·Prólogo·

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—Psst, psst. ¡Marinette!—susurraba su mejor amiga en clase de lengua.

Marinette no se daba por aludida y eso ponía de los nervios a Alya, su mejor amiga. Tras la primera hora, la actitud de la chica de cabellos azabaches se había hundido. Ella no le había dicho motivos, pero fueran los que fueran, Alya los descubriría tarde o temprano.

—¡Marinette!—volvió a llamarla en cuanto la profesora se dio la vuelta.

—¿Qué quieres pesada?—Marinette se dirigió hacia ella con un tono de voz cansado.

Alya no contestó a la pregunta.

—¿Qué ha pasado tras la primera hora Marinette?

Esa pregunta la tomó desprevenida. ¿Qué había pasado? Respiró hondo y se mordió el labio, sin saber cómo decírselo a Alya. El motivo era muy simple, pero para ella muy doloroso.
Porque decidme: ¿Quién no sufre cuando le rompen el corazón?

—Adrien Agreste —Alya la miró extrañada— ese es el motivo.

Alya pareció comprender a qué se refería. Con un gesto, la indicó que se lo contara luego. Tras esa corta conversación, las dos horas que quedaban para el recreo se volvieron lentas para una, y dolorosas por el mero recuerdo de lo sucedido, para otra. 

Cuando sonó el timbre Marinette fue al pupitre de su amiga y las dos bajaron juntas al recreo.

—Ahora dime —Marinette levantó su vista del croissant—. ¿Qué ha pasado con él?—preguntó poniendo más énfasis en la última palabra.

—Han vuelto Alya. Adrien y Chloe han vuelto.

Parpadeó rápidamente para que esas ganas de llorar se fueran. Alya sin embargo tenía unas ganas enormes de matar a su compañero de clase.

—Nino se enteró hace tiempo de lo que sentía por él —empezó a explicarla—. Entonces, hoy, mientras calentábamos en educación física se acercó a mí y me soltó la bomba: "Mari, lo siento mucho, pero Adrien y Chloe han vuelto" —pronunció intentando imitar su voz—. Claro, tú imagina mi cara; bueno, mi ánimo, mi cara, todo...Hundido, hundido completamente.

Suspiró tristemente y apartó la vista cuando Chloe y Adrien pasaron delante de ellos.

—Se va a cagar —pensó Alya al ver a su amiga— Agreste. Estás muerto.

Sólo él. «Adrinette»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora