Último Tratado. [III]

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Traía la revista en su mano, y unas ojeras horribles bajos sus ojos.

Otra lagrima huyó rebelde de mis ojos y terminó de recorrer mi piel, las manos de Navarro cubrieron mi mejillas calientes forzándome a mirarlo, me atraparon en su calidad. Entonces él simplemente me besó.

Una declaración de guerra, una guerra civil.

Apenas sentí por un segundo los cálidos labios de Navarro en los míos antes de que una fuerza explosiva lo empujara lejos de mi. Navarro se desplomó en el piso y Nicolás rápidamente se lanzó a golpear su rostro.

-NICOLÁS DETENTE.-Comencé a gritarle mientras lo tiraba de la camisa, los guardias del lugar llegaron en unos segundos los cuales el moreno aprovechó al máximo, ya que solo cuando un guardia me tomó por la cintura, casi quitándome a la fuerza Nicolás se volteó y soltó a Navarro, vi en su mirada odio al guardia que me sostenía mientras yo pataleaba por ir a buscarle.

Aún lleno de colera se dirigió al guardia pero otro de los guardias lo detuvo.

-DEJENME EN ESTE MOMENTO.- Exclamó con autoridad mirándome, no dejaba de moverse lleno de cólera y sabía que empeoraría.

De algún modo me zafé del agarre del guardia y casi corrí los pocos metros que nos separaban, miré su rostro una vez frente a él y me aferré a su cuello, dejando mis labios cerca de su oído, esto era lo único que nadie sabía de él. Esos arranques de ira que lo cegaban y yo la única cura.

- Nicolás, estoy bien, estás bien. Por favor Nicolás. . . Por favor.- Susurré en su oído, más bien sollocé, no había parado de llorar. Pero mis lagrimas pasaron a segundo plano. En tan solo unos minutos toda la calma que había construido con años de esfuerzo, Nicolás la arruinó en minutos.

Él se calmó y el guardia lo liberó, pero él no se zafó de mi, aunque tampoco correspondió mi agarre.

Simplemente permanecía pegado a mi.

Algo más que sus brazos me tenían aferrada a él, algo que no acababa por entender.

Durante la nueva calma miré a Navarro en el piso que suspiraba limpiando su labio ensangrentado y sonreía ladino.

-Quiero que todos ustedes se queden hasta que yo lo ordene.- Mandé con autoridad.- Cierren el establecimiento. Quiero a cada persona que haya estado hoy y haya escuchado el alboroto, ahora déjennos solos.

Los guardias obedecieron, sin antes mirar a Navarro, el Ministro sangraba y no tenía planeado levantarse pero creo entendieron lo serias que eran mis palabras, no quería nada de preguntas. Habría mucho que arreglar más tarde, pero ahora, ahora todo era nosotros.

¿No creen es injusto? Digo, él rompió mi corazón pero la que lo está cuidando soy yo.

Acabo de calmar a Hulk.

Yo debería ser el siguiente capitán américa.

Me solté de Nicolás cuando la puerta se cerró y miré su rostro. Estaba serio pero sus ojos me dolían, algo intentaba decirme. Fue la misma mirada que cuando le dije que debía casarse con Claudia. Abrió sus labios ahora para hablar, sabía que diría, pero basta. No más.

-¿Qué mierda crees qué estás haciendo Nicolás? ¿Acaso tienes 15 años? -Le hablé ahora como se debía.

-Ese imbécil te besó ¿Querías que me quedara mirando? -Me cuestionó mientras apuntaba a Navarro, el cual solo comenzó a reír.

- No tienes derecho a golpearlo de todos modos Nicolás, soy tu secretaria.

-Eres mía.

Fue un impulso, pero estuvo bien, así que yo también de un impulso le di una cachetada.

- No Nicolás, no soy tuya. Así que deja de manipular mi vida, hoy acaba todo.

-¿Todo. . .?

-No más paz, no haré más tratados de paz contigo. Hoy esto acaba, no seré más la estúpida enamorada de ti.

Casi lo grité, por fin lo dije, estaba tan enfadada, pero algo dentro se calmó, algo se liberó. Luego de años, el sabía de mi boca que lo amaba, esperé una respuesta que me dejara en vergüenza o una burla pero hubo silencio unos segundos.

-Desde el primer día que te vi. . . Desde la primera vez que vi el vestido amarillo y los libros que combinaban con tus lentes de chica estudiosa, desde ese día he esperado que dijieras que estabas enamorada de mi.

¿Qué?

- Aún recuerdo cuando te hablé. . .Cuando busqué en que clases estabas, que personas frecuentabas. . .Eras tan inalcanzable, y cuando te tuve, me alejaste. Pensé que estabas conmigo solo para conseguir tus sueños.-Hizo una pausa larga sin mirarme.- Él día que me dijiste que me casara con Claudia, ese día te veías tan hermosa, tan feliz por mi y , mierda, yo solo quería que me dijeras que no querías que me casara que me quedara contigo.

No.

- Cuando me dijiste que te querían ascender a Ministra de la Secretaria General ¿Quién crees fue él que dijo que no? No podía dejar que te fueras. . .Eres mía, lo sabes. Tienes razón, eres como mi muñeca de colección.

Algo comenzaba a calzar, pero el rompecabezas casi listo en mi cabeza no hacía más que daño.

-Vete de aquí, en este instante Nicolás- Hablé mientras volvía a llorar, tantas lagrimas en un día, me iba a secar.

-Estaré en mi oficina. Arregla esto y hablaremos. -Ordenó y se largó a la gran oficina presidencial.

Apenas se retiró del lugar Navarro se colocó de pie y suspiró.

-Yo me encargaré de asustar a los guardias, nadie se enterará de esto _____ ¿Ya?

- ¿Cómo se supone que actúe ahora Navarro? Ni siquiera puedo con mi corazón.

-Pero tu cerebro si es independiente de Gaule, lo sabemos todos. Por ahora arreglemos la masacre que el infeliz dejó en este lugar, luego podemos preguntar por que demonios la vida es tan dura contigo.

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Hola preciosas! <3

Lamento la demora :c La verdad es que este capítulo estaba listo desde hace dos semanas pero sentía que le faltaba algo y quería subirlo con el otro listo.

Tuve unos problemas y no quería que afectara en la narración de la historia, entonces ahora que estamos todo ok podremos seguir adelante.

Muchas gracias a las preciosas que leen Mr president!

Recuerden dejar sus opiniones, algún pensamiento random, o incluso críticas. <3

Muchas gracias por leer!.

Este capitulo iba antes que colors ;-; Pero no se publicó <3 

Mr President  [N.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora