Doce

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No sabía siquiera si creerse a sí mismo, algo que nunca había experimentado en carne viva era despertar de un sueño y repetir la fantasía al instante luego de cerrar los ojos (u ojo), pero estaba consciente de que era algo que muchas personas intentaban, cuando era una imagen agradable, claro. Pero para su mala suerte, ya estaba exhausto de soñar que caía desde grandes alturas, era la tercera vez que despertaba antes de impactar contra el suelo; tenía la extraña percepción sobre que si dejaba el sueño fluir hasta el final, viviría un ensueño casi teatral del accidente que le quitó la vida.

Aquellas imágenes le habían arruinado el sueño por completo y su cuerpo ya no podía estar en esa posición tan incómoda en el suelo frío, según podía observar, Will estaba dormido y le daba la espalda, cosa que no entendía cómo podía hacer. Dipper también estaba dormido, pero en sus brazos.

Bill sonrió inconsciente ante tal imagen, ver a su persona favorita transmitiéndole tanta paz solo con la respiración era algo que no podía disfrutar todos los días, le dio lugar a pensar que hace mucho tiempo que no le ocurría eso, Dipper acurrucado junto a él era una de las mejores sensaciones del mundo, y puede que no sean pareja, que no tengan un lazo fijo que los una más que la muerte pero, no podía pensar en cosas malas en un momento tan lindo.

Porque era probable que sea la última vez.

Comenzó a levantarse con cuidado para no despertar a nadie, era una lástima dejar la comodidad atrás, pero es que ya no podía estar más despierto de lo que estaba. Hizo el mínimo ruido posible abriendo la puerta, no había mucha diferencia entre la temperatura del exterior con la del interior de esa casita maltratada, todo crujía bajo sus pies así que era algo complicado no hacer ruido alguno.

-¡Hey!-el susurro de Dipper hizo que Bill voltee rápidamente con algo de ímpetu pues eso lo había asustado-espérame-se levantó con cuidado y se dirigió donde el rubio-vamos-le dio un empujón y ambos salieron afuera, caminaron hasta un lugar un poco más alejado de la casita.

-¿No pudiste dormir?-preguntó Bill mientras sacaba un cigarrillo del atado y lo acercaba a la llama del encendedor, una pregunta bastante absurda, luego de preguntar recordó como Dipper había dormido en sus brazos, sintió una pequeña adrenalina al recordar ese momento y sonrió con el objeto entre sus labios.

-Dormí bastante bien-sacó un atado de cigarrillos también de su chaqueta, a Bill le sorprendió lo que vió, ¿Dipper fumaba? ¿Desde cuándo? Sentía una especie de decepción, no era la gran cosa pero se supone que el que consumía sustancias dañinas era el, aunque protegiendo a Dipper de cualquier cosa que pudiese pasarle, básicamente, no quería que fuese como el, ¿pero qué más da? No era la gran cosa-¿me das un poco de fuego?

-Claro-le entregó su encendedor y observó luego como el chico le daba las primeras caladas a su cigarrillo, no se veía nada mal, le hacía desearlo.

-¿Recuerdas aquella vez que me llevaste a un lugar parecido a este? Aún no recuerdo bien donde era pero...en serio-le sonrió -¡qué miedo! No sé como aún estoy aquí-la risa del castaño contagió a Bill inmediatamente.

Hacía tanto frio que los muchachos sentían alfileres en la piel, se suponía que era la misma sensación que cuando estuvieron en aquel bosque de paseo; todo había comenzado como un picnic a orillas de un pedazo grande de bosque que llegaba a su límite y se convertía en un barranco suicida con bonita vista. Oscurecía temprano y tan rápido como el mar arrastra sus desechos matutinos consigo, la pareja gozaba del aire fresco, casi mezquinándolo, la botella de vino blanco los había relajado bastante, y a pesar de que a Dipper no le agradaba ningún vino, le había gustado el sabor dulce de ese, parecía un refresco más que una bebida alcohólica, las pequeñas burbujas que se veían en la bebida amarillenta no eran una ilusión.

Desliz [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora