09. Dolares y preguntas

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Anoche, Surina, Aaron, Tatiana, Olive nos fuimos a un restaurante de lujo para celebrar el compromiso de Surina y  Aaron. El restaurante estaba iluminado, las luces emitían una luz brillante, la música era clásica y suave. Decir que no era caro sería engañoso. Lo más barato en el menú eran unas malditas tiras de pan...que valían veinte malditos dólares.

Decidieron ir a un club pero me negué porque tenía algo muy importante que hacer el siguiente día.

El cumpleaños de mi padre. 

Sólo queremos celebrarlo con él. Pero no podemos.

Lo más cerca que podemos llegar a celebrarlo con él es yendo a su tumba, donde armamos un pequeño picnic con sus bocadillos favoritos, mantequilla de maní y plátano y de beber Sunkist... es todo lo que nos queda.

Estaba terminando de maquillarme cuando mi hermano llamó a mi puerta. Él asomó la cabeza para ver es que estuviera lista, a lo que asentí y me levanté del taburete, me acerqué a la cama y cogí las flores que estaban allí. Escogí las flores hace unas semanas y los recogí ayer desde de la tienda de flores. Era una mezcla de flores de color rosa y blanco con helechos colocados en ellos.

Tenía un vestido blanco con un poco de encaje que lo cubría y collares de mi padre que me había dado.

Seguí a Derek, que tenía unos pantalones cortos de color melocotón y un polo. Se veía muy bien con su piel bronceada, y un par de esas cosas que usan los chicos que follan mucho... no es que mi hermano fuera uno de esos chicos mierda, oh a quién estoy engañando, lo es.

Llegamos al final de las escaleras y mi madre estaba de pie vestida con una chaqueta de color verde oscuro y pantalones, camisa y zapatos de tacón color negro, que hacía juego con su bolso. Mi mamá era bastante elegante...

Caminamos hacia el coche. Derek se puso de conductor y mi mamá se puso en el asiento del pasajero, colocando su bolso en su regazo, poniéndose sus gafas de sol sobre los ojos. Conducimos al cementerio en paz, nadie dijo ni una palabra durante todo el viaje.

Aparcamos el coche, pero nadie daba el primer paso para salir de este. Esto es lo que pasaba siempre. Esperábamos hasta que mi mamá estuviera lista. No antes, ni después.

Pasaron unos minutos, ella temblorosamente suspiró y asintió con la cabeza, Derek apretó un botón para destrabar las puertas del coche y así poder salir.  Derek rodeo el coche hasta el maletero donde sacó de este la canasta y la manta. Me agarré con fuerza de la mano de mi madre y comenzamos nuestro camino hasta la tumba. Mientras más cerca estábamos más apretado era mi agarre en la mano de mi madre.

Una vez que llegamos a la tumba, nos quedamos allí, esperando a que ella dijera que la dejemos un momento y así poder establecer el picnic. Mi madre dejó escapar un suspiro, seguido de una lágrima que cayó en cascada por su mejilla, debajo de sus gafas de sol. Las lágrimas llenaron mis ojos mientras veía a esa fuerte mujer que amo, y la falta de mi papá. Ella asintió con la cabeza. Di un paso hacia delante y coloqué las flores en el soporte que teníamos en su tumba.

Después de eso Derek estiró la manta y colocó la comida sobre esta, nos quedamos allí un largo tiempo mientras nuestra madre se había a la lápida y hablaba con mi padre. Cuando volvió y estábamos todos sobre la manta, tuvimos nuestro almuerzo, sin rumbo de conversamos, solo acerca de la vida y el pasado.

-Oh, Dios mío, ¿te acuerdas cuando papá y Derek estaban jugando al baloncesto y él se deslizó por las escaleras en ella y papá la rompió? -Señalé a Derek recordando ese momento con claridad.

Flashback

-Carson, si le haces daño a mi hijo que dios te libre. No voy a pensar dos veces antes de patear tu culo.- Le gritó mi madre a mi padre. Él se sentó en la cesta, flexionando sus piernas mientras apretaba su cuerpo al interior de la canasta.

Enemigos con beneficiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora