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Mangel, Alex y yo fuimos hasta el cine ya que hacía bastante tiempo que no salíamos juntos.

Cuando salimos, decidimos ir a una pizzería, y no sé muy bien si por fortuna o por desgracia, la única mesa vacía estaba ocupada por Aroa y una chica con el pelo color castaño caramelo y ojos azules, que identifiqué como su amiga, y que más tarde descubrí que se llamaba Anaís.

Nos acercamos y preguntamos si podíamos sentarnos. Aroa, muy borde, respondió que sí.

Anaís: Tú..eres..el ¿RUBIUS?

La pobre chica empezó a hiperventilar. Intenté calmarla como pude.

R: Sí. el mismo.

Aroa puso los ojos en blanco como gesto de reproche y odio hacia mí. Intenté ignorarla con mi indiferencia mientas hablaba con su amiga.

Era una chica increíblemente dulce, todo lo contrario que Aroa, lo que me resultó muy chocante.

Aroa estuvo callada todo el rato. Mangel intentó hablarle un par de veces pero ella fingía que no lo oía.

Cuando íbamos a despedirnos, invité a Anaís a quedar al día siguiente, no sé si porque me gustaba o por ver la reacción de Aroa.

Anaís aceptó encantada y yo volví a mi casa pensando en la cita perfecta para el día siguiente.

Si todo salía bien, Anaís se lo contaría a Aroa, y podría saber definitivamente si le gustaba o no.

O rezar también para que no me matara era una opción bastante acertada.

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