¿Es normal sentir miedo de perder a alguien?
Sí, en este mismo momento, con Nathan frente mío siento que mi corazón quiere llorar.
No creo poder soportar perderlo. Ni mi mente ni mi corazón lo aceptan, me siento atada a él.
Soy tan tonta, ¿Por qué depender de un hombre? Siempre me pareció absurdo ese pensamiento. Ninguna mujer debería de depender de un chico, es muy estúpido.
Yo soy estúpida.
—¿ En qué piensas?— Pregunta Nathan.
Sólo niego con la cabeza y me esmero en terminar de comer.
(...)
—¿No se pueden quedar a dormir?— Pregunta Nathan.
Miro a mi hermano preguntándole con la mirada qué le pasa a su amigo.
— No lo creo— Contesta mi hermano.
—¿Por qué no? Es muy tarde y el barrio es muy peligroso, mis padres me prohibieron usar el auto y el chofer ya se fue.— Miro a mi hermano y él me mira a mi— No quiero que te pase nada amigo.
Y es ahí cuando quiero tirar todo a un lado y saltar por Nathan tierno Brown.
— Es verdad hermano, ¿Podemos quedarnos hoy? Solo será por esta vez— Pongo la mejor cara de perrito que pueda poner.
Mi hermano se ríe de mí y asiente.
— Sólo que tu hermana va a dormir afuera— Dice.
—¿Cómo? — Pregunto incrédula.
— ¿En serio piensas que me preocupo por ti? — Pregunta burlón.
— Yo creí que...–
— Pues no — Me corta— Tú si te quieres quedar puedes dormir en ese sillón — Dice apuntando el sillón.
Bueno, al menos parece cómodo.
— Ah, entonces yo me voy yendo, hermano en serio quiero que te quedes acá.
Damián ríe y asiente.
— Como quieras hermana— Dice.
¿Qué? ¿Va a dejar que me vaya sola?
— Si, entonces... me voy — Camino fuera de la casa y miro para atrás.
¿Sólo se quedarán ahí mirándome?
Sigo caminando mirando firmemente al frente.
Tengo orgullo.
De repente Nathan dejó de ser atento conmigo, ¿Cómo puede ser tan bipolar? Y mi hermano, ¿Tengo al peor de los hermanos o es normal que ellos sean así con sus hermanas pequeñas?
En la tarde todo era chiste y risa, ¿Es que cuando se pone la noche él cambia de actitud?
— Ashley quédate — Una voz me sorprende de repente.
Giro y miro a Nathan con los ojos llorosos.
—¿Qué te pasó?— Pregunto.
— Soy un tonto, lo siento Ashley— Enreda sus brazos alrededor de mi cintura y me atrae hacia él, dándome el mejor abrazo del mundo.
Claro que eres un tonto Nathan. ¿En serio ibas a dejar que me vaya sola caminando en una calle tan peligrosa?
— No quiero dormir en ese sofá.