Nueve

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Por el más pequeño de los descuidos el más grande de los desastres, Will debía de estar confundido, y no solo eso; debía estar atemorizado, horrorizado, se le veía en su color de piel. Todo por culpa de un desliz, a lo mejor si hubiesen entrado antes a la habitación Bill hubiera podido esconderse en donde sea.

El susodicho estaba aún de espaldas a su hermano, abrazando a Dipper, mientras que ambos chicos vividores del cuarto del al lado enfrentaban sus miradas alarmadas. Dipper no podía leer los pensamientos de nadie pero se imaginaba la escena en cuanto Bill se separe de él, y sería el mismo el causante de esta.

-¿Bill eres tú?-insistió Will, ya que su primera consulta había sido ignorada por su hermano-disculpa-agregó como tratando de corregir lo anterior dicho, creyendo que su razonamiento podría estar engañándolo y ese podría no ser Bill, pero a todas luces volvía a estar equivocado. Bill se dio la vuelta encarando a un metro aproximadamente a su hermano. Era la forma más ridícula de pensar sobre la situación, pero el rubio se veía en un espejo como hace mucho no lo hacía, la sonrisa en su rostro estaba totalmente fuera de contexto.

Dió un paso y abrazó a Will con todas sus fuerzas, este correspondió pero con un lentitud digna de un fantasma.

-Sí, soy yo-dijo con una sonrisa nerviosa que temblaba al compás de sus manos, no podía retener un mar entero, entonces liberó las primera lagrimas que no había dejado salir en mucho tiempo-te extrañé mucho, en serio-los débiles brazos de Will lo apretaron con más fuerza y contagiándose del llanto silencioso dejó que su mentón se sintiera húmedo.

-¿Qué pasa?-los sollozos interferían en sus palabras-¿Qué pasó contigo? ¿No estás muerto?-estas palabras sorprendieron a Dipper y a Bill, parecía una pregunta osada digna de un periodista simplista, fácil de hacer y fácil de responder.

La idea no llegaba tan rápida y elemental como la pregunta de Will, la diferencia de esta era que le llevarían argumentos totalmente necesarios si decidía abrir la boca, no había nada que la ciencia pudiese explicar.

-No ahora-era imposible mentir, pero más imposible aún era argumentar.

-¿Cómo?-se alejó de su hermano para quedar cara a cara y poner su máxima atención en el ojo tapado, sin decir nada. A los tres les había parecido escuchar el picaporte de la puerta de uno de sus vecinos abriéndose a lo que Dipper abrió la puerta de su propia habitación e hizo un ademan a los otros dos para que entraran, cerrándola esta con rapidez detrás de sí-¿Cómo puedo saber que eres mi hermano?-volvió a hablar Will, dudoso.

-¡William soy yo!-

-Es el-interfirió Dipper, como si la situación no bastara para alterarlo, Will parecía estar bastante molesto.

-¡¿Cómo puedes tu saber eso!?-el peli azul pegó un grito que de seguro pudo haber sido oído por todos sus vecinos. Ni el rubio ni el castaño abrió la boca, estaban completamente helados ante la reacción del tercer miembro, no querían narrar lo que había pasado porque probablemente ni ellos mismos lo entenderían-es todo-aún muy furioso de dirigió al teléfono fijo a punto de marcar el número de tres cifras, pero la mano de Bill detuvo su acción.

-¿¡Que estás haciendo?!-exclamó ya caído del borde de sus emociones el rubio, intentando con todas sus fuerzas detener el movimiento violento de su hermano con solo su mano izquierda. Si alguna vez había peleado así con su gemelo, fue en su niñez entre juegos de niños, pero nunca de una forma tan realista y cruda ante su vista. No alcanzó a reaccionar cuando el aparato de plástico duro le golpeó en la sien dejándolo algo mareado obligándolo a soltar el brazo de su hermano; Dipper se acercó rápidamente y soltó el teléfono de su agarre sin este quedarse atrás, comenzando a tironear del objeto que había sido quitado de su alcance.

-¡Ayuda!-gritó Will con todas sus fuerzas sin importar si se quedaría sin voz al día siguiente, era una decisión de vida o muerte, si golpeaba a Dipper podría alejarlo de sí mismo, tan rápido como pensó esto el castaño recibió un puñetazo en su mejilla.

-¡Shh!-Bill lo acorraló desde atrás y tapó su boca, en ese momento su muñeca quebrada dolía infiernos al estar haciendo tanto esfuerzo ya que Will no paraba de hacer fuerza contraria.

Entre los dos lograron dejarlo en el piso con Bill a horcajadas de este. No lo deseaba, pero estaba en su cabeza, era un pensamiento inevitable deshacerse de su hermano, y antes de que este pudiese decir toda palabra Bill dio el primer golpe, luego el segundo y en el tercero con total temor y palidez en su piel logró ver el líquido rojo que brotaba de la nariz de su hermano, pero no podía dejarlo así. Con lágrimas recorriendo su mejilla dio el último y más pesado golpe, dejándolo tendido inconsciente sobre la alfombra.

Con mucho sacrificio y sosteniéndose de la pared más cercana se puse de pie y se tomó un pequeño tiempo para observar la escena.

-¿Qué vamos a hacer ahora?-preguntó Dipper con la voz débil.

-¿Tienes auto?-esta pregunta hizo cambiar su semblante totalmente, podía hasta ver lo que vendría, ¿Bill se había vuelto loco?

-¿Para qué? ¿Adónde lo quieres llevar?-se le acercó más, con cuidado de no invadir tanto el espacio del caído.

-Vamos los tres, dime, otra vez, ¿tienes auto?-

-Claro que no, no se conducir-dijo como obviando la pregunta, Bill lo miró fijamente, provocándole un pequeño escalofrio por estar observado bajo esos ojos tan verdes.

-Tengo una idea, yo me quedo aquí, tú vas a lo de Pyronica, de seguro ella aún tiene esa camioneta de mierda, pero nos puede servir-definitivamente se había vuelto loco, pero no era momento de interrogar, había una total catástrofe en la casa y conociéndolo sabía que le estaba insinuando que debían alejarse de esa casa por un rato y encargarse de Will, era mejor que matarlo, ¿no?

El camino parecía alargarse con cada paso, al llegar a la esquina finalmente pudo ser la casa de Pyronica y ahí fue cuando cada paso se le hizo enorme. Entró a un barrio peligroso y se notaba, el pavimento estaba destrozado y había perros sueltos por doquier, estaba seguro que no saldría con sus ropajes sanos de allí.

Se detuvo frente a la dichosa pasa, no se engañaba a sí mismo, olía a cannabis y se escuchaban gritos desde la casa, con su nivel de temor ya al tope golpeó la puerta y esos gritos se detuvieron, no hacía falta prestar mucha atención para escuchar lo que sucedía, un hombre de aspecto horrible miró desde la ventana y volvió a esconderse rápidamente.

-¡Ahí viene otro de tus invitados, puta!-gritó el mismo hombre desde el interior de la casa. Si no corría ahora estaría muerto, eso es todo lo que se le pasaba por la cabeza a Dipper, se dispuso a marchar cuando la puerta se abrió con estruendo y el hombre salió de allí totalmente furioso.

-¡Eso, vete, pedazo de mierda!-Pyronica se asomó por la puerta, con esa escena había sido suficiente, Dipper estaba muerto de miedo-oh...hola cariño, ¿Qué haces aquí?-la pelirrosa cambió su cara y tono de voz, se apoyó en el marco de la puerta y prendió un cigarrillo.

Desliz [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora