Capítulo 8

23 2 0
                                    

Medio viaje lo pasé durmiendo o viendo como Matt intentaba escapar de su compañero de asiento. Tessa se había hecho amiga de un niño que se sentaba delante de nosotros. Podría decir que me pasé todo el vuelo agarrando su mano o hablándole, pero estaba muy cansado.

Cuando aterrizamos nos dirigimos a esas máquinas que expulsan las maletas poco a poco. Las mías y las de ella salieron antes, pero Matthew seguía esperando por las suyas.

- Eh, Matt. ¿No son esas? --- Señalé a dos maletas que estaban a punto de volver a entrar a la máquina. ---

- Joder.

Corrió lo más rápido que pudo se subió a la máquina y agarró una de las maletas. Todas las personas que estaban allí se quedaron impactados, dos hombres de seguridad se acercaron a ver el alboroto. Cuando llegaron Matt se había metido dentro de la máquina para coger su otra maleta. No salía y los  hombres se quedaron esperando por él. Estaba algo preocupado pero le conocía y seguro que aparecía.

- Eh, chicos. Vayámonos. --- Dijo una voz que rozó mi hombro. Al girarme vi a Matt que tenía sus dos maletas. ---

- ¿Cómo has...?

- No hay tiempo.

- ¡Está ahí! --- Gritó uno de los de seguridad y empezamos a correr a la salida. ---

Nos seguían muy de cerca, pero en este viaje había corrido tanto que ya parecíamos atletas profesionales. Los despistamos al salir del aeropuerto. Cogimos el autobús. Ya estábamos llegando cuando Tessa sacó de la mochila un pañuelo y se dispuso a ponérmelo.

- ¿Qué haces? --- La miré extrañado. ---

- Confía en mí.

"Por supuesto" Me colocó el pañuelo alrededor de los ojos y lo ató un poco fuerte.

- Vas a acabar con mi cerebro como sigas apretando.

- ¿Qué cerebro? --- Preguntó Matt. ---

- El que tú no tienes. --- Repuse. ---

- ¡Qué gracioso! --- me aflojó el pañuelo. ---

- Bueno, te espera una sorpresa cuando lleguemos. No diré nada. Y no la puedes rechazar.

Asentí. A los cinco minutos el autobús paró. Me agarraron de las manos y me ayudaron a bajar. Matt se hizo el gracioso y casi me caigo bajando las escaleras. La parada que dijimos al entrar era la calle de mi casa y la de él. Oí como llevaban las maletas y se paraban a mi lado.

- ¿Listo? A la de tres. Una, dos... ¡Tres!

Al abrir los ojos vi mi casa (un poco desvanecida por la luz), estaba... estaba nueva. Las paredes, la pintura, las ventanas... todo estaba nuevo. Casi no la reconocía. Supuestamente debería estar contento por ver aquello, por ver la casa de mi infancia como nueva. Pero no es así.

- Bienvenido a nuestra casa. Entre Matt y yo hemos conseguido todo esto. Su padre se ha encargado de arreglarla y nosotros en pagarla. Ahora viviremos los tres aquí. Bueno, si tú quieres.

- ¿Qué habéis hecho? ... --- Estaba triste y a la vez enfadado. Esa sensación de ver cómo mi casa a cambiado y yo sigo aquí. Igual.

- No te entiendo. ¿No quieres que nos quedemos? No pasa nada. Aún no era definitivo.

- Y-yo... Lo siento, no puedo...

Entré corriendo a "mi casa" la cual olía a limpio y muebles nuevos. Parecía otra. Subí las antiguas escaleras chirriantes que se habían convertido en unos escalones de cristal sin ruido alguno. Al llegar a "mi habitación" se había convertido en otra sala. N-No, no puedo con esto. Corrí  al baño -o lo que parecía- y me metí en la bañera. -Sí, cuando estoy confuso me meto en la bañera y me pongo a pensar- Eso hice.

Después de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora