15. Coche

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-Lo que intento decirte es que cuando te digo que estoy a punto de correrme abras la maldita boca para poner mi polla dentro. Luego te quejas que te cae semen en el pelo, o en el ojo y la verdad no me gusta correrme en la cara de las chicas. - Trató de explicar Justin limpiándome el esperma de mi cara y pelo.

-Bueno, normalmente, las personas lo hacen. - Miré nuestro reflejo en el espejo.

-No, las grandes estrellas porno solamente. - Él respondió sin rodeos.

Cuando terminó de limpiarme, lo miré desde el espejo. -La puerta. - Señalé a la puerta, Justin me miró. -Fuera, o no habrá más sexo. -Apreté los labios, Justin se relamio los suyos y de mal humor mientras caminaba hacia la puerta. Cerré la puerta, bloqueándola. Me di la vuelta para ir a la ducha mientras Justin golpeaba.

-¡Olivia!¡Tu madre acaba de llegar y estoy desnudo!- Gritó.

-¡Lo siento, no puedo entender lo que dices! - Grité entrando en la ducha.

-¡Oliva, no estoy jugando!¡Dejame entrar, ahora! -Exigió. Me lo imaginaba de pie allí, con las manos sobre su virilidad, sabiendo que su mano no era capaz de cubrir todo su miembro y mirando la escalera con pánico.

-¿Qué has dicho? No puedo oírte, estoy en la ducha. - Reí ante la imagen de mi madre entrando en la casa para encontrar a Justin desnudo.

Me lavó lentamente mi pelo, y mi cuerpo, asegurándome de sacar toda el semen de Justin de mi pelo. Cuando terminé, me seque y vestí. Ya conocen la rutina. Una vez en la planta baja estaba Justin sentado en el sofá con ropa de Derek, supongo.

-¿Por qué estás aquí? - Le pregunté, tirando sus pies hacia el suelo que estaban sobre de la mesa que se encontraban en el centro de la sala de estar y le quité el mando de las manos.

-¡Olivia! Sé amable con él. No te ha hecho nada malo. -Mi madre me regañó desde la cocina. En silencio le indicó con el dedo que se vaya y cambió lo que Justin estaba mirando.

-¿Por qué no estás con mi hermano? - Le pregunté a Justin.

-Porque te estaba follando.- Susurró. -Y tuve que robarle ropa para que tu madre no me encontrara desnudo.

-Eso suena como un problema personal.- Justin lanzó su lata vacía hacía mi. - Pon tu basura, en la basura.- Le dije, arrojando la lata otra vez en su dirección.

-Bueno, ¿por qué crees que te la he lanzado? - Levantó las cejas, una sonrisa se asomó en su rostro.

-Eres el rey de los gilipollas. ¿Lo sabes? - Entrecerré mis ojos.

-Sí, bueno parece que a alguien le gusta el pene del rey.- Se burla relajado en el sofá.

-Honestamente, no te soporto. Eres tan jodidamente molesto.- Escupí, levantándome para ir hacía la cocina.

-¿Me prestas el coche?- Le pregunté.

-Sí. Ten ciudado. Te quiero.- Dijo a lo que murmure un "te amo". Agarre mi teléfono y salí. A medida que me acercaba al coche veo como Justin viene corriendo hacia mi. Él abrió la puerta y se deslizó dentro. -¿Qué estás haciendo? - Le pregunté sin comprender.

-Voy contigo. ¿Qué te parece? - Su rostro se arrugó como en un gesto obvio.

-Lo que sea. Sólo por favor no seas molesto.- Suspiré al arrancar el coche y empecé a invertir a conducir.

-Sabes que te gusta. - Él sonrió mientras arqueaba sus cejas.

-¿Quieres callarte y sentarte de una maldita vez?- Lo miré enfadada. Él tenía una sonrisa que me hizo sonrojar.

Enemigos con beneficiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora