8.

18 5 0
                                    

- ¡Ya estoy en casa!- grito nada más cruzar la puerta, esperando una respuesta.

Pero la respuesta no llega. Vuelvo a estar solo, y mi hermano desaparecido... He decidido dejar de preocuparme por él. Ya es mayor para saber qué es lo que hace. Que entre y salga de casa cuando quiera.

Sólo quitándome los zapatos siento quitarme un peso enorme de encima. Piso el suelo descalzo y lo siento suave y acolchado. Esta es la mayor recompensa después de estar todo el día trabajando; la paz y tranquilidad de este sitio, aunque lo que verdaderamente necesito es descansar.
Tumbarme en la cama y dormir todo lo que necesite.

Paso por la cocina a por una copita de coñac francés y subo a mi cuarto. Me lo merezco. Me termino la primera y me sirvo otra, y otra, y otra.., hasta que pierdo la cuenta y me quedo dormido.

Seis Sesenta y SeisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora