CAPÍTULO 4

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Ivonne miraba la inmaculada hoja, ya que la carta estaba totalmente en blanco. Dio vueltas y más vueltas a la hoja, volvió a mirar dentro del sobre, en los alrededores del recibidor e incluso fuera de la casa. Pero no, no había ninguna carta más, sólo aquella hoja en blanco. Ivonne frunció el ceño aún sin entender nada ¿Cuál era el propósito de enviar una carta en blanco? No pudo responder a su propia pregunta ya que delante suya apareció una figura que la miraba algo preocupada. Elisabeth llevaba delante de la ausente Ivonne cómo 2 minutos pero ésta no se había dado cuenta de su presencia. Dio unos cuantos pasos, los justos para quedar enfrente de su hermana y arrebatarle el papel. Miró extrañada la hoja en blanco ¿Qué era eso? Le iba a preguntar sus dudas a Ivonne pero no hizo falta.

-¿A qué es extraño? Yo tampoco lo entiendo. El cartero llegó hace unos minutos y dejó este sobre por debajo de la puerta. Me acerqué a ver de que se trataba, aquí pone Anne -le dijo enseñando el sobre- pensé que era la amiga de la abuela. Tal vez no debí haber abierto el sobre, pero la curiosidad pudo conmigo. Iba a leer lo que ponía pero cuando lo abrí me encontré con eso. Pensé que al haberlo abierto la hoja con el escrito había caído al suelo, la busqué pero no hay nada.Esto es muy extraño Elisa - Acabó Ivonne utilizando el diminutivo de su hermana.

-Podría tratarse de un error Ivonne,puede que Anne se olvidara de meter la otra hoja dentro del sobre, o incluso podría tratarse de un sabotage, quién sabe, de todos modos no es tan extraño. Sólo piénsalo -Dijo Elisabeth con un tono confiado.

-Venga Elisabeth, no me digas que tu piensas eso. Es prácticamente imposible. ¿Quién querría sabotear una carta entre dos viejas? Con perdón. Y lo de que se le olvidó meter la otra hoja lo puedo entender pero al menos en esta - dijo levantándola- debería de poner algo ¿No? Al menos un hola. Sin duda hay algo detrás de todo esto -Sentenció Ivonne.

Antes de que la hermana mayor pudiera decir cualquier cosa más se oyeron unos pasos lentos pero firmes bajando por las escaleras. Las dos chicas sabían que se trataba de su abuela, Ivonne cogió nuevamente el sobre y metió la hoja en blanco dentro de este, después lo volvió a dejar en la alfombra donde lo encontró y atrayó a su hermana dentro de la cocina.

-¡Ah, buenos días señoritas! ¿Qué hacéis despiertas tan temprano? - preguntó Margaret haciendo notar su presencia.

-Es que no podíamos dormir - Dijeron las dos hermanas a coro.

La abuela sonrió sin enseñar sus dientes y fue directa a uno de los cajones de la cocina para coger el té. Mientras tanto, Elisabeth miraba enfadada a Ivonne pues no le parecía bien mentir. Ivonne se levantó de la silla saliendo por la puerta de la cocina.

-¡Abuela! - Gritó.

-Casi se me olvidaba decirte que el cartero llegó hace una hora y dejó este sobre en la alfombra -dijo Ivonne entrando nuevamente con el sobre en su mano.

-¡Oh, muchas gracias cariño! -Dijo Margaret.

Ivonne sonrió tiernamente y añadió:

-Es de una tal Anne ¿Es la amiga de la que nos hablaste ayer abuela?

-Sí cielo, es ella -Sonrió de vuelta Margaret.

- ¿Cuándo dijiste que vino el cartero Ivonne? - Intervino nuevamente.

- Pues hace como una hora, abuela. -Contestó esta intentando parecer tranquila.

- ¡Oh , vaya! Me había parecido escuchar la bicicleta hace apenas diez minutos -Dijo sorprendida la abuela.

- Oh abuela te habrá parecido- Dijo Ivonne riendo falsamente mientras tiraba del brazo de Elisabeth haciéndola levantarse- Bueno nosotras nos vamos arriba -dijo.

Margaret ofreció la más grande de sus sonrisas mientras veía desaparecer a una Elisabeth con cara de culpa y a una Ivonne nerviosa. Margaret sabía que el cartero había llegado hace relativamente unos diez minutos y no hace una hora como Ivonne afirmó. Se sabía el horario de aquel muchacho perfectamente,a parte lo vio desde su ventana. No sospechó nada hasta que Ivonne mintió acerca de la hora y vio la cara de Elisabeth como tratando de pasar desapercibida en la conversación. Conocía a Elisabeth y sabía perfectamente que era una muchacha prudente y que jamás mentiría,por eso tenía esa cara de culpabilidad. Sabía que las chicas habían abierto el sobre y que les parecía sospechoso el hecho de que la carta estuviese en blanco. Desde ahora debía tener más cuidado ya que sabía que Ivonne con su carácter curioso buscaría pistas.Decidió que leería la carta cuando todo el mundo estuviese durmiendo.

Después de lo sucedido, la noche tardó en aparecer, el cielo se nubló notablemente y el aire de aquella casa parecía carente de oxigeno, todo era frío y dramático, al menos así lo sentía Ivonne. En el momento en el que subieron al piso de arriba Elisabeth se soltó del agarre de su hermana, a continuación le soltó el sormón de que está mal mentir. Las dos muchachas estaban algo nerviosas, sabían que si tenían que lidiar con su abuela, sus nervios los acabarían delatando, así es como decidieron quedarse en la habitación que compartían todo el día.Margaret sabía que las dos muchachas evitarían su presencia así que simplemente se dispuso a continuar su día como si nada hubiese pasado. El momento de la cena fue lo único que compartieron durante aquellas 24h aunque cabe decir que fue incómodo, tal como era de esperar. Solo se oían los choques que los cubiertos hacían entre ellos ,el resto era puro silencio y caras fingidas. Llegó el momento de dar por finalizado el día asi es que todos los presentes se fueron a dormir. Era el momento - pensó Margaret.

Era exactamente media noche, se podía divisar una sombra bajando sileciosamente, como si de un fantasma se tratase, sin ninguna luz a su diposición. Paso a paso y mirando atrás para asegurarse Margaret llegó al salón. La chimenea estaba encendida tal como la había dejado. Se apresuró a coger el libro que se encontraba en la mesa de la habitación, lo abrió, y sacó el bendito papel en blanco. Hizo el procedimiento del día anterior y así pudo leer lo que ponía.

-¡No puede ser! -exclamó casi en un surrsuro.

No daba crédito lo que sus hojos acababan de leer, en un movimiento brusco volteó su cabeza para volver a mirar hacia las escaleras pues no podía ser descubierta. No había nada, su respiración nerviosa se fue calmando hasta volver a respirar normal. Dejó la carta otra vez dentro del libro y depositó este en su lugar. Acto seguido salió de aquella habitación directa a las escaleras, su plan había dado resultado. O al menos eso es lo que ella pensaba, pues no sabía que Ivonne, que antes se encontraba justo detrás del sofá, ahora tenía la carta entre sus manos.

Me encanta este capítulo.
Besos
V

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