Capítulo 19

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No puedes tener una vida positiva y una mente negativa.

Al día siguiente Ken se prometió que vigilaría más a Leo, para saber de una vez por todas que era lo que le estaba pasando, por qué le estaba mintiendo y por qué se lo estaba ocultando, ya que su corazón le pedía que confiara pero su mente le decía que buscara respuestas.

Desayunaron como muchas otras veces en completa calma, Ken se despidió de Leo al terminar, y como siempre salió de la casa a la hora acostumbrada, subió a su auto y lo arrancó, condujo hasta la otra esquina y estacionó el auto de modo que no quedara a simple vista, para que Leo no notara que no se había ido del todo.

Bajó del auto y espero a ver qué pasaba. Ese día Leo le había dicho que iría a comprar algunas cosas que hacían falta en la casa y nuevas pinturas. Cerca de media hora después vio salir a Leo, pero se sorprendió al notar que llevaba algunos marcos de pinturas, lo cual no era extraño, pero lo era si se suponía que iba a hacer compras.

Leo caminó hasta la parada y en vez de tomar el metro como siempre hacía tomó un taxi, Ken que no perdió oportunidad se subió de nuevo a su auto y comenzó a seguirlo, dejando cierta distancia para no ser descubierto.

Por la mente de Ken pasaban un sinfín de cosas, no sabía con que se encontraría, o si al menos iba a tener el valor de enfrentarlo. Quería dar media vuelta y esperar y confiar en Leo, pero la curiosidad pudo más con él.

El taxi lo llevó hasta la casa hogar, lo cual hizo que Ken se sorprendiera aún más, ahora menos entendía a Leo ¿Qué se suponía que estaba haciendo ahí?, pero aun así, siguió observando que más hacia. No entró al lugar porque temía que fuera descubierto, y esperó a que Leo saliera.

Un par de horas después estaba a punto de quedarse dormido, cuando vio salir a Leo de la casa hogar, ya no cargaba los marcos, caminó hasta la parada de autobuses y espero ahí sentado. Entonces Ken lo llamó para ver que le decía, y volvió a sorprenderse cuando quien contestó era la voz de una mujer.

— Hola ¿Leo? — preguntó dudoso.

— No disculpe, lo que pasa es que el joven Leo dejó olvidado su teléfono, aquí en la casa hogar.

— ¡Ah! Ok, soy Ken, su novio ¿Me recuerda, verdad?

— ¡Oh!, sí claro que me acuerdo.

— No se preocupe yo estoy cerca de ahí, y puedo pasar a buscarlo.

— Eso estaría bien, gracias.

Ken terminó la llamada y muy discretamente bajó de su auto y entró a la casa hogar, para que le entregaran el teléfono. Hasta ese momento pensó que tal vez era simple casualidad, o el destino dándole la señal de que Leo no lo engañaba. Tenía que confiar en él. Así que decidió dejar las cosas como estaban, sabía que si Leo le estaba ocultando algo seria por alguna razón, más tarde en cuando regresara a casa le preguntaría directamente.

— Leo es un despistado, le dije que me esperara — comenzó diciendo Ken después de que le entregaran el teléfono.

— Seguramente lo olvido, no es la primera vez que se olvida de algo.

— Si es verdad — contestó Ken que no entendía bien de que le hablaban.

— Pero me imagino que debe ser por todos los trámites, ojalá y su petición sea aceptada. Además el sería un excelente padre para Jung Soo. Se llevan tan bien.

Ken estaba sorprendido por lo que acaba de escuchar, estaba a punto decir algo con referencia a eso, cuando escuchó que lo llamaban.

— ¿Ken? ¿Qué haces aquí?

Diez [KEO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora