Capítulo 7

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Al levantarme vi como ella tenía dos disparos, uno en el hombro y otro en la pierna. Caminaba delante de mí mientras subíamos la colina. Ni un alma se oía por ahí. Nuestros pasos eran cortos y muy sigilosos. Al llegar a un llano vimos la bandera a pocos metros de nosotros, pero nadie la vigilaba. Busqué indicios de alguien que estuviera allí sin estar allí, sé que es lo contrario pero es lo que es. No se veía a nadie y me dispuse a acercarme, pero una mano me sujetó del hombro impidiendo mi marcha.

- Creo que tenemos un francotirador. --- Dijo Tessa quien no me dejaba pasar. ---

- ¿Dónde? --- Pregunté mientras volvía a colocarme pocos pasos atrás. ---

- Ves aquel árbol. --- Señaló un gran árbol sin casi hojas que se retorcía en el suelo. --- Algo sobresale de él.

En efecto, en la parte inferior colgaba un pañuelo de color rojo. Seguramente ese chico no sabía nada y era nuestra oportunidad.

- Yo lo distraigo mientras tú vas a por la bandera. --- Dije mientras la apartaba y me ponía al frente. ---

- No, déjame a mí.

- A ti solo te queda un disparo y no durarás mucho enfrentándote a él, seguro que está limpio. ¿Confías en mí?

- Sí.

Le dije que se echara hacia atrás. No tenía ningún plan, pretendía llamar su atención para darle tiempo a ella a correr. Teniendo en cuenta que no es experto y que normalmente el que se queda a custodiar es el peor tirador. Aunque eso no afecta a nuestro equipo.

Me deslicé entre los árboles hasta llegar cerca del gran árbol donde pude ver cómo un joven muchacho vigilaba. Tenía la pistola preparada y no dudaba que si veía a alguien le dispararía sin mirar si era de su equipo. Cogí una piedra y me preparé para lanzarla, antes avisé a Tessa para que estuviera preparada. Y... Uno, dos.. Tres. Lancé la piedra en dirección contraria a la bandera, el chico volvió su mirada hacia el ruido y levantó de un movimiento la pistola. Era mi turno. Levanté la mía y disparé dos veces a su chaleco. Ni siquiera me quedé a ver su cara. Intenté ver si Tessa había cogido la bandera pero no se había movido, seguramente estaba paralizada o algo. Al sacar la cabeza para ver, recibí un disparo en las gafas. No podía ver nada. Me tiré al suelo e intenté sacar la pintura. Al abrir los ojos, vi como el muchacho se había movido y la había visto. Se disponía a disparar cuando antes le disparé. Se tumbó en el suelo, bastante dramático. Corrí a ver si estaba bien.

- ¿Todo bien? --- Dije mientras no paraba de mirar si la había disparado. ---

- Sí. Vamos a por la bandera. Juntos.

Me agarró la mano y nos acercamos a la bandera, la sujetamos y la levantamos lo más alto que pudimos. Su sonrisa acabó por hacerme sacar otra. Tenía que hacer algo por Matt.

- ¡HEMOS GANADO! --- Grité. ---

- ¡SÍÍÍ!

Al rato llegaron los demás, algunos con mala cara después de haber obtenido la derrota. Al ver a Matt no pude contener la risa, estaba lleno de pintura de los pies a la cabeza, pero estaba muy contento.

Corrí hasta su lado y antes de poder decir nada, nos abrazamos. La pintura no estaba seca del todo y acabé cubierto hasta las orejas.

Muchos empezaron a hablar y preguntarse cómo habían perdido, otros proclamaban su victoria y luego estaba Matt, metiéndose los dedos en las orejas para quitarse la pintura de ellas.

Terminamos el juego y recogimos todo. Llenos de pintura y de algo más, volvimos al coche para dirigirnos al hotel. En el trayecto contamos nuestras hazañas en la batalla. Después de un rato, el taxi nos dejó frente al Hotel. Aria se quedó dentro.

Después de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora