Unos tímidos rayos de sol atravesaron la cortina de la habitación.Ivonne levantó la cabeza, se frotó con sueño los ojos y se quedó pensando en todo lo sucedido. Estalló en lágrimas aquel sentimiento que durante el día anterior había intentado esconder delante de los presentes. No quería desbordarse enfrente de su madre, no quería causarle más dolor. Se secó las lágrimas con la manga y pensó que la vida era muy mala con todos ellos. Sabía de sobra que su familia no se merecía semejante desgracia, que no habían hecho nada. Le pareció injusto que de pronto, su padre hubiera fallecido. Aquella bala perdida había arruinado la vida de muchas personas. Estaba triste, no se imaginaba la vida sin su padre. ¿Qué sería de todos ellos ahora que él no estaba? Era una pregunta que no paraba de darle vueltas en su mente. No sabía como lo afrontarían pero se acordó de una frase que su padre le había enseñado. "Siempre hay una luz al final del túnel." Prometió no olvidar nunca todo lo que él le había enseñado al largo de estos años, y juró vengar su muerte. Parecía una locura eso que acababa de pensar. De pronto,un ruido la sobresaltó. Era su hermana, que había asomado por la puerta. Ivonne le invitó a pasar y ésta entró tímidamente. Se tumbó junto a su hermana y las dos comenzaron a hablar de lo sucedido. Al final de la conversación las dos chicas bajaron a la cocina. Ya abajo se encontraron a Toby y a Alexander jugando,mientras que la abuela preparaba un buen caldo. Ella en verlas dijo:
- ¡Por fin dormilonas! ¡Qué ya es la una!
Las dos hermanas intercambiaron una mirada de pánico y voltearon a mirar la hora. Efectivamente era la una del mediodía, no podían creerse que hubieran dormido tanto. Las dos tomaron asiento en la mesa y empezaron a conversar con su abuela. Le preguntaron si había hablado con su madre, a lo que la abuela contestó con un no rotundo. Pidió que durante la comida no se hablara de aquel tema, y fue sirviendo el caldo a todos los presentes. Los niños respetaron el deseo de su abuela así que comieron en silencio. En acabar, el pequeño y su perro salieron corriendo de la cocina en dirección al jardín,mientras que las chicas se quedaron ayudando a su abuela a recoger los platos. De repente sonó el teléfono y apresuradamente la abuela fue a cogerlo. Al otro lado del teléfono se encontraba Hellen, que había llamado como le había prometido a su madre que haría diariamente. La abuela empezó a atosigarle de preguntas hasta que ella pegó un grito desde el otro lado y le pidió que se calmara.Hellen poco a poco fue contestando a las inquietudes de su madre y después le preguntó por los niños. La anciana mujer se quejó de que estaba ya un poco cansada de Alexander y Toby, que durante toda la mañana había tenido que correr de aquí para allá detrás de ellos. También comentó que las niñas hacía poco que se habían despertado y que todos ellos apenas habían acabado de comer.Siguieron hablando por teléfono durante un cuarto de hora de todo aquel tema. Hellen ya cansada de escuchar lo mismo colgó el aparato y se disculpó a modo de despedida. Margaret, que así se llamaba,entendió que su hija prefería que no se hablase más del tema.Durante el resto del día, tanto abuela como niños pasaron el tiempo jugando en el jardín. A pesar de todo la vida seguía adelante, y tenían que aprovecharla lo mejor posible.
A la mañana siguiente, un ruido fue lo que hizo que Margaret se despertara. Era alguien que había llamado a la puerta, se levantó,cogió su albornoz y caminó hasta la puerta. Miró por el ojo de ésta y vio a unos oficiales. Enseguida la abrió, esto fue lo que dijeron:
- Buenosdías señora, disculpe la molestia a estas horas de la mañana.Queríamos preguntarle si ha sabido algo de su hija, o si ella se encuentra aquí.
La mujer los invitó a pasar y ya dentro les contó todo. Los policías no se creeían los dichos de la anciana. Esta intentó aportar argumentos, pero de nada sirvió. Ya sobresaltada preguntó por qué lo que decía era considerado mentira. En ese momento los oficiales se dieron cuenta de que Margaret no sabía nada de lo sucedido. Ella preguntó con curiosidad que es lo que debía saber. Así que uno de los dos policías empezó a relatar:
- Haceexactamente 15 horas que nos avisaron de que su hija habíadesaparecido. Íbamos a ir a su casa para contarle algunos detallessobre la investigación, pero no estaba. Intentamos localizarla perono pudimos. Volvimos a regresar a su domicilio y seguía sinaparecer. Pensamos que podría estar residiendo en casa de algúnfamiliar y aquí estamos.
Margaret estaba pálida. Había entrado en un estado de shock que ni los oficiales pudieron controlar. Llamaron a una ambulancia y la mujer fue transportada de urgencia al hospital. Cuando por fin hubo abierto los ojos, lo primero que la visión le permitió ver fue el rostro de Elisabeth, que cómo nieta mayor se encargó de los dos hermanos.Enseguida que vio que su abuela había abierto los ojos gritó:
- ¡Unmédico por favor!
Al instante asomó por la puerta un médico y una enfermera. El médico tomó el pulso de la paciente y sentenció que esta se encontraba fuera de cualquier peligro. Los nietos se miraron con cara de alivio,y fueron a abrazar a su abuela. Ésta poco a poco fue sentándose mejor, y les devolvió el abrazo emocionada. La enfermera les dijo a los niños que debían tener un poco de paciencia con su abuela y que por ahora lo que harían sería ayudarla a darle de comer. La mujer salió de la sala para buscar la comida acompañada por Elisabeth,mientras que Alexander e Ivonne permanecían con la anciana. Ivonne se acercó lentamente a su abuela, se sentó en el borde de la cama y le preguntó qué tal se encontraba. Ésta con un poco de dificultad para hablar le hizo saber que estaba bien. La anciana mujer estaba a punto de formularle una pregunta pero entonces asomaron por la puerta Elisabeth y la enfermera. Elisabeth llevaba en las manos una bandeja con una jarra y un vaso de agua, mientras que la enfermera sostenía el plato con el caldo. Ivonne enseguida se levantó y dejó paso a la enfermera que le fue introduyendo la cuchara llena de caldo en la boca a la paciente. A pequeñas cucharadas fue comiéndose todo el caldo que había dentro del plato. Al finalizar la enfermera le tendió el vaso de agua y esta se lo bebió entero. La enfermera se llevó los platos a la cocina. Mientras tanto Elisabeth informó a su abuela de que en menos de una hora seria dada de alta y de que podrían volver a casa tranquilamente. La mujer esbozó una gran sonrisa. En poco tiempo el reloj marcó la una y se podían ver saliendo a los nietos junto con su abuela. La mujer para celebrar este paso, los invitó a un paseo. Alexander empezó a correr feliz y contento camino al centro, tanta suerte tuvo, que tropezó con una piedra y, cayó en un charco. Fue una escena muy cómica que a todos hizo gracia. Volvieron a casa para cambiarse de ropa, coger a Toby y de allí partir de nuevo. Justo antes de irse ,Margaret ,encontró un sobre en la alfombra del recibidor.
Hasta aquí el segundo capítulo.
Empieza el misterio.
Espero sus votos y comentarios.
Un beso
V¿Qué creéis que hay en el sobre?

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Frente El Destino
Любовные романы- Siempre hay una luz al final del túnel, Ivonne. - O el túnel es demasiado largo o la luz no existe -Respondí.