Himno.

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Hice mi último intento por mantenerme correcta ante la situación.

Pero cuando nuestros labios se unieron, algo dentro de mi terminó por romperse.

Aún absorta en en las emociones que Nicolás producía en mi interior, un rastro de cordura alcanzó mis manos, las cuales con suavidad y casi tristeza lo apartaron de mi, esta vez no volvió a insistir, y yo como la gran cobarde que era y soy no fui capaz de mirarlo. ¿Cómo mirarlo? Sentía que mis sentimientos estaban desbordando mis ojos y la mascara de pestaña no podía hacer mucho al respecto. Su mano tocó mi mejilla, se sentían tibias, pero yo estaba ardiendo de emociones por él. 

Él no volvió a insistir, y me pregunto ahora ¿Por qué?

Él está ebrio, los ebrios actúan sin pensar pero él está calmado, incluso pensé en que quizás se durmió, levanté la vista asustada ante la idea pero solo me encontré su rostro calmado mirando mis brillantes ojos.

Ustedes no saben lo que es ver la puta galaxia en los ojos de un hombre.

-  ¿Presidente? -Hablé, aunque sonó más bien como una súplica.

-  Te amo.

Sus palabras encendieron algo, algo que definitivamente se había encontrado apagado años. Y como una niña, comencé a llorar. La secretaria más patética en la historia del país.

Pero ¿Cómo no llorar? Lo amo desde que tengo 17 años, y jamás fui capaz de decir siquiera un te quiero, tenía preguntas pero su rostro de preocupación al ver mis lagrimas me hizo cerrar la boca, sus manos cobijaron mi rostro y con cariño detuvieron el mar de mis ojos. La música de fondo de la locación ya no hacía ruido, todo era un lejano eco, solo miraba a Nicolás y pensaba en todo, lo sentía como si él fuera todo y yo esa pequeña niña de 17 años y cabello desordenado. 

Era parte de su todo, y él nunca tuvo idea, siempre fui de él, siempre fui más de él que de mi misma.

Entre la niebla de emociones en la que me encontraba ahora,  oía sus palabras asustado a lo lejos, yo no dejaba de llorar y mis labios se encontraban incapacitados para dar respuesta alguna. Hasta que la luz del exterior iluminó su rostro, giré con rapidez la cabeza y estaba Navarro  ahí, frunció su ceño y me jaló del brazo, le gritó a Nicolás algo que realmente no fui capaz de procesar. No fui capaz de procesar nada hasta una vez fuera del escondite, los guardias de Nicolas lo buscaban sin césar y la poca audiencia que quedaba posaba su mirada en mi mojado rostro y la desordenada camisa de Nicolás.

En ese momento cuando mi sensor de peligro se activó, reaccioné.

Me liberé del agarre de Navarro y limpiando mis mejillas miré a la audiencia y con la voz de mando digna de secretaria del presidente hablé.

- La reunión finaliza ahora, por favor absténganse de malos entendidos, el lunes les llegará un documento pidiendo disculpas por lo ahora ocurrido, y junto a esto un presente por parte del Señor Presidente. Por favor, retírense.   

No quiero alardear, pero tenía la capacidad de adaptarme y solucionar cualquier solución si Nicolás se encontraba en peligro, y un rumor de acoso sexual hacía mi por su parte significaría el fin de su carrera presidencial y política. Y hablando del sujeto, miré hacía atrás y su mirada mostraba lucidez y seriedad, pero sus ojos no me miraban a mi, miraban a Claudia.

La preciosa primera dama estaba de pie ahora frente a nosotros con sus brazos sobre su pecho, la gente se retiraba con rapidez, pero escuchaba el susurro, los comentarios. Escuchaba el odio de la fémina.

-Señor Presidente yo. . .-No alcancé a terminar de hablar, él se acercó a mi y beso mi frente. Mi cerebro se apagó nuevamente pero mi corazón le vio ir donde aquella fémina, no se besaron, ni siquiera le tocó simplemente se largaron del lugar.

- ¿Como mierda planeas arreglar esta jodida situación? - Navarro me habló llevando sus manos a su nuca mientras maldecía, yo suspiré ante el vació en la habitación.

-Soy la secretaria del Presidente, todo el público en la habitación era conocido previamente por mi, las listas de invitados completas están en mis registros y yo sé más de sus vidas que ellos de su propio trabajo. Puedo cambiar el congreso completo si quisiera Señor Ministro, ellos saben que no les conviene. Solo. . .-Me tomé una pausa para arreglar mi traje y mi cabello mientras iba por mi bolso.- Debo recordarles los favores que le deben al Presidente.

Miré a Navarro el cual me miraba boquiabierto, estoy segura de que él esperaba otra escena por mi parte, otro llanto y gritos por Nicolás. Pero debía protegerlo, incluso con el pecho en llamas como ahora, no dejaría que el Rey fuera derrotado.

-Trae a tu pequeña, y vayámonos de aquí. 

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Hola hola :D 

Ha pasado tiempo, lamento no actualizarla :c <3 

Espero aún quede alguna lectora viva. Se que es algo corto pero lo escribí en un ratito :c <3 

/Perdónsiestámalredactado;;/

Mr President  [N.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora