Hoy era el gran día, así es, "Era".
Resulta que mi hermano trajo a unos amigos nuevos (Así es, son los terremotos) y me han despertado con sus gruesas voces.
- Ho... La- Digo al ingresar al living.
Nathan, Mathias y Damián me miran, y la mirada de Nathan es tan pesada pero me encanta y me pone nerviosa.
- ¿Qué hace ella aquí? - Pregunta Mathias.
Nathan lo mira con el ceño fruncido, hasta parece que se ha enojado.
- Ella vive aquí - Le responde frío.
Trago saliva.
Mathias asiente y me mira, mi respiración se acelera.
Ellos son muy lindos, y yo no sé qué cara poner cuando me miran.
- Tú eres la hermanis de Damián - Afirma Mathias.
Asiento. En éste momento me encuentro tan nerviosa que no me puedo ni mover.
- Es su hermana Mathias, su hermana- Dice irritado Nathan.
- Lo que digas Nathan - Ríe- Eres linda, ¿No quieres ir a dar una vuelta conmigo?
Abro los ojos como platos.
- Yo... Am...
- ¡Vamos! - Insiste -, sólo iremos por helado.
- Deja en paz a mi hermana Centurión - He aquí cuando me alegro que mi hermano sea un celoso de primera.
- Ya, ya. Por el momento te dejaré en paz chiquitita, pero no te salvas de mí - Me guiña el ojo.
Qué miedo.
Damián y Mathias salen del lugar dejándome a solas con mi amor.
Nathan ríe al ver mi rostro de terror - Él nunca deja pasar a una chica, pero te doy mi palabra que contigo no intentará nada.
Sus palabras realmente logran tranquilizarme un poco, no tanto, pero algo es algo.
- ¡Tranquila Ashley! - Ríe -, te lo estoy prometiendo, confía en mí.
- No te conozco - Digo, y en realidad sólo conozco lo que dicen de él, no conozco cómo es en realidad -, no puedo confiar en tí.
- Pues deberías, porque yo no ando por ahí prometiendo cosas a personas que no conozco- Dice acercándose un paso más, quedando cara a cara conmigo.
¿Qué diablos esperas para mirarlo a los ojos? Pues coraje, tal vez. Ah sí, me había olvidado que tú eres cobarde. No es tan fácil. De hecho sí.
Tomo el coraje de no sé dónde y levanto la vista, él me sonríe y niega.
- No deberías mirarme a los ojos - Dice de manera fría.
- ¿Por...qué... Am... No? - Pregunto.
- Porque te puedes enamorar de mí, y apuesto que eso ni tú ni yo no queremos.
¡Pero si yo ya te amo!
- ¿Por qué no queremos es... eso?
- Porque vas a sufrir como nunca, te juro que si no dejas de mirarme como lo haces todos los días te vas a meter en un pozo sin fin. Te advierto que te alejes de mi - Su semblante me asusta.
Todas dicen que él es alguien malo, que no tiene compasión por ninguna chica.
Pero creo que hay algo más.
Tiene que haber algo más.
- ¿Y...y si... si yo quiero sufrir? - Pregunto preparándome ante cualquier respuesta.
- Tú no podrás aguantar tanto dolor.
Bajo la vista hasta su pecho, porque bueno, mi cobardía es mayor que mi coraje.
¿Cómo sabe que no podré aguantar?, No lo sé, tal vez porque no puedes mirarlo ni siquiera bien a los ojos al menos por un minuto. Pero puedo volverme fuerte.
- Eso no lo sabes - Murmuro.
Alzo la vista y mi mirada se conecta con la de él.
Mi rostro se calienta.
- Nadie gana nada con averíguarlo - Su rostro se torna serio, con sus nudillos apretados y sus cejas fruncidas, como un chico malo completo.
- Tal vez ganemos algo grande, porque nadie sabe lo que llevar a la acción ésto podría traernos de resultado- Digo firme, tratando de hacerme la valiente.
Por más que actúe con Jade o con mi familia de la forma más normal del mundo, siempre esquivo las groserías y no hablo mal de nadie.
Soy tímida y muy miedosa.
-¿Por qué insistes tanto, Ashley? - Se acerca más, tanto que nuestras respiraciones se mezclan. Pero obvio él no creo que de una manera linda, si no que amenazandome con su mirada dura.
- Porque quiero demostrarle a todos lo capaz que soy de soportar estar a tu lado.
Él me escanea la cara, mientras yo hago lo mismo. Desvía la vista y mira para otro lado, niega con la cabeza.
- Eres muy menor aún.
Me hecha una mirada rápida por última vez y sale de la habitación.
¿En serio estuve hablando con mi amor platónico? ¡Si! Por cierto dijiste las palabras adecuadas. Gracias.
-¡Ashley! - Grita mi hermano desde el patio delantero - ¡Tu estúpido amigo al que odio te vino a visitar!
Sonrío - ¡Voy! - Grito corriendo y tropezando con mi pie.
Duele.
-¡Apúrate porque estoy a punto de echarlo a patadas!
-¡Voy dije!
