No paraba de dar vueltas en la cama, aún no había amanecido, deberían ser las tantas de la madrugada. Una extraña sensación de que alguien me estaba vigilando, no me dejaba conciliar el sueño nuevamente. Cerré los ojos de nuevo desechando esa idea de mi cabeza, intenté pensar en algo positivo, pero de nada sirvió. Era imposible dormirme con esta tensión silenciosa que martilleaba poco a poco sobre mis hombros. Qué raro... Decidí que ya que no podía seguir durmiendo aprovecharía e iría a tomar un vaso de agua, ya que mi cuerpo exigía líquidos. Dicho y hecho me levanté de la cama, me puse enseguida el albornoz de lana y con pasos cautelosos emprendí mi camino hacia la cocina. Como era de esperar, todo estaba silencioso y en completa calma, todos dormían plácidamente en sus habitaciones, todos menos yo, qué envidia... Entré dentro de la estancia y a tientas busqué la jarra de agua, al final ,toqué un objeto contundente de cristal. ¡Bingo! Arrastré la jarra hasta lo que sería el centro de la encimera y entonces sí, cogí uno de los vasos que descansaba sobre una manta que utilizábamos para escurrir los objetos después de lavarlos. Eché bastante contenido dentro del vaso y empecé a beber tranquilamente, total, tenía todo el tiempo del mundo. Cuando ya iba a rellenar nuevamente el vaso para llevármelo arriba, un sonido lo interrumpió todo. Un sonido peculiar, que nunca antes había escuchado de noche, pero que sabía perfectamente lo que quería decir. Una vez más. La cerradura de la puerta principal estaba intentando ser abierta.
Pánico, eso es lo que se apoderó de mí en aquellos momentos, una sudor fría comenzó a resbalar por mi nuca. ¿Ahora qué debía hacer? Tenía que avisar a mi abuela enseguida. Pero debía darme prisa ,porque quién quiera que fuese seguía ejerciendo presión sobre la cerradura y en cualquier momento lograría entrar. Dejé el vaso intentando hacer el menor de los ruidos, después me encaminé a las escaleras con cuidado de que nadie lograra verme por las ventanas. Subí de forma sigilosa pero rápida el tramo que me separaba de la habitación de mi abuela. Cuando al fin iba a entrar se oyó un estruendo que difícilmente podría ser otra cosa. La puerta... había sido abierta. Me quedé parada en mi sitio, ya no podía hacer nada. Estaba bloqueada en medio del pasillo, con acostarse un poco desde el piso de abajo se me podía ver. Iban a hacernos daño, querían robarnos, seguro. ¿Y si eran los hombres que asesinaron a mi padre? Seguí pensando en todas las posibilidades con miedo de dar un paso más. En ese momento los pasos se aproximaron a la escalera, giré mi cabeza en un ángulo de noventa grados pudiendo ver así la cara del atracador. Éste no tardó en sacar su pistola, no quería moverme, no quería gritar. ¿Debería hacerlo? Y la mejor pregunta ¿Sería este mi fin? En fracción de segundos vi toda mi vida pasar por delante de mis ojos, qué poético, se supone que eso pasa solamente cuando uno va a morir. En una milésima de segundo todo cambió. La bala, salió disparada de la pistola, pero no me dio, porque justo en ese momento alguien, me arrastró hacia el interior de la habitación de mi abuela. Entonces reaccioné, salí de mi burbuja y me di cuenta de que todo era un contratiempo. Pasos rápidos por las escaleras seguidos de una voz que decía ¡Rápido se nos escapan! Pero ya era demasiado tarde. El individuo que me había rescatado también me había ayudado a bajar por la ventana de la estancia y ahora nos encontrábamos corriendo calle abajo intentando salvar nuestras vidas. Mejor dicho... mi vida, porque no sé quién es este muchacho, ni por qué está arriesgando la suya.Seguimos corriendo con los atracadores detrás nuestra disparando en todas direcciones. ¡De milagro no nos alcanzó ninguna bala! En un momento dado y con la adrenalina a flor de piel mi acompañante me gritó:
- ¡Vamos Ivonne, corre, corre lo que más puedas!
Entonces hice un último esfuerzo por intentar sobrevivir, corrí como si vida dependiera de ello. Aunque si te paras a pensarlo, es verdad, mi vida dependía de seguir corriendo y no parar. Seguí corriendo con todas mis fuerzas hasta que perdimos de vista a los atracadores, apenas se les veía, los estábamos dejando atrás. En eso que estaba mirando hacia atrás el muchacho aprovechó para arrastrarme por un callejón, uno por el que nunca antes había pasado. Entonces paramos de correr. El chico se tendió en el suelo, de cara a la luna, que seguía resplandeciendo en el cielo. Entonces pude ver quién era realmente esta misteriosa persona. No, no lo conocía. Pero podría decir que hasta en ese horrible momento logré verle su belleza. Era un chico de unos dieciocho calculo, de pelo castaño, y algo ondulado por las puntas. Pero lo que sin duda marcó la diferencia e hizo nunca olvidarme de este personaje fueron las dos preciosas gemas que brillaban en la oscuridad. Impactantes esmeraldas que hacían la función de ojos, aunque tan bonitos que nadie lo habría dicho.
Sus facciones estaban fatigadas después de la carrera que tuvimos que llevar a cabo. Tenía unos pómulos muy marcados y unos labios finitos, una nariz algo larga dirían algunos, pero para mí, sin duda la persona que tenía delante era la más guapa que jamás había visto. El joven se levantó en cuanto pensé eso y se quedó mirándome atentamente para a continuación añadir:- Creo que no me conoces. Bueno, aquí la cuestión es que yo a ti sí. Oh, debería presentarme. Soy James, James Peterson.
Y entonces dejó a la vista su preciosa sonrisa, que sin duda alguna, acabó de enamorarme.
Vaya, creo que hace mucho que no subía capítulo. Pido perdón a las pocas personas que han llegado hasta aquí. No tenía tiempo y más que nada inspiración. Yo si no tengo inspiración no me pongo a escribir, ya que seguramente saldrá un desastre que luego no acabaré publicando.
Nos vemos en el siguiente capítulo que espero publicarlo pronto💕
V
![](https://img.wattpad.com/cover/78679881-288-k765501.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Frente El Destino
Romance- Siempre hay una luz al final del túnel, Ivonne. - O el túnel es demasiado largo o la luz no existe -Respondí.