezara a parlotear, pero definitivamente debiste haberlo hecho.

MARVEL: ONE-SHOTS (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora