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Estaba de espaldas al espejo mirando lo entallado que el pantalón negro me quedaba tanto en mis piernas como en los glúteos. Hace dos años que comencé hacer dietas y ejercicios impuesto por mi madre, siempre con la buena escusa que el aspecto es sumamente importante ante los empresarios que comúnmente ella se encuentra en contacto. Al principio me negué rotundamente, pero al final terminó arrastrándome en su estilo de vida saludable.

Ahora es cuando le agradezco que me haya obligado.

Metí mis dedos entre mis cabellos negros desordenando un poco la parte de arriba, al lado y por último el flequillo. De una lata circular pequeña tomé dos anillos que estaban en su interior, en la mano derecha lo coloque en el angular y en la izquierda en el dedo de en medio. Di una última vista a todo mi atuendo junto con el peinado, le sonreía a mi reflejo.

- Sí, sí. Ya voy - dije al aire al sentir en mi bolsillo vibrar mi celular. Apague las luces y al igual que ayer le puse seguro a la puerta.

El bajar fue más fácil, estaba en menos de cinco minutos a bajo acomodando mi chaqueta, le quite cualquier rastro de polvo, miré a todos lados y salí caminando rápidamente hasta la reja de la casa.

Me detuve antes de salir al percatarme que el carro de mi madre seguía adentro ¿No se había ido? Por un momento dude el irme o no, pero desde la acera de enfrente estaba TaeHyung agitando su mano con una gran sonrisa cuadrada. Me alce de hombros, ella nunca se dará cuenta.

- Pensé que tendría que ir a buscarte - habló en cuanto llegue junto a él. - Vamos, Jin nos espera en la camioneta.

Asentí y los dos caminamos hasta la Jeep de color negro que Jin tanto amaba y nunca soltaba. Nuestras miradas se cruzaron por el espejo lateral del piloto, esbocé una sonrisa al mirar su rostro más tranquilo y alegre como de costumbre. Prendió el motor del carro al vernos más cerca, TaeHyung rodeo por la parte de enfrente y se sentó de copiloto.
Mientras que yo abrí la puerta trasera del lado de Seok.

- Debo decir que te ves bastante bien, Jimin - me sonrojé ante el cumplido y al notar que me veía por el retrovisor. -Luces mayor.

- G-gracias - conteste todavía más apenado al escuchar la risilla que daba mi mejor amigo.

- Arranca de una vez - habló TaeHyung sin dejar de reír. Jin asintió y puso el coche en marcha.

Taehyung conectó su Bluetooth del teléfono con el de la pantalla del carro. Escogió una canción subiendo todo el volumen, los dos hermanos comenzaron a cantar a todo pulmón. Los mire por unos minutos riendo de las caras que hacían al imitar los miembros de la banda que sonaba, enseguida me uní a ellos en el estribillo que comenzaba.

- See you now, see me now, I'm broken in my faith - cantábamos los tres.

- Oh, please God hear me? Mueosdo hal su eobsneun- Taehyung comenzó a cantar solo. Bajo la ventanilla contándoles a las personas que caminaban por la banqueta. Jin y yo nos reímos de su ocurrencia.

- I'll pray, I'll pray, I'll pray, I'll pray for you - Mi risotada se escuchó por sobre la música, TaeHyung bajaba y subía su cabeza simulando que tocaba una guitarra mientras cantaba la parte de la canción.

- Para... - le pedí sin poder dejar de reír y todavía más fuerte al ver que se golpeó la cabeza en la parte de arriba de la guantera.

Jin también moría de la risa pero lograba controlarse para no chocar o dar un volantazo y por mínimo llevarnos un buen susto los tres.
La canción terminó y ahora sonaba una más tranquila por la bocina del carro, me acerque a mi ventana y apreté el botón para bajar el cristal. Me recargue un poco de él y enseguida reconocí el lugar, nos encontrábamos en el centro. Se ve tan solitario de noche, muy diferente a cuando se encuentra aglomerado por la mañana y tarde; no había más que una que otras personas intentando parar taxis.

Ventajas de ser invisible «y.m» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora