Llegamos al departamento de Nick, que decidimos por acuerdo mutuo costear un departamento juntos, por mientras estaremos en el suyo. Entramos, en este mes hace un frío insoportable. Aún es el cumpleaños de Nick y sé de un regalo que amará, más que casarnos. Lo detengo al cerrar la puerta, lo miro y él se pone algo rígido, él sabe cómo yo lo que puede suceder pero como caballero que es, no abusa de ello y no dará engreimiento a su varonilidad. Le sonrío y él me la devuelve con integridad.
-Tomaré un baño, -dicta, asiento. Él coge su toalla y se adentra al baño. Está siendo evasivo. No sé porque, si lo que tenemos que hacer es normal por todas las parejas y yo lo deseo. Camino en toda la habitación, escucho la ducha ¿ducha? El agua debe correr fría.
Desordeno mi cabello, pensando en lo incierto, aprovecharé que está en el baño para así idear algo, pero ¿qué? ¿Hablarlo con él? Sería la mejor opción, solo que tomaré venganza por esto.
Busco entre su ropa, escojo una camisa de cuadros celestinos y blancos, me quito a una velocidad extrema mi camiseta, me pongo la camisa de Nick, me quito mis jeans, pongo mi ropa encima de su ropa donde encontré su camiseta, la doblo, imitando al resto de su vestuario. Me quito mis botines, me miro en el espejo. ¿Deseable? Si, Deseable. Me digo a mí misma. Mis piernas están desnudas y siento un poco de frío, la camisa de Nick solo cubre algo esencial; agradezco que haya alfombra así mis pies no sufren tanto. Veo sus lociones, siempre me gustaba como olía Nick, él siempre ha sido tan perfecto hasta con su higiene, cojo su loción y froto un poco en mis piernas, alzo un poco la camisa para rosear un poco de su colonia en mis pechos, muerdo mi labio al sentirme así de provocativa para él. No me he sentido tan emocionada por tener relaciones con alguien pero quiero que con Nick sea diferente, quiero ser yo quien se lance, quiero ser yo la que dé inicio a todo esto; él fue valiente y dejó su orgullo por mí, yo gustosamente le mostraré mi orgullo y valentía.
El tener relaciones es sentirse bien con uno misma, yo antes de entrar a rehabilitación no sabía eso, cuando salí sabía que debía cuidar mi cuerpo, Wilmer se mostró diferente y creí que era el indicado pero no lo fue. Nick lo es.
Estoy sentada en la esquina de la cama de Nick, escucho detenerse la ducha, Nick se ha demorado bastante, apuesto que Nick piensa que en este instante estoy descansando. Me levanto y voy a su cocina. Fingiré beber agua y luego sueño. Por el corredor lo veo, cruza sin darse cuenta que no estoy en la cama; Está en toalla que rodea su estrecha cintura, veo sus bíceps mojados y sus piernas están velludas, río internamente. Agradezco que el refrigerador esté cubriéndome, así lo puedo espiar más de la cuenta. Su cabello crespo ya crecido está tonificado y amenazan a volver aparecer sus rulos, lo pierdo de vista, está cambiándose. No sé si se habrá dado cuenta, se demora cambiándose, lamentablemente una pared obstaculiza mi visión a su cuerpo. Cuando lo veo en el corredor, está en la cama, buscándome, caso que no estoy allí. Ya lo veo en pijamas, un pantalón afranelado celeste y camiseta blanca, veo que va a voltear a ver la cocina y me agacho ocultándome en la puerta del refrigerador. Saco una botella de jugo ahora no me importa de qué fruta sea, solo quiero distraerme de Nick. Cierro la refrigeradora y por el rabillo puedo verlo parado observándome. Reprimo una sonrisa al saber que está observándome en su camisa de algodón. Tomo un vaso y vierto el jugo, estoy bebiendo, giro y finjo que me atraganto de verlo parado en la entrada de la cocina. Él ríe silenciosamente negando con la cabeza, sigo bebiendo, termino dejando el vaso en el lavador, vuelvo a poner el jugo en el refrigerador. Soy consciente de la mirada sombría que percibo de él. Camino por su costado y me detengo, le regalo una sonrisa, sin mis tacos soy mucho más baja que él y tengo que levantar mi cabeza para mirarlo.
-¿Te gusta? –le pregunto, tocando las mangas que llegan hasta mis muñecas, -Lo vi y no me pude resistir. –En su mirada hay una chispa aleatoria, está debatiéndose en ser el respetuoso o ser lascivo, antes de darle tiempo de responder, me pongo de cuclillas y le doy un suave beso en la mejilla, -iré a descansar. –camino, dejándolo parado entre sus pensamientos, yo misma me aplaudo, -espero te unas. –le digo, y él lentamente voltea, me pilla lanzándome en su cama, empiezo a dar unos saltitos en su cama, luego me tiro en medio, su cama es muy grande, me cubro y cojo una de las dos grandes almohadas.
Cierro los ojos, pero lo observo apagar las luces, menos la de una lámpara en su dormitorio. Siento que se hunde el colchón, él está tomando su distancia, está casi al filo del lado izquierdo de la cama. Cuando se cubre, rápidamente me muevo a su lado, mi frente está tocando su espalda. Él se queda quieto, detiene su respiración, paso un brazo rodeando su cintura y el otro lo mantengo en su espalda. Mi respiración está caliente y choca contra sus omóplatos. Lo siento relajarse. Lo siento girarse, me toma por sorpresa, ahora mi frente está en su torso, sus brazos me rodean inmediatamente, calor me invade. Deposita un suave beso en mi cabello y pasa a detenerse en mi cuello, está memorizándome, se acuna allí, como si estuvieran moldeados para encajar perfectamente, solo con él, solo conmigo.
-Nick... –susurro.
-Shh... –dice bajo. Me acurruco más a él, muevo un poco mi cabeza para poder verlo, sus ojos están cerrados pero sé que no está dormido, solo se distrae en mi cuello, -por mucho tiempo he querido hacer esto. –dice como un susurro.
-Gracias. –le digo, aún así no se detiene, pero sus ojos están abiertos y me mira fijamente.
-¿por qué? –pregunta mirándome.
-Por amarme, por ser mi mejor amigo, te Amo Nicholas. –digo, un pequeño sollozo brota de mí. Odio ponerme melancólica en un momento tan hermoso como este.
Su abrazo es más fuerte, -¿sabes lo que me dijo tu madre? -Niego, moviendo mi cabeza, lágrimas corren por mi rostro. Él sonríe mientras limpia mis mejillas húmedas con su dedo gordo. –Ella dijo que, sabía que lo nuestro sucedería y me agradeció por adelantado de tu felicidad.
Me acerco más y hago chochar sus labios con los míos, es suave, lento, exigente, pero solo es un beso tierno. –Ahora que eres mía, solo quiero tenerte para mí, solo quiero ser el centro de tu atención, quiero pelear y reconciliarme contigo, quiero tu apoyo, quiero que conozcas el mundo a mi lado, quiero hacer todo contigo, solo los dos. –dice, sé a lo que se refiere, ahora entiendo porque ha estado rígido, él no quiere que quede embarazada, aún. Él aun quiere que este a su lado, si hoy quedo embaraza no disfrutaremos de nuestro matrimonio, tiene miedo de perderme después de lo tanto que hemos sufrido.
-Serás el número uno, siempre. –le digo, y él suspira y me atrapa en un jugoso beso. Me deja anhelando más, queriendo más.
-Promételo. –yo asiento, él ahora es mi prioridad, sé que sabe que lo amo, pero realmente lo amo.
Me vuelve, a besar. Sé que está haciendo esto para probarme de cuanto lo amo y no me molesta porque lo preferiría a él una y de mil maneras.
Su beso es más entrante, explora mi boca y yo la suya, nuestros labios están tan necesitados, solo se desean, se buscan y arden en un baile tan inesperado, algo exótico. Mis manos buscan con urgencia su piel, su cabello todavía esta húmedo y él está muy deseable. Bajo mis manos y encuentro el fin de su camiseta, lo comienzo a levantar y me ayuda sacándoselo, toco su pecho, están suave, su cuerpo es el más fornido que haya tocado, rompimos nuestro beso por la camiseta y cuando volvemos a unirnos se identifica más. Solo deseamos tocarnos más de lo debido. Me subo entre su cadera, lo siento y me siento tan tórrida, está deseándome más. Me empieza a desabotonar la camisa de él que llevo puesta. Nuestros labios siguen unidos y estamos acalorados, toco sin cesar su cabello, él susurra en mi oído.
-debes utilizar más seguido mi ropa. –me dice, cuando toda la camisa está abierta y lo veo observar mi pecho, desnudo. Agrega, -definitivamente, -se detiene poniendo sus manos en mi cadera y subiéndolas, frotando sus manos en mi piel, su piel es varonil, tosca pero complementa una suavidad al hacerlo, -será un placer sacártela, siempre.
Me sonrojo al instante, y él ríe entre dientes, sé que él está disfrutándome mi rubor. Él se mueve rápido y me pone debajo de él, su sonrisa es lobuna, está apretando mis pechos con el suyo. Mi sensibilidad está sobrevaluada, otra vez. Jadeo al instante al sentirme piel con él. Pasa su mano por mi pierna, disfrutando de mi piel con su tacto, la sube hasta su cintura, ahora lo siento mejor en mi entrepierna, me es difícil ignorarlo. Lo deseo más que antes. Su pecho se pone voluptuoso, frotándose con mis senos. Sé que lo hace a propósito, aplasto mis labios contra los suyos, aparece una sonrisa tan descarada que amo esa nueva faceta, juguetón.
-siempre he creído que se sentirán bien en mi pecho, -habla en mis labios, se refiere a mis senos, al instante me pongo muy roja, él ríe en mis labios y lo beso con una sonrisa tímida. –Te haré mía, una y muchas veces. Porque eres mía. Hoy y cada momento que estés conmigo.
-Siempre.