Nuestro protagonista, acostumbrado a la macabra rutina de dormir durante el día y vivir durante la noche, conocerá a una chica que hará que su racha de mala suerte se acabe. Pero sus quedadas a media noche se ven condicionadas con la regla de no con...
Me siento como el tripulante de un navío llamado "Mi vida" del cual dejé de ser capitán hace mucho tiempo y ahora se deja llevar a la deriva en un inmenso mar.
Decidí poner fin a este absurdo cuento en el que protagonista no es ni un príncipe, ni un héroe, ni un guerrero. Sentencié el trayecto. Vi la muerte a cien metros. "Aquí me tienes, perra" le dije. Cerré los ojos y fui hacia ella. Sin duda no fue el final feliz donde el príncipe encontraba a su princesa, o el héroe salvaba al mundo, o el guerrero volvía a casa sano y salvo; pero tampoco fue un triste final. Simplemente porque nunca acabó.
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