Damián llega y me mira entrecerrando los ojos, camina hasta mi y se cruza de brazos mientras me observa atentamente.
Que yo sepa, hoy no he entrado a su dormitorio así que no he tocado nada suyo.
— Hoy te comportas como una niña de catorce años de edad — Dice.
— Soy una niña de catorce años de edad— Frunzo el ceño.
— Pero te comportas como una de doce — Sonríe.
— Y tú como un amargado de cuarenta años — Ruedo los ojos.
Damián ríe y yo lo fulmino con la mirada.
— Pero hablando en serio — Dice él —, hoy te pido de corazón que no me avergüenzes, ¿Puedes hacer eso por tu hermano?
— ¿Y qué gano yo con eso? — Entrecierro los ojos.
— Mi respeto — Dice de manera seria.
Hoy mi hermano amaneció chistosito.
Suelto una carcajada, Damián rueda los ojos.
— Te daré 10$.
— ¡Vamos! — Me seco una lágrima imaginaria de tanto reír —, hoy amaneciste con unos chistes muy buenos.
Río más fuerte.
— ¡Ashley! — Exclama furioso —, esto va en serio.
— Entonces serán 50$ — Suelto una última carcajada.
— ¡Eso es mucho! — Exclama.
Asiento.
Así es como se manipula a las personas, chicas y chicos.
— Okay, conste que te tendré consideración — Lo apunto con el dedo.
— Sólo pídeme algo más bajo.
Ruedo los ojos — 40$— Digo.
— Sigue siendo mucho, que sean 30$ — Sonrío.
— Hecho — Río.
— Te lo daré cuando él se vaya — Dice, comienza a caminar hacia su dormitorio.
—¡Oye! — Lo llamo —, así no funcionan las cosas Damián, me debes dar el 50% ahora, luego me das lo que falta.
Rueda los ojos mientras saca de su billetera el dinero. Camina hasta mi y me pasa la Plata, yo le sonrío.
— Es un placer hacer tratos con usted, Señor Hamilton — Le guiño el ojo.
— No puedo decir lo mismo.. — Susurra.
Él es mi hermano mayor, tiene 19 años de edad, la misma edad que Nathan...
Te amo tanto Nathan.
Suspiro largamente.
¿Quién será el nuevo amigo de mi querido y amargado hermano? No lo sé, pero no creo que sea más lindo y hermoso que Nathan (Lindo y hermoso son cosas muy distintas) así que sólo le resto importancia.
— ¿A qué hora me dijiste que venía?— Pregunto.
Ésta pregunta la he dicho sólo para poder saber hasta qué hora podré estar divirtiéndome.
— A las dos — Sale de la habitación.
Bien, tengo una hora para poder hacer todas las travesuras que quería hacer para hoy.
.
Bajo las escaleras al escuchar el gran alboroto y una risa aún extraña para mí.
Paso por la sala de estar, y veo a mi hermano, al lado suyo está un chico de espaldas, con un tatuaje en el brazo izquierdo, un tatuaje bastante lindo, hasta creo que ya lo había visto antes.
Me aclaro la garganta captando la atención de Damián.
— ¿Qué haces?— Pregunta.
— Hermanito querido de mi corazón, ¿No piensas presentarme a tu nuevo amigo? — Digo con voz tierna y lo miro alzando una ceja.
— No...
El amigo de Damián da la vuelta y me mira.
¡No lo puedo creer!
— Na-Na-— Dejo de hablar por lo impactada que estoy.
—¿Lo conoces? — Damián me mira frunciendo el ceño.
¿Si lo conozco?¡Es el amor de mi vida, hermano! ¡Se todo sobre él!
— Claro, su nombre es Ashley ¿Me equivoco? — Sonríe de manera pícara mientras me mira entrecerrando los ojos.
— Yo, am — Me aclaro la garganta —, si, ¿Quién eres tú?
¿Es en serio?
— Ashley, él es Nathan — Dice mi hermano.
Ojalá y no se acuerde de lo que le dije el miércoles.
— ¿Nathan...? — Pregunto.
— Brown, soy Nathan Brown — Dice serio—, ¿Podemos seguir planeando la fiesta? — Le pregunta a Damián ignorándome.
— Si, pero antes... Ashley — Me llama.
Me mira con los ojos llenos de furia.
— ¿Si?
— ¿Es éste Nathan tu Nathan?
Miro a Nathan con los ojos como platos. Él sólo rueda los ojos.
Te odio tanto "hermano", sólo miéntele.
— Noo— Digo alargando la "o"—, mi Nathan es Nathan Davis, a él ni lo conocía.
Te agradezco lengua mía, por no haberte trabado a la hora de hablar, te regalo cinco estrellas.
— Claro que no — Dice sarcásticamente Nathan.
Mi Nathan...
— Aunque debo admitir que creo que tu cara me parece conocida— Digo examinando su rostro.
Diooos, es MUY bonito.
— Claro que me debes conocer, tú siempre me miras, ¿Pero sabes? No me molesta que lo hagas, es más, me encanta.
Trago saliva.
