Color Purpura.

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Tenía el uniforme en el asiento del copiloto. 

Podría haberlo mandado con mi chófer, o incluso con ____. Pero debía verla de nuevo, mierda era ella en lo único que pensaba y solo habían pasado dos días desde la última vez que la vi.

 "Evita que te vean ¿Qué le diremos a la prensa si el ministro anda devolviendo uniforme a quinceañeras?"

Esa mujer sonaba molesta, pero la dama de corta melena estaba a un año de cumplir 18, algo así había dicho ____ . . .Mierda y yo a uno de los 27.

Pensé en devolverme, solo traería problemas, pero tal como esperé, algo me obligaba a verla, ella pasó justo en ese instante frente a mi vehículo, venía sola, las tonalidades naranja del cielo le venían tan bien que incluso pensé en ella como un ser que nacía del color.

Lamento informarles que soy un idiota, y en vez de hablarle, le toqué la bocina. 

Casi muere de un infarto, pero me alegré de ver que sus reflejos son buenos. Nunca vi una mujer llevar sus manos a sus oídos tan rápido.

Luego de que fue capaz de calmar su alterado corazón me miró, una cámara fotográfica colgaba de su cuello y vacilaba entre sus pechos, el uniforme que ____ le había dado le quedaba algo grande, incluso parecía que la falda cubría más de lo que debería de sus níveas piernas.

- ¿Señor Ministro? .-Cuestionó ella ladeando con delicadeza su cabeza, y sin dudarlo más se acercó a la ventana del piloto.

¿Por qué estaba ansioso?

-Sube al auto, quiero devolverte el uniforme, pero no nos pueden ver.- Ella obedeció, incluso sonriendo, pero no era la sonrisa que me regaló en el hospital, esta sonrisa era suave, delicada pero no menos hermosa.- ¿Ni siquiera lo dudaste? .-Le hablé una vez estaba sentada dentro del automóvil, tomó la bolsa de tela con su uniforme a dentro y lo acercó a su rostro. Cerró sus ojos y sintió el aroma.

- Esto huele como su ropa señor ministro, aunque claro, con menos sangre.

La miré unos segundos incrédulo, de todas las cosas, de todos los comentarios, tuvo que decir eso. Suspiré y encendí el automóvil. 

-Te iré a dejar a casa ¿Donde vives?.- Hablé mientras echaba marcha atrás para largarme de ese establecimiento educacional. 

-Oh, por favor no lo haga, mis padres llegaran en una hora y no llevo llaves, pensaba en ir al museo a tomar fotografías.-Agregó rápidamente mientras negaba con sus manos, su cuerpo hablaba tanto como ella.

Un pensamiento que me llevaría directo a la cárcel invadió mi mente, y tuve que mirar a otro lado.

-Te invito a un helado, bueno, a lo que quieras, me salvaste la vida. . .¿Tu nombre es? 

-Maria Josefa. . .Pero por favor, dígame Josefa, no me gusta lo formal que suena mi nombre de bautizo.-Debo admitir  que quedé mirándola más de dos segundos, pero ella no quitó su sonrisa, y ni siquiera se avergonzó.

-Iremos a comer helados entonces, hay un lugar que mi hija adora, de seguro te gustará.-Dejé de mirarla, esperé su respuesta pero mantuvo silencio, cuando volteé a averiguar el porqué de su repentina quietud, el flash de la cámara me cegó menos de dos segundos, gracias a Dios aún no comenzaba a andar.

-Oh, lo lamento, no pensé que voltearía Señor Ministro.-Ella llevó su mano libre a su boca y miró a los lados de la calle, no tardé en recuperar la visión y para evitar cualquier accidente, puse en marcha el auto y me encaminé al norte de la ciudad, el lugar algo más exclusivo.

De algún modo debo pagarle a esta niña.

-Puedes llamarme Alfredo.

- ¿Eh?

- No me molesta que me llames Alfredo, yo te llamaré Josefa.

- Pero, usted es alguien importante. . .

- Y tú salvaste mi vida ¿No queda claro? .-La interrumpí dando fin al tema, la verdad estaba tenso, jamás se me dio bien el hablar delicadamente con una mujer, y la verdad no me importaba. Pero no quería que ella se sintiera ofendida.

- Alfredo, como un mayordomo. ¿Puedo hablar de Alfredo en mi casa? No revelaré su identidad claro está.

-Haz lo que quieras, la verdad no me importa ¿Cómo puedo pagar esta deuda contigo? 

- ¿Deuda? .-Cuestionó incrédula, la miraba de reojo y veía su liso cabello revolotear contra la suave brisa que se entrometía en el automóvil sin mi permiso.

- No puedo simplemente dejar tranquila, sin pagarte. . .¿Hay algo que quieras mucho?

Ella guardó silencio y apretó los labios, un semáforo me dio el tiempo de mirarla. Había desviado su vista de la mía y ahora estaba perdida en sus pensamientos. Estaba a punto de repetir la pregunta.

-Lo pensaré.-Agregó de manera justa y aspera, pero luego volvió a mirarme sonriendo.- ¿Hay algo que te gustaría tener Alfredo?

Sentí mi propia expresión de sorpresa y volví a acelerar, ya faltaba poco pero las respuestas de que quería se sentían como pausas en el tiempo.

Quería que Catalina creciera llena de amor, que Evelyn volviera por ella,ni siquiera por mi. 

- Vacaciones.

-Yo pensaba que los políticos ni trabajaban.-Bromeó y volví mi mirada a ella, planeé sermonearla, indicándole que cada ministro trabaja a su manera, pero ella reía de una manera tan melodiosa que calló.

Lo que quedaba de trayecto ella se la pasó tarareando cualquier tema que saliera en la radio, de todos los estilos y épocas, una gran conocedora.

Llegamos a una de las heladerías más populares de la ciudad, y a su vez una de la más costosas, esperaba sorprenderla, pero no.

De hecho, ella ya sabía que sabor escoger.

-  ¿Has venido antes? .-Le pregunté casi al mismo momento en el cual pidió los sabores.

- Mis tíos solían traerme aquí cuando era pequeña, y mi hermano me trae aquí dos veces al mes.

¿Acaso era ella de una familia adinerada? No, no podía ser. El barrio donde la conoció era uno de los peores barrios del estado.

- ¿Josefa? -Una voz masculina nos hizo voltear.

- ¡Oh, Edgar! -Exclamó ella corriendo a sus brazos. ¿Su novio? ¿Él también llevaba una cámara?

- ¿Qué haces con el Ministro aquí? -Su rostro no podía ocultar la sorpresa de verme junto a ella, pero a mi su rostro me hacía más bulla que a él el mío. Yo lo había visto antes.

- ¿Recuerdas que te dije que ayudé a un caballero el otro día? .-Ella volvió su sonrisa a mi y me apuntó.- Él es Alfredo. Alfredo, mi hermano Edgar Gaete.

Gaete Maule.

Edgar Gaete Maule.

Él era el hermanastro de Nicolás. 

Mierda.



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QUÉ TAAAAAAAAAAAAAAL.

Tanto tiempo </3 No sé si queden nenas que lean esto, pero bueh. <3 Esta es la última parte de Colors, ya que ahora que se muestra como se relaciona con los otros críos, los puedo adentrar en la historia de manera más light.

Gracias por leer. <3 

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2016 ⏰

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Mr President  [N.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora